Balance de la ofensiva arancelaria de Donald Trump: Acuerdos e inversiones sustanciales
Es legítimo que Trump quiera asegurar producción nacional de semiconductores, tecnología avanzada, acero, aluminio y vehículos, pero en sectores con menor valor añadido no puede competir con los países emergentes
La Casa Blanca anunció el jueves medidas arancelarias que suponen un vuelco al comercio mundial, estableciendo aranceles de hasta el 35% a Canadá, y del 30% para países como Sudáfrica o Suiza, que entrarán en vigor el próximo día 7 de agosto.
A la hora de repasar y valorar la ofensiva arancelaria de Donald Trump, es preciso recordar cómo ha cambiado en los últimos cincuenta años el listado de los mayores países exportadores del mundo.
Desde los años setenta hasta 2012, EE UU fue el primer exportador mundial, por delante de Alemania, Japón, Francia y Reino Unido. En 1995 China ocupaba la decimosegunda plaza con ventas de 143.200 millones de dólares, mientras que las de EE UU eran de 839.780 millones.
China ingresó en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001. Ese año las exportaciones de EE UU superaron el billón de dólares, mientas que las chinas fueron de 287.400 millones.
Pero poco más de diez años después, China adelantó a EE UU, en 2012, con cada país vendiendo por valor de 2,2 billones. El pasado año China tuvo un superávit comercial con EE UU de 295.000 millones.
China practica un capitalismo estatal destinado a maximizar sus exportaciones, mientras su población no consume lo suficiente.
Viola las normas de la OMC, porque otorga subvenciones muy sustanciales a sus empresas, no impide la violación de la propiedad intelectual y mantiene el yuan artificialmente bajo.
En 2024 EE UU registró un nuevo déficit comercial récord en bienes de 1,29 billones de dólares, un aumento del 12% respecto al año anterior. El segundo país con mayor déficit comercial fue Reino Unido, a bastante distancia, con 302.669 millones.
Anuncio de aranceles compensatorios
Donald Trump anunció aranceles compensatorios el 2 de abril sobre casi todos los países del mundo.
Se fijó un arancel base del 10% para casi todos los productos de todos los países. Además, el equipo de Trump analizó las barreras no arancelarias de todos los Estados, y Washington calculó un arancel compensatorio en función de los aranceles y barreras no arancelarias.
En cuatro meses EE UU ha sellado acuerdos con Reino Unido, Vietnam, Filipinas, Indonesia, Japón, Unión Europea y Corea del Sur.
Ha pactado una tregua con China y prorrogado el plazo para consensuar los detalles de tratados con México e India.
Recientemente Donald Trump ha anunciado aranceles compensatorios elevados sobre Brasil, Canadá e India, entre otras potencias.
Es legítimo que Washington quiera asegurar producción nacional de semiconductores, tecnología avanzada, acero, aluminio y vehículos
Por consiguiente, Trump ha logrado acuerdos con muchas potencias que acumulaban superávits con Washington: Vietnam (123.000 millones), UE (236.000 millones), Japón (68.500 millones), Corea del Sur (66.200 millones), Indonesia (17.900 millones) y Filipinas (4.900 millones).
Con la prórroga de la tregua con China, sólo falta un entendimiento con Canadá para haber renegociado sus relaciones con los diez países con mayores superávits con EE UU. Pero los titulares de la Casa Blanca en bastantes casos necesitan concreción.
El denominador común de todos los convenios es que establecen un arancel sobre las exportaciones a EE UU: 15% para Japón (compensatorio era 25%); 15% para Corea (en lugar de 25%); 15% para la UE; 19% para Filipinas; 19% para Indonesia; 20% para Vietnam; 20% para Taiwán; y 25% para India.
Apple se ha comprometido a invertir 500.000 millones en EE UU; TSCM,100.000 millones; y 50.000 millones AstraZeneca
En muchos casos se comprometen a adquirir Gas Natural Licuado (GNL) o petróleo de EEUU (por ejemplo, Corea comprará 100.000 millones en productos energéticos).
Se suprimen muchos aranceles sobre bienes que exporta EE UU, tales como automóviles y sus componentes, maquinaria, aeronaves y productos farmacéuticos y químicos. En algunos casos el país (Indonesia, Corea, Filipinas) acepta eliminar todas las tarifas aplicadas a EE UU.
Se abren también los mercados a productos agrícolas de EE UU. En los casos de Filipinas y Corea del Sur se estrechan los vínculos militares.
La UE y Trump
La UE acepta un arancel del 15% para el 70% de sus exportaciones de 435.000 millones a EE UU, y que el suyo descienda por debajo del 1%.
Washington no impondrá cargas adicionales para los semiconductores y fármacos, y se negociará un contingente para el acero estadounidense.
Las cifras más cuestionables surgidas de la reunión entre Trump y Von der Leyen son la hipotética compra de 750.000 millones en GNL y petróleo por parte de la UE en los próximos tres años.
El año pasado EE UU exportó energía a la UE por valor de 80.000 millones. Y la Comisión no puede obligar a los Estados miembros a llevar a cabos dichas adquisiciones.
Trump ha mostrado tanto radicalidad como pragmatismo.
La primera se plasma en su creencia de que con aranceles puede lograr que EE UU recupere capacidad industrial en un amplio abanico de sectores.
Frente a la alianza entre China y Rusia, la invasión de Ucrania y la ambición de Pekín de superar a Occidente en tecnología punta, es legítimo que Washington quiera asegurar producción nacional de semiconductores, tecnología avanzada, acero, aluminio y vehículos.
Pero en sectores con menor valor añadido e intensivos en mano de obra como la electrónica, electrodomésticos, textil, ropa, calzado y muebles, ni EE UU ni los países desarrollados pueden competir con los costes laborales bajos de los emergentes.
Trump presume de los 124.300 millones recaudados mediante los aranceles
Trump también sabe que los coches alemanes, japoneses y coreanos son valorados por los consumidores. Por ello UE, Japón y Corea pagarán un arancel del 15%, por debajo del amenazado 25%.
La Casa Blanca también excluye en todos los acuerdos productos populares entre los estadounidenses, tales como los de electrónica procedentes de Asia.
México y Canadá resolverán sus diferencias con Trump porque EE UU es el destino del 80% y 77% de sus exportaciones, respectivamente.
El ministro de Finanzas, Scott Bessent, ha concertado otra prórroga de 90 días con China y es la voz más influyente y moderada en el círculo económico del presidente. Podría celebrarse un encuentro entre Trump y Xi Jinping en la cumbre de APEC en octubre.
Se ha evitado una guerra comercial en toda regla y los principales socios comerciales de EE UU pagarán un arancel inferior al amenazado el 2 de abril.
Pero Trump no abandonará el arancel como instrumento polifacético para enfrentarse a políticas que considera perjudican a su país.
El Presidente y Bessent presumen de los 124.300 millones que han recaudado mediante los aranceles, un incremento del 130% respecto a 2024. Apoyan el proyecto de ley American Worker Rebate Act, que canalizaría parte de la recaudación entregando a cada familia 2.400 dólares
En junio la inflación interanual ascendió a 2,7% y la subyacente a 2,9%. Pero a muchas empresas se les acaba el inventario que acumularon antes de abril.
Procter & Gamble ya ha advertido que repercutirá los gravámenes en sus precios. El arancel promedio de los productos que compra EE UU ha aumentado del 2,5% en 2024 hasta el 14,5%, el nivel más alto desde 1938.
La otra dimensión de la reindustrialización de EE UU son las inversiones a las que se han comprometido países y muchas multinacionales.
Entre otras, 500.000 millones de Apple en cuatro años en IA y manufacturas; 100.000 millones de TSMC para plantas de semiconductores; y 50.000 millones de AstraZeneca.