Enel convierte a Endesa en una empresa sin futuro

El Ente Nazionale per l’Energía eLettrica (Enel) y la Empresa Nacional de Electricidad, S.A. (Endesa), cuyo 92% es propiedad de la primera, han “llegado a un acuerdo”. La empresa pública italiana ofrece comprar su participación en la chilena Enersis y ha propuesto el pago de un megadividendo por una cantidad cercana a los 8.253 millones de euros, cantidad que volverá a la caja de la empresa italiana, en su mayor parte.

La noticia ni sorprende ni deja de sorprender, aunque en este mercado persa en que se ha convertido el sector eléctrico español, no se descarta que el mercado pueda descontar incertidumbre con recortes en cotización, ya que contradice lo que anteriormente había declarado Enel. Esto genera a su vez confusión ya que la empresa italiana parecía haber dejado claro sus planes para Endesa, cuyos activos ibéricos representan el 22% del valor del capital en los términos más amplios, es decir, el precio que recibirían los accionistas a cambio de la venta de su sociedad en funcionamiento. 

La operación es la lógica culminación de un largo proceso iniciado con la controvertida autorización de venta de Endesa a la italiana Enel por parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Tras la venta de sus activos latinoamericanos a su matriz italiana, pasa a convertirse en una sociedad menor o jibarizada, como alguien la ha llegado a calificar y que viene a demostrar la poca importancia que los italianos conceden al negocio eléctrico en España, una vez exprimida convenientemente, quedándose con la parte de más futuro que es la latinoamericana.

En 2009, la entonces gran eléctrica española Endesa, que era también la primera compañía privada del sector en América Latina, cambiaba de dueño y su entonces propietaria, Acciona, presidida por José Manuel Entrecanales, se embolsaba 11.107,4 millones de euros –8.218 en efectivo y unos 2.889 millones en activos renovables– por su participación en la eléctrica española, consiguiendo así paralizar la OPA de la alemana E.ON sobre Endesa.

Como no podía ser de otra manera, que para eso son los dueños, la empresa pública italiana ha gestionado la que fuera la estrella de la corona del sector eléctrico español como mejor le ha parecido y para ello ha contado con la connivencia de Borja Prado, un presidente manejable no ejecutivo. Fue elegido por considerar los italianos que tenía acceso al Rey Juan Carlos por razones familiares, y con consejeros relevantes como Pedro Solbes, algo que siempre es bueno para deambular por un mercado altamente regulado por el Gobierno.

A partir de ahora, nada impide que se produzca una OPA de exclusión sobre el 8% que Enel no posee de Endesa o sobre el 30% que Enel no posee de Enel Green Power (EGP).