En defensa de la Monarquía

El presupuesto de la Casa del Rey ronda los 7,9 millones de euros al año, muy inferior al de la república francesa (100 millones) o italiana (200 millones)

Era cuestión de tiempo. Podemos no ha tardado mucho en lanzar su particular ofensiva para tratar de acabar con una de las instituciones más importantes de España, la Monarquía.

Aprovecha de forma torticera las informaciones relativas al dinero que, supuestamente, recibió el rey emérito de Arabia Saudí para cuestionar abiertamente la Jefatura del Estado, pero, en realidad, se habría agarrado a cualquier otra excusa con tal de abrir este espinoso debate, ya que es uno de los pilares de su ideario.

El gran objetivo de Pablo Iglesias y sus acólitos, una vez alcanzado el poder, consiste en derruir lo que ellos llaman el “régimen del 78”, es decir, el actual sistema constitucional y democrático, puesto que su proyecto político, el comunismo, no tiene cabida en la Carta Magna.

Rey vs ‘Caso Dina’

Y dado que, hoy por hoy, descartan la violenta senda de la revolución, su estrategia consiste en debilitar y laminar, una por una, las instituciones clave que conforman el sistema, desde la economía de mercado y la libertad de prensa hasta la Corona.

Así pues, tarde o temprano, acabaría aflorando su repulsión hacia la figura del monarca, y cuándo mejor que ahora, aprovechando la polémica de Juan Carlos I para extender una oportuna cortina de humo con la que tapar de algún modo el escándalo de Dina Bousselham, cuyo desarrollo podría terminar con la imputación de Iglesias.

El partido morado ya no se corta a la hora de pedir la abdicación de Felipe VI y la celebración de un referéndum para establecer una nueva república en España, la tercera en su larga historia, y, para ello, apenas enarbola un único argumento: el carácter hereditario de la realeza.

Podemos olvida, sin embargo, que la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria, tal y como establece la Constitución, y que ésta fue votada en referéndum.

Una jefatura de estado barata

Aunque el gran problema de fondo es que los de Iglesias se centran en el método de elección, sin reparar en absoluto en los provechosos resultados que arroja esta organización, empezando por su coste. El presupuesto de la Casa del Rey ronda los 7,9 millones de euros al año, muy inferior, por ejemplo, al de la república francesa, que cuesta más de 100 millones, o la italiana, con más de 200, siendo, además, una de las jefaturas de estado más baratas del mundo desarrollado.

Por otro lado, pese a los vaivenes de los últimos años, la Corona sigue siendo una de las instituciones mejor valoradas por la población, especialmente si se compara con la animadversión y desconfianza que despierta la clase política en general. Asimismo, seis de las mejores diez democracias del mundo son monarquías (Noruega, Suecia, Nueva Zelanda, Dinamarca, Canadá y Australia), mientras que la mayoría de regímenes autoritarios se constituyen como repúblicas, según el Democracy Index de The Economist.

Algo similar sucede con el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, encabezado por Noruega y en el que numerosas monarquías sacan las mejores puntuaciones, a diferencia de las repúblicas socialistas de África, que ocupan los últimos puestos de la tabla. Seis de los diez países más prósperos del mundo también son monarquías, empezando por Dinamarca, y ocho gozan, además, de la mejor calidad de vida del mundo, según la OCDE, sin olvidar que encabezan, igualmente, el ranking de PIB per cápita. Sobran, pues, los motivos para defender la Monarquía.