‘Il Cavaliere’ Zapatero y sus discípulos

Zapatero blinda el modelo del populismo de la izquierda española del siglo XXI: convicción, prejuicios, sectarismo o electoralismo

La izquierda española del XXI –hablo de José Luis Rodríguez Zapatero, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Alberto Garzón– no acaba de entender las lecciones que nos ha dejado el XX.

Después de un siglo marcado por el totalitarismo, después de que Europa fuera salvada in extremis del nazismo y el comunismo por Estados Unidos, quebrados los denominados discursos emancipatorios –lean socialismo y comunismo–, con una crisis económica recurrente; ante semejante realidad y coyuntura heredadas, la izquierda española del XXI –convicción, prejuicios, sectarismo o electoralismo– continúa frecuentando el populismo de consecuencias perversas.

El populismo socialista

El modelo de dicho populismo lo brinda José Luis Rodrígez Zapatero –la astucia de un político con poca ideología, escaso sentido de Estado y mucho olfato electoral: la sonrisa como máscara y el diálogo como excusa para descalificar al adversario– y el septenio socialista que presidió. El balance:

1. Un populismo que se manifiesta a través de una ideología gaseosa que apela a la autenticidad y los sentimientos y deseos del “pueblo” recurriendo a la memoria histórica, la laicidad, la solidaridad, la igualdad de género, el cambio climático, el arrimar el hombro o la mesa de diálogo con el secesionismo.

2. Una dinámica frentista que connota negativamente a una derecha –acusada de liberal y antipatriótica– en pecado original permanente y sin posibilidad de redención.

3. La desvertebración de la nación española que puede convertirse en un agregado de autonomías –“nacionales”, algunas– en que el Estado corre el riesgo de devenir una autonomía de las comunidades autónomas en detrimento de la arquitectura constitucional española y la cohesión –política, económica, social y sentimental– interterritorial de España.

Aires de José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno de coalición

4. La ingeniería social deliberada de una izquierda omnisciente –encarnación del bien y el progreso– que pretende reeducar al ciudadano en los valores de la corrección política progresista.

5. Una política económica sin convicciones –reducción del déficit a medias, reforma laboral a medias, reforma de las pensiones a medias, reforma de la Administración a medias– que se traduce en la pérdida de credibilidad y confianza –instituciones e inversores– de la economía española.

6. La conversión de la política en una suerte de spot diseñado –marketing y prejuicio ideológico– con el objeto de alcanzar y conservar el poder.

Aires de José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Aires de José Luis Rodríguez Zapatero en la contrarreforma laboral in mente, en el populismo fiscal, en la “resurrección” del dictador, en la mesa de diálogo con el secesionismo catalán o en la política internacional (Venezuela, por ejemplo).

Ítem más: aires de José Luis Rodríguez Zapatero en un pensamiento flácido socialista –gaseoso, ligero, emotivo– que se construye –mejor, diluye– gracias a una constelación de imágenes e ideas altamente reconfortantes y gratificantes que toman partido por las causas previamente ganadas como el medio ambiente, la igualdad, la diversidad y demás.

Suma y sigue: un José luis Rodríguez Zapatero que elude toda responsabilidad y carga toda culpa al otro, que dice una cosa y todo lo contrario. Una suerte de dadaísmo de la política que interpreta el papel que corresponde –todo vale: lo uno y lo contrario– en cada momento y lugar. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son los herederos de José Luis Rodríguez Zapatero.

Forza Spagna

Tras la última victoria de Silvio Berlusconi en las urnas, Ezio Mauro –director de La Repubblica– publicó un artículo –L’eterno ritorno del Cavaliere, 16/4/2008– que brinda elementos para analizar y entender la época de la pospolítica italiana y, también, de la pospolítica socialista en la España del XXI.

Afirma el periodista italiano que “Il Cavaliere ha creado un sentimiento común de rebelión y orden que impulsa y agita… porque no tiene que responder a una verdadera opinión pública ni dentro del partido ni en el país, sino que le bastan una adhesión, un aplauso, una vibración de consenso, como ocurre cuando la política se celebra a base de grandes acontecimientos, los ciudadanos se vuelven espectadores y los líderes se convierten en ídolos modernos”. Como en España.

Ezio Mauro concluye que asistimos a la emergencia de “un populismo de la modernidad” que ignora “la mala experiencia del gobierno”, “la fatiga del lenguaje”, “las obsesiones privadas convertidas en prioridades de la República”. Il Cavaliere Silvio Berlusconi, sí. Y, también, il Cavaliere Rodríguez Zapatero, il Cavaliere Sánchez e il Cavaliere Iglesias que, por lo demás, se aplauden a sí mismos en un singular paseíllo. Forza Spagna.