La Caixa abandona a Roures

Bien sea para hacer caja –que dados los tiempos que corren no viene mal a ninguna empresa española–, bien sea porque no se sentía cómoda en un sector tan convulso como el audiovisual y con una empresa conflictiva, la compañía Abertis, de Alemany y Fainé, decidía la semana pasada cortar amarras con la Mediapro de Roures, vendiendo el 51% de participación que tenía en Overon al grupo Imagina en la que también participa directamente Mediapro.

La operación le supondrá a Abertis un importe «máximo» de 41 millones de euros hasta 2016.

Hasta la fecha, Abertis consolidaba la participación del 51% por el método proporcional, dado que el pacto de accionistas no le otorgaba el control.

Aunque Abertis apunta que la venta de la participación «representa un paso más en la estrategia de focalización de la compañía y de optimización de su cartera de activos», la realidad es que la presencia de la compañía, participada por La Caixa con el 28,4% en la empresa de Roures, nunca fue entendida en su totalidad.

Abertis tiene básicamente su negocio en las gestión de autopistas, aparcamientos y en las infraestructuras de las telecomunicaciones, y en esta última —una compañía de servicios audiovisuales– no pinta casi nada, aunque la falta de datos hace difícil una explicación en profundidad.

Los analistas especializados se acogen a que no se han suministrado datos de facturación y ventas de Overon, pero “estimamos que sean poco significativos en relación a los datos del área satélites”.

Mediapro (Roures/Benet), creado en 1994, se fusionó en 2006 con Globomedia, creando junto a WPP y Torreal (Juan Abelló) el Grupo Imagina, especializado en contenidos multimedia, integración de contenidos y producción y distribución audiovisual.

Siempre se ha movido en un peligroso equilibrio financiero que motivó, en su momento, que PriceWaterhouseCoopers cuestionara en 2010, en un duro informe de auditoría, la viabilidad de la compañía, al tener que renegociar una importante deuda bancaria y afrontar problemas de tesorería.

“La capacidad de la sociedad para continuar su actividad dependerá de la obtención de la financiación necesaria para hacer frente a sus obligaciones a corto plazo y continuar con sus operaciones”. Así estaban las cosas hace algo más de dos años.