Festival de mamandurrias en el Ibex 35

Comienza el goteo de informes sobre las remuneraciones que los consejos de las grandes empresas cotizadas en bolsa percibieron en 2014. Por lo que ya se conoce, la palma se la lleva un año más el salmantino Ignacio Sánchez Galán, capitoste de Iberdrola, quien se embolsó la friolera de 9,1 millones de euros, a un promedio de casi 25.000 euros diarios, incluidos fines de semana y fiestas de guardar.

Dicho guarismo entraña un alza del 22% respecto del año anterior, pese a que los beneficios de la entidad se desplomaron un 9,5%. Adicionalmente, sobre Sánchez Galán llovió estos últimos días el maná de un bono estratégico por el periodo 2011-2013, cifrado en medio millón de títulos de Iberdrola, «gratis et amore». Semejante gaje supone, al cambio actual, 3,2 milloncejos de euros.

Su segundo de a bordo, José Luis San Pedro, que fue director general hasta junio, ingresó 1,8 millones. Los demás miembros del consejo carecen de funciones ejecutivas y su tarea, nada extenuante, se reduce a asistir a una docena de sesiones. Pero no por ello se les retribuye con menor munificencia. Por ejemplo, Inés Macho, se llevó al zurrón 519.000 euros; Samantha Barber, 496.000; Julio de Miguel, 493.000; y el ex ministro Ángel Acebes y Xabier de Irala, 299.000.

El alegre festival de las mamandurrias en España no tiene fin, ni tasa ni medida

También suben como un cohete los emolumentos de Francisco Reynés, consejero delegado de la concesionaria de autopistas Abertis. Su recompensa se disparó nada menos que un 112%, hasta los 6,4 millones, distribuida entre dos millones de salario y 4,4 millones para engorde de su fondo de previsión. Al igual que Galán, a Reynés acaba de tocarle un premio gordo de lotería. El consejo le ha obsequiado con un bonus de seis millones, adicional a sus estipendios ordinarios, que podrá hacer efectivo dentro de un par de años.

Tras Reynés figuran Salvador Alemany, presidente del consejo, con 1,04 millones, un 7% menos que el ejercicio precedente; Isidro Fainé, líder de La Caixa, con 111.000 euros; y una sociedad de Carmen y Liliana Godia, con idéntica suma.

BBVA es otra institución que de antiguo trata a su estado mayor con enorme esplendidez. Su mandamás, Francisco González, ex arbitrajista bursátil, cobró 5,4 millones, un 5,3% más. En esta ocasión, y sin que sirva de precedente, le supera con creces el número dos de la casa, Ángel Cano. Además de su momio acostumbrado, de 3,89 millones, el banco inyectó 2,6 millones más a su particular fondo de pensiones. Éste crece año tras año, a fin de que su titular no haya de ir mendigando por las esquinas cuando decida tomarse la jubilación.

Las canonjías dispensadas a los vocales de a pie de BBVA, igual que las de Iberdrola, son suculentas. José Antonio Fernández Rivero, casi un millón de euros; Juan Carlos Álvarez Mezquíriz, 794.000; José Luis Palao García-Suelto, 447.000; y Susana Rodríguez Vidarte, 423.000.

Por lo demás, al antes citado Cano debe hacérsele la boca agua cuando piensa en la suerte de Javier Marín, de 48 años, su ex homólogo en Banco Santander, que se ha prejubilado en unos términos crematísticos apabullantes. El patriarca Emilio Botín nombró a Marín consejero delegado en abril de 2013. La hija del magnate, Ana Botín, a poco de encaramarse a la cúspide del banco, lo destituyó fulminantemente.

Pero no le dejó en la indigencia. Bien al contrario, el banco le ha librado un cheque de casi 11 millones. Además, hasta que Marín alcance los 65, le abonará cada año 440.000 euros para su fondo de pensiones. Duelos con pan son menos. Por cierto, a la hora de adjudicarse soldadas, doña Ana Patricia tampoco es manca. El año pasado, entre pitos y flautas se embolsó 8,8 millones.

Por último, una cita del sanedrín de Gas Natural. El consejero delegado Rafael Villaseca, obtuvo el año pasado unos honorarios de 3,37 millones de euros, un 3,8% más. El presidente Salvador Gabarró limitó sus gabelas a 1,1 millones. Ambos son los únicos con contrato laboral.

Entre los restantes vocales son de mencionar los 266.000 euros de Carlos Losada, ex jerarca de Esade; los 254.000 euros «per capita» de Juan María Nin, Enrique Alcántara-García,  Emiliano López Achurra y el procesado plutócrata Demetrio Carceller; más los 127.000 de Felipe González.

Por lo que vamos comprobando, el alegre festival de las mamandurrias en España no tiene fin, ni tasa ni medida. El desmesurado nivel que han alcanzado se presta a toda clase de calificativos y consideraciones, por lo general poco benévolos. Espero tener ocasión de comentarlo en próximas ocasiones.