Factor Vox

Los socialistas deben optar entre aceptar el envite de la política de bloques diseñada por la FAES o hacer la ola a Cs para buscar luego pactos

Juan Manuel (Juanma) Moreno, del PP malagueño, será el próximo presidente de la Junta de Andalucía de no mediar un cataclismo. Según lo pactado con C’s, dirigirá un gobierno paritario de coalición. ¿Con qué votos? ¿Habrá o no habrá amago de cordón sanitario? Depende del PSOE.

Para ser elegido en primera vuelta, el candidato presidencial precisa el apoyo de la mayoría de la cámara. En la segunda vuelta, en cambio, la bastaría sumar más votos a favor que en contra, por lo que podría ser investido con la abstención de los socialistas. Abstención en bloque o parcial pero en todo caso muy significativa.

La mayoría absoluta en el Parlamento andaluz es de 55 diputados sobre un total de 109. Los populares y Ciudadanos suman 47 escaños. Si Vox vota a favor el saldo es de 59, cuatro más de los imprescindibles.

Pero resulta que si el PP va a llegar a la presidencia andaluza por la puerta grande, C’s no va sobrado de imagen centrista, por lo que su incomodidad es mayúscula. No sólo la de Manuel Valls como candidato en Barcelona sino también la de Albert Rivera.

Bloques a cara de perro

Regalar todo el espacio disponible de centro a Pedro Sánchez y declarar así abierta la política de bloques a cara de perro puede ser óptimo para el PP y para Vox, no para Rivera. Por lo que el PSOE será llamado a la responsabilidad por Ciudadanos. No por el PP, que no tiene el menor empacho en abrazarse con la extrema derecha pero sí por C’s. Recuerden que C’s subió como alternativa centrista al malvado y corrupto bipartidismo.

Dilema para Pedro Sánchez y dilema para Susana Díaz. Parece ser que la composición de la Mesa del Parlamento va a impedir que pueda presentarse en calidad de lideresa del partido con mayor número de escaños. Igualmente habría perdido pero con unas horas más de foco mediático en su haber.

De modo que sólo le queda tomar la oscura decisión de anunciar la abstención de por lo menos 14 de sus 33 diputados o bien optar por lavarse las manos ante el pacto con la extrema derecha y ser acusada por C’s de convertirlo irresponsablemente en obligatorio.

Lágrimas de cocodrilo

Los socialistas de toda España se han apresurado a dar por hecho el pacto PP-C’s-Vox y a rasgarse en público más vestiduras de las disponibles. Pequeño auto sacramental con lágrimas de cocodrilo. Sin embargo, Pedro Sánchez no ha dicho esta boca es mía.

En buena lógica política, si Andalucía fuera un estado soberano y no un banco de pruebas, un partido, de izquierdas o de derechas, descabalgado del poder tras más de tres decenios de uso y disfrute a placer, optaría por sacar lo que pudiera de lo perdido. Están en juego tanto la televisión andaluza como otros organismos con centenares de puestos de trabajo bien remunerados y miles de salarios nada despreciables, todos ellos socialistas o deudores de los socialistas.

La red clientelar andaluza es increíble y se la van a despedazar para montar luego otra con los afines. ¿Sería el daño menor si los socialistas se arrodillaran ante Ciudadanos? Tal vez en un primer momento, hasta las elecciones generales. Luego, a nadie en Ciudadanos le importaría que VOX tuviera la llave de la gobernabilidad en Andalucía… a no ser que por una extraña conjunción astral en España se formara un gobierno PSOE-C’s con apoyo de Podemos. Inverosímil hoy, no imposible en un futuro.

El dilema de Sánchez

Los socialistas deben optar entre aceptar el envite de la política de bloques diseñada por la FAES, y por lo tanto poner su futuro en manos de los votos nacionalistas e independentistas, o hacer la ola a C’s para buscar luego pactos que convertirían el PSOE en un partido más escorado al centroderecha que a la izquierda.

Si Sánchez calla es porque la decisión no es fácil. Pero puede que ya esté tomada por otros, y que los socialistas no tengan otro remedio que intentar ocupar el centro sin soltar la mano de los independentistas. Imaginen el ridículo de Susana Díaz si se abstuviera a favor del PP y su sacrificio no impidiese que Vox, siguiendo las instrucciones del padrino de su líder, que es el padrino de Pablo Casado, votara igualmente a favor de Juan Manuel (Juanma) Moreno.

La alianza PP-VOX, que es lo que hay y lo que va a perdurar en cualquier circunstancia, es un problemón para los demás. En primer lugar para C’s. En segundo, para el PSOE. En tercero, para España.