El turno de la indecencia

El gobierno de Pedro Sánchez, entre la corrupción, el desprecio a la libertad y la alianza con enemigos democráticos, deja a España más débil y amenaza la democracia

La libertad es buena y, además, funciona. Genera prosperidad y es, sobre todo, la guardiana de la dignidad humana. Es utilidad y es, a la vez, ética. Ante una pregunta de Carlos Rodríguez Braun, el gran pensador liberal Karl Popper definió este hecho como “una feliz coincidencia”. Por esta razón, una sociedad que socava los pilares de la libertad acaba condenada a sobrevivir tanto en la pobreza económica como en la moral. Si se destruye el Estado de derecho, todo tipo de corrupción campará a sus anchas. Y es precisamente esto lo que está ocurriendo en esta España de Pedro Sánchez.  

El sanchismo es el triunfo de la indecencia. Es negar el peligro de una pandemia y, después, enriquecerse con ella. Es el desprecio a la Constitución y a la verdad. Es mentir para proteger a los delincuentes. Es asociarse con ellos. Es poner el futuro de España en manos de sus enemigos. Es Félix Bolaños autofelicitándose por permitir que Carles Puigdemont se autoamnistíe. Es el atroz encuentro entre el narcisismo y la inmoralidad. Es la arbitrariedad de los poderosos pisoteando la libertad del resto de los españoles. 

El sanchismo es el triunfo de la indecencia

Con socios bolivarianos y camaradas putinescos, el PSOE se ha convertido en claro enemigo de la democracia española. Nada queda de aquella socialdemocracia que colaboró en la consolidación de nuestra Transición. Pierdan toda esperanza. José Luis Rodríguez Zapatero desmanteló culturalmente el legado del pacto constitucional y situó a su partido en la semilealtad. Y ha sido Pedro Sánchez quien definitivamente ha convertido al PSOE en un partido desleal a la democracia y en un peligro para la nación.  

Sobre lo que estamos sufriendo estos días es difícil escribir sin quedarse corto. Puigdemont consigue una amnistía total y reconoce que la usará para regresar y reincidir con más fuerza e impunidad. Mientras el ministro Bolaños se felicita por el acuerdo con los separatistas, estos dejan muy claro que los catalanes constitucionalistas estarán más solos y desamparados que nunca. El gobierno del Estado nos ha abanado y se congratula. Nos dice que llueve en nuestra cara. 

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. EFE/ Sergio Pérez
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. EFE/ Sergio Pérez

La ley se rehace a medida que evoluciona la situación procesal del prófugo. Es la arbitrariedad absoluta. Es el delincuente legislando. A este paso pronto, los socialistas asegurarán que la sedición es un derecho y exigirán que este sea financiado con recursos públicos. Han cruzado todas las líneas rojas, todos los rubicones. No hay peor corrupción que la perpetrada por aquellos que robaron para romper la democracia y la convivencia. Pero los socialistas se felicitan por ello. Palmaditas en sus propias espaldas. Han asegurado la legislatura, dicen. Han afianzado su poder, creen. 

La ley se rehace a medida que evoluciona la situación procesal del prófugo

Sin embargo, la sospecha de corrupción se extiende por todo el gobierno, por todo el partido y por toda la familia. Estamos solo en el inicio. Ahora se comienza a tirar del hilo, y el perímetro de la trama no para de ampliarse. José Luis Ábalos no bastó como cortafuegos. No pasa una hora sin una nueva evidencia. Es corrupción de altos vuelos y transoceánica, de Air Europa a Venezuela. Hoy empiezan a entenderse las mil falsas versiones sobre el encuentro con Delcy Rodríguez en el aeropuerto Barajas. Ya no nos extrañaría que las famosas maletas estuvieran bajo el colchón de la Moncloa. 

En definitiva, el sanchismo salió más rico de la pandemia y España saldrá más débil del sanchismo. Todas las tramas confluyen en un superjefe que también es jefe del ejecutivo. Se siente impune. Nadie le ha tosido en el PSOE. El PSOE es Koldo. El PSOE estuvo aquella infame noche en Barajas. El PSOE está en Waterloo. No cabe esperar ninguna rebelión cívica en ese partido. No habrá un solo diputado socialista que no vote a favor de las leyes pro-delincuencia. Ha triunfado la indecencia. Sólo cabe preparar la urgente alternativa, la regeneración democrática y moral de España.  

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