La economía china se toma un respiro

En los últimos tiempos, la economía china se ha convertido en fuente de decepciones. Aunque el crecimiento de su PIB en el primer trimestre de 2015 se ha situado en el 7% en tasa interanual –tres décimas menos que el conseguido en el último trimestre de 2014– es la menor tasa de crecimiento desde 2009 y la segunda menor desde 2001. Esto permite a muchos analistas dudar de que se cumpla el objetivo gubernamental de crecer un 7% en 2015.

Como confirmación de las negativas previsiones, la producción industrial registró en marzo un crecimiento en tasa interanual del 5,6%, por debajo del 6,8% anterior y del 6,9% esperado, como consecuencia de las presiones deflacionistas y la débil demanda tanto doméstica como internacional..

Por su parte, las ventas al por menor reflejaron un crecimiento en tasa interanual del 10,2%, frente al 10,7% de febrero y el 10,9% esperado. Y para completar la pérdida de dinamismo de su economía, señalar que las ventas de viviendas retrocedieron en el primer trimestre de este año el 9,1% en tasa interanual, tras haber retrocedido un 7,8% en el conjunto de 2014.

Según el FMI, el crecimiento de las economías avanzadas se afianzará en 2015, mientras que el crecimiento de las economías emergentes se debilitará, como consecuencia de la moderación de las perspectivas de crecimiento de algunas economías emergentes grandes como la china y de los países exportadores de petróleo.

Ante este menor dinamismo de la economía china, las esperanzas están puestas en la aplicación de nuevos estímulos que permitirán un tono positivo. Los planes de infraestructuras como la nueva «Ruta de la seda» o la mayor sensibilidad al freno económico desde el banco central se han visto complementados con anuncios de recortes de los impuestos residenciales y condiciones más laxas para los préstamos con el fin de frenar los descensos de los precios de la vivienda.