La ciencia en España avanza a pesar del escaso interés de los políticos

La pandemia de la Covid-19 ha revalorizado el papel de los investigadores científicos en España, así como el papel de la investigación, sobre todo en el área de la microbiología

En los países y sociedades más desarrollados la ciencia y la innovación se convierten en uno de los vehículos predominantes para su progreso. Seguramente, cuanto más avanzada se encuentra una sociedad más determinante es la ciencia y la investigación. Esto ha pasado en numerosas ocasiones a lo largo de la historia, donde gran parte de los avances de la humanidad han venido a través de la ciencia y la tecnología, provocando importantes saltos en nuestro desarrollo en múltiples facetas, incluida la del bienestar.

En la actualidad, la ciencia y la tecnología se han convertido en un modelo importante de prosperidad para muchos países y también en uno de sus motores más potentes para incentivar la economía. Además, con la pandemia ocasionada por la covid-19 da la sensación de que se ha empezado a valorar con mayor entusiasmo e interés la investigación en nuestro país, sobre todo en aquellas áreas vinculadas a la microbiología.

Inversión

Normalmente los países que tienen unos sistemas de investigación fuertes son aquellos que tienen rentas per cápita elevadas. La ciencia requiere una fuerte inversión inicial y los rendimientos esperados no se obtienen habitualmente a corto plazo, sino más bien todo lo contrario. Se trata de una inversión que necesita cierto nivel de paciencia, con amortizaciones a medio/largo plazo.

Esto probablemente supone que los países que más invierten en ciencia son aquellos que tienen más cubiertas sus necesidades básicas, es decir, es más factible pasar del pensamiento cortoplacista vinculado a lo urgente a un pensamiento a más largo plazo cuando un país tiene un nivel de riqueza lo suficientemente elevado, como sucede habitualmente en otros ámbitos, como el personal o el empresarial.

En el gráfico mostrado a continuación se puede ver de forma ordenada una clasificación de los países de la OCDE en función del porcentaje de su PIB destinado a investigación.

Clasificación de los países de la OCDE en función del porcentaje de su PIB destinado a investigación. Fuente: OECD

Los países que se encuentran en las primeras posiciones tienen rentas per cápita superiores a los 40.000 dólares al año, muchos de ellos superiores a los 50.000$. España en 2019, según datos extraídos de la OCDE, dispuso de una renta media de 42.212$ al año, lo que no nos deja muy bien en la clasificación anterior, donde incluso países con rentas inferiores como Portugal (36.872$), Grecia (30.869$) o algunos países del este de Europa, se encuentran por delante.

Un caso de particular interés es el de China. Se trata de un país que ha pasado de menos del 0,9% del PIB destinado a investigación en el año 2000, a superar el 2% desde el año 2014, con sólidos incrementos anuales. Y todo ello con una renta per cápita tan solo de 14.306$, según datos del año 2017. En lo atinente a esta cuestión, la situación de España es especialmente llamativa, ya que su baja inversión en I+D no se puede achacar únicamente a la existencia de una crisis (en realidad van ya dos casi seguidas).

En el siguiente gráfico se muestra la evolución del gasto en investigación en nuestro país. Se puede comprobar que durante la época reciente de mayor bonanza (años 2000) hubo un cierto crecimiento, que llegó hasta el 1,36% del PIB, volviendo a decrecer desde entonces y situándose en el 1,25% en 2019. Sin embargo, estos porcentajes son claramente insuficientes si los comparamos con los de los países que más recursos dedican a la ciencia y la investigación. En España los gobiernos que hemos tenido parece que siempre se han interesado más por otras cuestiones que por la investigación, la ciencia y la innovación.

Gráfico que muestra la evolución de la inversión del PIB de España en ciencia. Fuente: OECD

Investigadores

Por otro lado, el número de investigadores en nuestro país es más reducido que en los principales países de Europa. En el siguiente gráfico (parte izquierda) puede verse que en 2019 España disponía de aproximadamente 7 investigadores por cada 1000 empleados.

Por encima de Italia (6,3) pero muy por debajo de las grandes economías de Europa (Alemania, Francia y Reino Unido tienen alrededor de 10 investigadores por cada 1000 empleados) y de Corea del Sur (16). El concepto de investigador aquí se ha extendido, incluyendo no solo a científicos, sino también a todos aquellos que están involucrados en la creación de nuevo conocimiento, productos, procesos, métodos y sistemas.

Comparativa del número de investigadores que trabajan en el sector público y en el sector privado. Fuente: OECD

En la zona derecha del gráfico se hace referencia al porcentaje de empleados públicos que se dedican a la investigación sobre el total de investigadores. Es llamativo que en España cerca del 16% son empleados públicos, frente a apenas el 2% del Reino Unido, que como después se verá es el país más prolífico en publicaciones científicas de Europa.

No obstante, este porcentaje sería mucho mayor si únicamente se calculase sobre aquellos que se dedican directamente a la investigación científica, es decir, incluyendo exclusivamente a los científicos. En España quizá nos falta no solo el impulso del gasto público en I+D, sino además una mayor implicación de la empresa privada y una mayor valoración de nuestros científicos, también en términos retributivos.

Relacionado con lo anterior, el número de doctores en España también es relativamente bajo comparado con otros países de nuestro entorno, ya que apenas llegamos al 0,7% de la población entre 25 y 64 años, según datos de 2018 recogidos en el informe de la OCDE denominado “Education at a Glance 2019”. Muy lejos quedan los principales países de Europa y Estados Unidos. Únicamente superamos a Italia, con un 0,5%, entre los principales países de la Unión Europea.

Porcentaje de personas con doctorado entre los 25 y los 64 años de edad. Fuente:; OECD

Publicaciones científicas

Sin embargo, a pesar de todo lo expuesto con anterioridad, en España el número de artículos científicos (papers) publicados en revistas internacionales no ha dejado de subir en los últimos años. Según datos de “The SCImago Journal & Country Rank”, que es un portal público con los principales indicadores sobre publicaciones científicas (basado en Scopus), España se encontraba en 2019 en el puesto 12 entre los países con más publicaciones científicas en revistas y congresos.

Esto denota el buen nivel de nuestros científicos, que incluso a veces con insuficientes recursos son capaces de realizar sus investigaciones con éxito.

A continuación se muestra un gráfico donde cada rectángulo tiene un área proporcional al número de publicaciones de ese país. China y Estados Unidos están a la cabeza, con Reino Unido en tercera posición, por delante de países como Alemania y Francia. España se encuentra entre los principales países del mundo, en un grupo, junto a Francia, Italia, Canadá, Rusia o Corea del Sur, con un número similar de publicaciones.

Comparativa del número de papers (informes científicos académicos) que publican los países del mundo. España se encuentra en uno de los primeros lugares. Fuente: The SCImago Journal & Country Rank

Por último, conviene hacer hincapié no solo en el número de publicaciones, sino también en la calidad de las mismas. Para ello se puede recurrir al denominado en inglés “H index”, que se calcula como el número de publicaciones (h) que han recibido al menos h citaciones de otros artículos científicos.

Atendiendo a este índice, España se encontraba en el año 2019 en la posición 11, por delante de países como China, que si bien es el país con mayor número de publicaciones, posiblemente la calidad de todas ellas no sea lo suficientemente buena. Este índice lo lideran Estados Unidos, Reino Unido y Alemania.

Esto denota el buen nivel de la investigación científica en España, a pesar de los escasos recursos disponibles. Esta falta de fondos se suple ampliamente con la enorme vocación y motivación que tienen nuestros científicos e investigadores y también con su gran talento y excelente formación.