La honestidad de la política y el político

Vivimos uno de esos momentos clave donde la transparencia de la política y de quien la práctica debe ser cristalina, y donde la honestidad y capacidad de entrega de la inmensa mayoría de las personas que de forma altruista y no retributiva la ejercen debe salir reforzada como verdaderos servidores de los demás, por su vocación social e ideológica.

No podemos ni debemos generalizar ante el panorama que estamos vislumbrando que, desde luego, es de todo menos alentandor: Operación Pokemon, Operación Campeón, caso Gürtel, caso Palau de la música, ITV, Nóos, Palma Arena, los ERE en Andalucía y así un largo etc. Me quedo con las dos reflexiones-propuestas del presidente provincial y la del presidente autonómico del Partido Popular. Del primero, me identifico totalmente con una frase suya: “En política no vale todo”. Del segundo, la necesidad de renovar la política y el partido y, por supuesto, con su rotunda afirmación de que en esa formación no hay cabida para actuaciones “irregulares, ilegales o fraudulentas”, por lo que quienes se intenten aprovechar del partido, tienen que estar fuera de él, fuera de la política y en manos de la Justicia.

Y así tiene que ser y la auditoría interna y externa solicitada para tal fin tiene y debe ser profunda, exhaustiva y definitoria, a la vez que la investigación judicial en curso por el caso Bárcenas debe llegar hasta el final para garantizar la tranquilidad, transparencia y confianza que cualquier afiliado o simpatizante debe tener en su organización y por supuesto la de los millones de hombres y mujeres que apoyan con su voto a este partido de una forma constante en el tiempo. Todo el partido tiene la obligación de colaborar en este propósito y que dichos resultados se hagan públicos, como no puede ser de otra forma.

Pero dicho esto, debe quedar claro la imperiosa necesidad de dar prioridad absoluta a un pacto nacional contra la corrupción entre todos los partidos del país, recordando que en 2009 fue el PP quien propuso un pacto, rechazado por el PSOE, y que ahora debe plantearse nuevamente para dar tranquilidad al conjunto de los ciudadanos que componemos este gran país. De la misma forma tampoco debemos pensar que todo aquel que tiene una responsabilidad orgánica y pública en un partido político es un presunto delincuente en potencia.

Quiero recordar que somos una mayoría inmensa los que militamos dentro de una formación política, que pagamos puntualmente nuestras cuotas de afiliado, que quitamos tiempo a nuestra familia y nuestras responsabilidades profesionales, que luchamos por nuestros ideales, valores e ideología, los que no vamos permitir que unas pocas manzanas podridas que utilizan una formación política únicamente en beneficio propio contaminen la imagen de un proyecto colectivo con el cual me identifico y al que pertenezco desde mis 18 años. Ni lo vamos ni lo voy a permitir. La honestidad y el pensamiento limpio de muchos no se puede ni debe mancillar por el mal hacer de unos pocos. Que quede claro y a la vez que sirva de aviso para navegantes, para aquellos indeseables que solo buscan una nómina o unos ingresos fraudulentos al calor de una formación política.