La alargada sombra de Bankia sobre Realia

Sobre la bocina, el Día de los Santos Inocentes, dos antes del vencimiento final de su deuda financiera del negocio promotor, la inmobiliaria Realia –presidida por Ignacio Bayón y controlada por FCC y Bankia– ha conseguido un alargue de tres meses para intentar llegar a un acuerdo. Lo ha alcanzado con todas las entidades firmantes de un crédito sindicado por importe de 1.001 millones, de los que se encuentran pendientes de amortizar 846,6.

La prórroga de tres meses deja entrever serias divergencias para alcanzar el acuerdo. De momento no hay nada. Solo esa concesión por parte de cinco entidades, que representan al 93,55% de la deuda bancaria dispuesta, manifestada en la firma de un ‘stand-still’, hasta el 27 de marzo de 2013, para ver si entonces se aclara el tema.

En virtud de este compromiso de espera, esos cinco bancos se comprometen a no llevar a la inmobiliaria a concurso de acreedores para reclamar el principal de la deuda. Una medida que sí podrían tomar en cualquier momento las otras dos entidades no firmantes del compromiso liberadas de cualquier atadura.

Parece como que la historia se repite respecto a la situación vivida en julio de 2009, saldada favorablemente con final feliz tres meses después. Ahora, la estrategia seguida es la misma, pero las circunstancias son muy diferentes. Entonces, ni siquiera existía Bankia. Ahora, las dudas existentes sobre la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri lo ponen todo en entredicho en relación a esta refinanciación, en las que esta entidad figura como acreedora y deudora.

En el fondo, las reticencias vienen determinadas por los condicionantes recogidos en el Memorando de la ‘troika’ para la reestructuración bancaria, acerca de estas prácticas de patada hacia delante para ver qué pasa, aunque todo el mundo descuente que a medio plazo esa deuda refinanciada no se va a recuperar, si es que alguna vez lo hace. Porque si los socios de esa ‘troika’ analizan fríamente los datos de la actividad promotora de Realia, los argumentos para refinanciar esos 820 millones son como poco discutibles.

No hay más que coger las cuentas de los resultados correspondientes al tercer trimestre para ver cómo esa actividad no tiene viso alguno de tirar hacia adelante a corto y medio plazo. Es más, su capacidad para generar ingresos por la vía promotora lleva camino de agotarse como lo demuestran las preventas, correspondientes a las futuras entregas de viviendas. Hace un año, el ‘stock’ de estas ventas comerciales era de 111 viviendas y ahora es tan solo de 65. O lo que es lo mismo, sólo hay 13,6 millones de ingresos futuros. Y eso contando con que todas las ventas se lleven a buen término, que es mucho decir.

Una reducción del excedente que se deriva de la dificultad para vender en los tiempos que corren, aunque algunos quieran ver ‘brotes verdes’ donde no los hay. Entre enero y septiembre, Realia sólo ha sido capaz de colocar 85 pisos, apenas diez cada mes. Casi un 42% menos que en 2011. Un aspecto que no sería tan malo si lo que quedara por vender no fuera excesivo, pero sí lo es. Siguen siendo casi 1.000 viviendas las que están en el mercado y la demanda para su compra o no existe o no va a tener financiación para hacerla, que para el caso es lo mismo.