Inventario político

Las elecciones y su gestión han liberado los males de la política moderna: no política, escepticismo, populismo, relativismo y cainismo

La derrota y la victoria siempre están presentes en el juego de la política por mucho que el político perdedor de la contienda electoral esgrima los argumentos más pintorescos para evitar tener que dar un paso al lado o hacia atrás.

La nueva política se despliega con toda su potencia en las manos de políticos audaces que son capaces de seguir dando pasos al frente, aunque sus estrategias sigan cosechando derrotas políticas.

Si hacemos un inventario de lo vivido en 2019, hay que recordar las enseñanzas de Maquiavelo que insistía en que una política se define, no por su excelencia, sino por su desenlace. Raymond Aron ahonda en la idea al observar que “una buena política se mide por su eficacia”.

No parece que el desenlace de las elecciones, sus resultados, suponga una gran victoria de Pedro Sánchez, por mucho que la proclamen. Ahora se encuentra atrapado más que nunca con Unidas Podemos, con los que ahora no sólo deberá sino también escuchar.

La estabilidad política, que tanto se reivindica y que es tan necesaria, se deberá hacer con materiales políticos más inflamables que tras las elecciones del 28 de abril.

Ahora Sánchez se verá en la misma tesitura que Yves Montand en el mítico film El salario del miedo, en el que se ve obligado a transportar nitroglicerina para apagar el fuego que se ha desatado en una serie de pozos petrolíferos.

Fuerzas coactivas como Vox deberían haberse vencido, más que negar su existencia o crear cordones sanitarios

Dicho de otro modo, Pedro Sánchez se verá obligado a apagar el incendio que provocó al no lograr la investidura haciendo implosionar buena parte de sus objetivos de campaña en favor de Unidas Podemos.

Al hacer el inventario político del 2019 debemos observar que la política española va a dar un giro hacia nuevas formas de acuerdos políticos. La derecha y la izquierda deberán ser capaces de crear un espacio intermedio, un lugar de paz política, para evitar el continuo desgaste parlamentario.

La irrupción de Vox como tercera fuerza política del parlamento español es más real que la victoria que obtuvo Ciudadanos en las elecciones autonómicas de Cataluña.

Las fuerzas coactivas como Vox, que deberían haberse vencido, más que negar su existencia o crear cordones sanitarios, se van a infiltrar en la política española tensionando al parlamento a la espera de unas nuevas elecciones que les permita seguir creciendo en sus opciones electorales.

Tras esta secuencia de elecciones, los espejos deformantes, cóncavos y convexos de Valle-Inclán nos devuelven la imagen de la política española en forma de una extraña coalición política.

Los resultados y la gestión de las elecciones han liberado los males de la política moderna. Avanza la no política, el escepticismo, el populismo, el relativismo y el cainismo.