Elogio de la suerte (el caso de éxito de Luckia Gaming)

Luckia, la multinacional gallega del juego, se encuentra inmersa desde 2014 en un imparable proceso de sano y sostenido crecimiento

Aunque en principio pudiera estimarse como poco aceptable, la suerte también determina parte de nuestra existencia. Fortuna, suerte, azar, casualidad… Son términos que usamos para caracterizar la aparición de lo sorpresivo e impredecible, aquello que consideramos como inusual así como lo directamente inesperado en los avatares a los que nos somete constantemente la vida.

Y así, el resultado de lo aleatorio, en función de nuestra conveniencia, lo valoramos con posterioridad como positivo o negativo, buena o mala suerte, feliz o desgraciada fortuna.

Son numerosas las empresas que gestionan la fortuna y la suerte, destacando de manera muy significativa aquellas que se dedican a la explotación del azar a través del juego.

En la actualidad se denominan “empresas de entretenimiento” y en Galicia destaca una de manera muy sobresaliente con un acertado y elocuente nombre: Luckia Gaming Group, nuestra multinacional del juego, pequeño gran gigante en un mundo de titanes.

Raíces

Hombre de una pieza y encarnación de los valores del grupo, Luckia está liderada por su sencillo, perspicaz y a la vez que carismático presidente, José González Fuentes, acompañado por la constante asistencia de su hermano, Alfredo.

La empresa, anteriormente denominada Egasa XXI, se encuentra inmersa desde 2014 en un imparable proceso de sano y sostenido crecimiento. Y ejemplo de ello lo supone la inauguración de su complejo de entretenimiento en Arica, Chile, tras una inversión superior a los 70 millones de euros.

Este incremento del volumen de negocio, imprescindible para competir por tamaño en un sector protagonizado por megacorporaciones, está acompañado por la apertura continuada de los Luckia Sport Café, la compra de casinos al grupo vasco Nervión, las apuestas deportivas a través de Hat-Trick o el exponencial incremento del negocio online a través de su canal de juego con soporte en Internet.

Nadie como González para corroborar que únicamente en el diccionario suerte precede a trabajo.

Todo un prodigio de estrategia empresarial que, nos atrevemos a enunciar, viene a demostrar que la teoría de selección natural de Darwin está en lo cierto: “No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”. Y Luckia lo demuestra sobradamente en cada una de sus meditadas a la par que audaces tácticas.

El ejemplo del estornino

Investigadores patrios del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han publicado un estudio de enorme interés en la revista Proceedings, de la Real Sociedad del Reino Unido.

El equipo dirigido por Diego Gil, científico titular del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, llevó a cabo una investigación harto curiosa y con unas conclusiones cuando menos sorprendentes. Para la experimentación se utilizaron crías silvestres de estornino negro en el ámbito de la sierra de Guadarrama en Madrid.

Las crías de los estorninos en peor estado de nutrición desarrollan más las boqueras de las comisuras de sus picos

Se comprobó, analizando los nidos correspondientes, cómo las crías de dichos pájaros en peor estado de nutrición desarrollan más las boqueras de las comisuras de sus picos, muy por encima de otras partes de sus raquíticos cuerpecillos, con el fin de abrirlos con la mayor amplitud posible y así poder acaparar más cantidad de comida por cabeza; sobre todo ocurre cuando ésta resulta escasa.

No hay nada que alegar; son las implacables leyes de la selección natural. Concluyen que esta estrategia de supervivencia tan peculiar se debe a la necesidad de proveerse de la mayor cantidad que puedan del alimento que sus padres llevan al nido en cada aportación alimentaria.

Apostilla Gil que “es frecuente que los pollos de un mismo nido compitan intensamente entre ellos para obtener las cebas que les suministran sus padres. De hecho, cuando el alimento escasea, las crías más pequeñas pueden perder esa competencia entre hermanos y morir de hambre”.

El CSIC aplica esa misma habilidad a otras especies donde existe una ardua competencia doméstica

A juicio de estos científicos, el resultado es aplicable a otras especies donde exista una ardua competencia doméstica por la obtención de la necesaria nutrición y avala la idea ya conocida de que el desarrollo de los animales no es un proceso rígido e inamovible, sino más bien flexible y plástico.

Incluso, en un momento posterior, cuando ocurre la situación de abandono del nido, los pollos más pequeños priman el desarrollo de sus alas para estar listos a la hora de dejar el hogar simultáneamente a sus otros hermanos en mejores condiciones físicas de partida.

Y esto es lo que lleva haciendo desde hace ya años Luckia: adaptarse, con mucha sabiduría, a la vorágine de profundos cambios en los que se encuentra inserto el sector del juego y el entretenimiento sin arredrarse frente a colosales competidores.

Luckia, como los estorninos, ha sabido adaptarse a la vorágine de profundos cambios en los que se encuentra inserto el sector del juego

Estamos convencidos de que un ejemplo campestre como el que hemos relatado, alejado de otras explicaciones literarias quizá más sesudas pero menos elocuentes, le resultará grato al presidente de Luckia.

No en vano hay que hacer constar que el origen del grupo no puede ser más humilde, autóctono y rural, una pequeña parroquia del municipio de Ordes, en A Coruña, lo que viene a corroborar que cualidades como la inteligencia y el talento pueden florecer, nunca mejor dicho, en los lugares más imprevisibles.