La expansión de la economía española, pendiente de la financiación exterior

Recientemente aparecía en los medios de comunicación una noticia, breve pero muy significativa, de que el fondo privado JZ Capital Partners Limited y la sociedad de inversiones Avenue Capital Group habían creado Toro Finance con el objetivo de ofrecer financiación a pequeñas y medianas empresas españolas, disponiendo para sus operaciones de financiación de 400 millones de euros.

La referencia con origen en un press release, viene a poner énfasis en el hecho de que la economía española está experimentando un exitoso cambio en su modelo de crecimiento como consecuencia de éste, en la oferta que se está registrando y que favorece un aumento en la producción de bienes y servicios comercializables y en contra de los no comercializables, que se está reflejando en el superávit de la balanza por cuenta corriente.

El cambio, según los analistas, debe proseguir, aunque para ello España va a necesitar un flujo estable de financiación procedente del exterior y en ese sentido, el aterrizaje de fondos de capital y sociedades de inversión resultan del todo punto bienvenido.

Las modificaciones que se han producido en este sentido en el año 2013 han sido positivas y, de mantenerse, contribuirán de forma decisiva a la consolidación de la recuperación económica española.

El saldo por cuenta corriente en España ha pasado de ser deficitario en un 10% del PIB en 2008 a registrar un superávit del 0,6% del PIB acumulado en doce meses hasta agosto de 2013, habiendo sido ésto posible porque la balanza comercial ha reducido su déficit en un 85% desde los niveles de 2008, el cual excluyendo la energía, es positivo por más de un 2% del PIB; la balanza de servicios ha aumentado el superávit y se ha comprimido el déficit de rentas.

Este proceso deberá continuar, ya que es la única forma de conseguir una expansión en una economía que, como la española, está reduciendo su deuda. Y así, una progresiva recuperación en el crecimiento del PIB tendrá que ir acompañada de un aumento del peso de las exportaciones, de una expansión de éstas por encima de las importaciones que permita una contribución positiva de la demanda exterior neta al crecimiento del PIB y, en definitiva, de una ampliación del superávit por cuenta corriente.

Además, lograr con éxito este cambio de modelo de crecimiento va a necesitar que se mantenga un flujo estable de entrada de financiación bruta del exterior.

Por eso, aunque tener un superávit corriente implica que habrá una salida neta de financiación que irá reduciendo nuestra deuda externa, el nivel alcanzado (92% del PIB) significa que el reequilibrio de nuestra posición financiera internacional requerirá un periodo dilatado de tiempo, por lo que seguiremos afrontando fuertes refinanciaciones.

En la medida en que el sector financiero nacional se está desapalancando, conseguir entradas brutas de financiación desde el exterior contribuiría a relajar las condiciones de acceso al crédito para el sector privado no bancario e impulsar el necesario desarrollo de las industrias exportadoras.

La composición sectorial y por instrumentos de los flujos de financiación externa muestra que los inversores no residentes están recobrando el interés por nuestro país. Así, en lo que va de año, la dependencia respecto de la financiación del BCE ha bajado, aumentando la financiación en condiciones de mercado que recibe el sector público y el sector privado.

Sin embargo, dicha mejora se concentró en el primer trimestre del año, y sólo las administraciones públicas han mantenido las entradas de financiación extranjera con cierta estabilidad en lo que va de año.

Según el tipo de instrumento, resulta muy positiva la mejora que registran los flujos de inversión directa procedentes del exterior, pero la inversión en cartera por parte de no residentes cae, con excepción de la deuda pública, lo que puede interpretarse como un signo de que, si bien va mejorando la confianza en nuestra economía a medio plazo, persisten ciertas dudas en el corto plazo.

Dicho esto, las subidas en bolsa de los meses de septiembre y octubre, la bajada en el riesgo soberano y las emisiones de deuda bancaria sugieren que los flujos financieros procedentes del exterior han mejorado con posterioridad a la fecha de los datos que se disponen de balanza de pagos.