¡¡¡Hay que desintonizar TV3!!!

«Es el momento de proponer que TV3 se convierta en una pantalla en negro, hacer boicot» bramaba el presidente de la autodenominada «Assemblea Nacional de Catalunya» y ex adjunto del Síndic de Greuges, Jordi Sànchez. Unas declaraciones que realizó tras conocer la decisión de la Junta Electoral Central en la que se requería a TV3 que emitiera los actos centrales de campaña de este domingo del PSC, PPC, Unió, Catalunya Sí que es Pot y Ciutadans. Esta reclamación, se realizó para compensar la retransmisión, durante más de cinco horas en directo, de la «Via Lliure«, por parte del canal público el pasado 11-S, primer día de campaña electoral para las elecciones al Parlamento de Cataluña.

La decisión de la Junta Electoral, según el propio Sànchez, «rompe la normalidad de esta campaña e hipoteca gravemente el desarrollo de futuras campañas electorales», porque es «una locura democrática e informativa».

Se trata, ha añadido, de una decisión «impropia de una Junta Electoral«, que en este caso ha actuado «con manifiesta mala fe» y «condiciona enormemente el desarrollo normal de la campaña»

Esta decisión suponía para este ex conseller de la antigua Corporació Catalana de Ràdio i Televisió un verdadero «estado de excepción informativo y democrático» impuesto por las «mentes perversas» de los miembros de la Junta Electoral.

Según este antiguo portavoz de la Crida a la Solidaritat, la reacción de los ciudadanos «tiene que ser una respuesta contundente para que vean que no nos chupamos el dedo«. Por este motivo, realizó un llamamiento a la ciudadanía a «no mirar» TV3 este domingo por la tarde, invitando incluso a sintonizar el Canal 33, segunda cadena de la televisión pública catalana.

En primer lugar, resulta chocante que el presidente de la asociación convocante junto a Òmnium Cultural de la concentración separatista el día 11-S, descalifique con palabras tan gruesas una decisión democrática de un órgano cuyo objetivo es garantizar la transparencia del proceso electoral si tan amantes es de la democracia.

Realmente la decisión de la JEC solo hacía corregir lo que sí era un ejemplo de locura democrática e informativa, que tenía como misión condicionar y manipular el desarrollo normal de la campaña, en un ejemplo de la situación de excepción informativa que vive Cataluña en los últimos años: Que un canal de televisión público emitiera, durante más de cinco horas de programación continua, un acto político convocado por dos organizaciones que concurren en una de las candidaturas que se presentan a estas elecciones, Junts pel Sí, cuyas dos ex presidentas integran esta lista en los puestos 2 y 3, y que contaba con el apoyo y participación exclusivo candidaturas separatistas. En resumen, un macro acto político en toda regla retransmitido en directo el primer día de campaña.

Por si esto fuera poco, días antes al 11-S se publicó en un medio de comunicación un documento restringido que demuestra que TV3 planificó la retransmisión de la manifestación de la Diada del 11-S siguiendo las órdenes de la ANC. Vamos, la ANC convertida en la organizadora y regidora de la retransmisión. Blanco y en botella.

Pero sin duda lo más sorprendente de las manifestaciones de Jordi Sànchez, fue su llamamiento al boicot de TV3.

Esta recomendación, que en la mayoría de las ocasiones podría resultar terapéutica y un sano ejercicio de higiene informativa, es sin embargo preocupante por lo que significa.

En Cataluña es cierto que vivimos desde hace años en un verdadero «estado de excepción informativo y democrático» impuesto por las «mentes perversas»: TV3 no es un servicio público que tiene como misión ofrecer una información veraz, objetiva y plural, sino que es un instrumento de propaganda, manipulación y adoctrinamiento de masas por parte del separatismo. Una televisión pública convertida, junto con la educación, en la herramienta imprescindible de la perversa estrategia de ingeniería social urdida por los nacionalistas en los últimos treinta años, cuyo objetivo era y es la programación social.

TV3 ha sido el instrumento imprescindible para la configuración de un marco mental favorable a la independencia en una parte de la ciudadanía. Una correa de transmisión del discurso separatista, que se ha tensado a medida que el «prusés» avanzaba hasta alcanzar cotas vergonzantes y vergonzosas. Una televisión más propia de un régimen que de una democracia. Un verdadero No-Do separatista.

La patrimonialización de los medios públicos en Cataluña es obscena. Imponen un discurso único, que invisibiliza -cuando no persigue, ataca y denigra- a una buena parte de la pluralidad de Cataluña. Una Cataluña real que no tiene un reflejo en sus medios públicos, sino que es silenciada y ocultada premeditadamente con el objetivo de imponer un pensamiento único, homogeneizante y totalizante. El separatismo hace años que ha desintonizado de la realidad catalana, ha puesto en negro a una buena parte de los catalanes y no quiere mirar la Cataluña real porque no le gusta.

Es en este contexto que deben valorarse el boicot de la ANC. El que persigue poner en negro la pluralidad política en Cataluña, no vaya a ser que la información que permite el contraste de las ideas forme opiniones que frustren el objetivo político que los separatistas buscan obtener el próximo 27-S.

Este boicot no era un ejercicio de autoodio. Es un boicot a la pluralidad política, es decir, un boicot a la democracia.