España conservadora  

La percepción que tienen los ciudadanos es que muchos de los avances sociales se pierden por el uso y abuso de la tecnología y por el elevado precio de la energía derivado del impacto de la guerra en Ucrania

La caída de la criptomoneda Luna ha supuesto la pérdida de más del 90% de su valor. La promesa de que las criptomonedas como el biocom iban a cambiar la lógica de los mercados y a evitar las prácticas especulativas no se ha cumplido. El aumento de personas que vuelven a los teléfonos móviles más sencillos sin conexión a la red muestran que el metaverso ya tiene en marcha su oposición.

La guerra que debería quedar atrapada en documentales y películas bélicas tiene en la invasión de Ucrania la prueba palpable de que el orden internacional se sigue estableciendo por la fuerza. Una buena parte de la sociedad que esperaba vivir en armonía con la naturaleza ahora sabe, una vez más, que necesita la energía para vivir y  que ésta se consigue dominando y explotando los recursos naturales. Cuando muchos pensaban que los espías eran cosa del pasado, ahora sabemos que la información es poder y que lo perpetúan las tecnologías de espionaje como Pegasus.

Ahora sabemos que la información es poder y que lo perpetúan las tecnologías de espionaje como Pegasus

La tecnología, considerada liberadora en el nuevo mundo prometido, ahora empieza a verse como una tiranía. Los eslóganes del nuevo mundo basado en sentir menos dolor y más placer, ahora se tornan falsas promesas; el dolor es el de siempre y el placer es tan artificial que ya no somos capaces de reconocerlo como tal. Todo parece confabularse para que el pasado sea un lugar mejor al que desear volver; nos percatamos de que el futuro prometido se asemeja mucho a esos juegos que auguran una gran diversión y que abandonamos tras la primera partida porque resulta aburrido y poco estimulante.  

El progresivo aumento de las actitudes conservadoras en las sociedades europeas, canalizadas por populismos o nuevos partidos, como En marcha de Emmanuel Macron o la social democracia conservadora, son una reacción a un futuro donde los ciudadanos pierden poder adquisitivo pero también su estatus de hombres libres. La reacción al futuro, el retorno a posiciones conservadoras por parte de una buena parte de la sociedad española quedará perfectamente retratada en las elecciones andaluzas, donde se prioriza la estabilidad y no las ilusiones de cambio.

Demasiado tiempo prometiendo nuevos derechos para ahondar en la igualdad

Demasiado tiempo prometiendo nuevos derechos para ahondar en la igualdad. Aunque algunos se han concretado, una parte de los ciudadanos se preguntan para qué nuevos derechos si los que habían conseguido, como es el caso de las pensiones, se encuentran ahora amenazados. La percepción que tienen los ciudadanos es que muchos de los avances sociales se pierden por el uso y abuso de la tecnología y por el elevado precio de la energía derivado del impacto de la guerra en Ucrania.

Se avanza hacia una sociedad más inclinada a valorar lo viejo conocido que lo nuevo por conocer. De esta forma, lentamente, la psique humana de los ciudadanos va a ser más determinante que las promesas electorales de los partidos políticos en las elecciones andaluzas. Lo que asedia a la mente hoy es un futuro que parece arrancar de raíz el presente; por esta razón, el conservadurismo  no deja de crecer en la sociedad española.