Observaciones acerca de Trump y Putin 

Donald Trump se reunirá pronto con Vladímir Putin, para establecer los siguientes pasos en la guerra de Ucrania o para definir el alcance de una posible paz que implicará la anexión de parte del territorio ucraniano.

Mientras que la paz norteamericana se basa principalmente en el cálculo económico, la paz rusa se centra en la anexión del territorio ucraniano conquistado.

Se habla insistentemente sobre el carácter de ambos mandatarios, sobre la capacidad de ambos líderes para forjar su destino. Putin emerge de la KGB y Trump del sector inmobiliario. Trump es un producto del capitalismo; Putin, del anticapitalismo de la antigua Unión Soviética.

En ambos casos, lo que constituye su Rosebud —el origen de sus obsesiones y el motor de sus vidas— es su afán por detentar el poder, pues consideran que se lo han ganado. La democracia que toleran es aquella que se basa en el peligroso principio de que, cuando se obtiene una mayoría electoral amplia, tanto las leyes, los medios de comunicación, la economía, la moralidad o la defensa deben subordinarse a esa mayoría. 

Los análisis que realizan los centros de estudios políticos sobre Trump y Putin buscan definir y establecer un patrón de conducta política racional que permita dejar atrás las opiniones que, a través de la conjetura, la sátira, el menosprecio o el asombro, pretenden señalarlos como monstruos o ridículos.

«Lo más fascinante de ambos líderes políticos es que se consideran singulares, únicos, y están convencidos de estar haciendo historia, cuando en realidad asistimos a la aparición de unos caracteres políticos creados por la historia de sus respectivos países. «

Ese patrón se pretende dibujar desvelando cuáles son sus intenciones políticas a partir del análisis del papel de sus asesores, de sopesar lo que hicieron y consiguieron otros presidentes en situaciones similares, de valorar la coyuntura económica, social y política de sus países, del conocimiento de su estado de salud y de descubrir las facciones políticas influyentes que pretenden socavar su poder.

Es un esfuerzo por abrazar la razón y evitar la mofa, para afrontar y explicar el fenómeno político que representan Trump y Putin, un fenómeno que ha acabado dando forma a la paradoja de que, a medida que se renacionalizan sus actos, se descubre que muchos surgen de la intuición y del miedo. A medida que se revelan sus pautas y modos de conducta ante una decisión política, se percibe que muchas de ellas derivan del carácter y de las circunstancias que los llevaron al poder. 

Todas las decisiones de Putin se pueden explicar, se pueden comprender, porque surgen de una narrativa clásica de poder en Rusia. Del mismo modo, Donald Trump se asienta en la tradición populista norteamericana; sus formas recuerdan a las del senador Huey P. Long, que lo ha moldeado aunque él no lo sepa. Lo más fascinante de ambos líderes políticos es que se consideran singulares, únicos, y están convencidos de estar haciendo historia, cuando en realidad asistimos a la aparición de unos caracteres políticos creados por la historia de sus respectivos países

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