La doble ‘A’

Urkullu y Feijóo convocan elecciones para que la doble 'A' (autodeterminación y amnistía) de Torra no les envuelva en una maraña de mensajes confusos

Huir de la contaminación secesionista catalana. Ese ha sido el rumbo que han marcado el lehendakari Íñigo Urkullu y el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo aprovechando el ‘viento del este’ que sopló Quim Torra anunciando que convocaría elecciones sin concretar fecha.

Ninguno de los dos presidentes autonómicos quiere correr riesgos. Como si trataran de protegerse de una amenaza de epidemia vírica, sus cálculos electorales han provocado un cambio de agenda. Adelanto electoral en Euskadi y Galicia. El 5 de abril.

Torra anuncia y el vasco y el gallego convocan. Con cierta premura. Para que la doble ‘A’ (autodeterminación y amnistía) en que se ha convertido la negociación entre el Gobierno de España y la Generalitat no acabe envolviéndolos en una maraña de mensajes confusos.

El PP de Galicia no obtendría ventaja electoral alguna si ,una vez conocido el tiempo dilatado de campaña marcado por Torra, dejaba que las exigencias de los independentistas catalanes acabaran por contaminar el debate propio.

En Galicia no se puede dar por sentado que Feijóo vaya a revalidar su cuarta mayoría absoluta si la fragmentación del voto de la derecha persiste y Vox se asoma en el Parlamento autonómico después de que obtuviera un 7,8% del voto en las generales de noviembre.

Tampoco le convenía al PNV de Urkullu agotar su legislatura tan poco productiva en leyes y acuerdos. Tiene algunas sombras en su balance. La reforma del Estatuto parada en el Parlamento Vasco por falta de consenso.

Las encuestas y las urnas no suelen coincidir a la hora de detectar la identificación de los ciudadanos con el independentismo

Empezó pactando con EH Bildu unas bases que rezumaban nacionalismo excluyente y cambió de socios en mitad del recorrido para aliarse con socialistas y Podemos. La ponencia de convivencia, bloqueada por otras razones. La presencia de EH Bildu sin querer deslegitimar la historia de ETA provocó la autoexclusión del PP vasco. Y ahí siguen.

Unas oposiciones fraudulentas que costaron la dimisión al consejero de Sanidad. Y la sentencia demoledora del caso De Miguel, una trama de corrupción que salpicó a cargos del PNV de Álava y por el que dos procesados fueron condenados a penas entre 13 y 7 años de prisión.

Pero tiene algunas luces que piensa aprovechar. La negociación con el Gobierno de Sánchez, la factura por haberle apoyado en la investidura y el salvoconducto para que le apoye en los presupuestos, le permiten iniciar una campaña con dos trofeos en la mano: la transferencia de prisiones y la gestion de la Seguridad Social en fase “avanzada”.

Las encuestas y las urnas no suelen coincidir a la hora de detectar la identificación de los ciudadanos con los proyectos independentistas. Ocurre algo similar a Cataluña, donde la mayoría de catalanes rechaza la independencia según los sondeos (49%) pero dos millones de ciudadanos siguen atrincherados en su ensoñación independentista y las opciones nacionalistas acaban siendo las más votadas.

En Euskadi el porcentaje de partidarios de la independencia se queda por debajo del 31%. Pero las dos fuerzas abertzales (PNV y EH Bildu) son las que obtienen mayor numero de votos ( 46 escaños de 75).

Por eso Urkullu, aunque compita con la izquierda abertzale por el liderazgo del nacionalismo, sabe que tiene electorado ‘prestado’, más centrista y conservador, buena parte procedente del PP vasco que no quiere perder.

El PNV también persigue la autodeterminación, pero nunca ha rebasado la legalidad

Al lehendakari no le conviene seguir la estela de Oriol Junqueras en Euskadi. Quiere alejarse de la doble ‘A’ que es la bandera en la que siguen envueltos Carles Puigdemont y Junqueras mientras libran su batalla doméstica que está atrapando a Sánchez.

La incertidumbre que está generando la negociación de Sánchez con la Generalitat es otra de las poderosas razones que han provocado el distanciamiento de Urkullu, que prefiere amarrar todas las transferencias prometidas por la Moncloa. Este pulso en el que van desapareciendo las líneas rojas, hoy por hoy, no garantiza la estabilidad en esta legislatura.

El PNV también persigue la autodeterminación. Pero nunca ha rebasado la legalidad. Ese escenario le favorece a EH Bildu. Por eso quiere alejarse de la telaraña. Veremos si es capaz de mantener su plan.