La influencia en el sector industrial de nuestros 40 años en la OTAN

Desde nuestra incorporación hace ya 40 años a la OTAN, España se ha transformado y en paralelo lo ha venido haciendo nuestra participación en la alianza. Hay que dar el salto definitivo que adecue nuestro presupuesto a las necesidades actuales

El 30 de mayo se han cumplido 40 años de la incorporación de España a la Alianza Atlántica. Esa incorporación fue condicionada y, desde nuestro ingreso oficial hasta nuestra plena integración, formando parte de la estructura militar, habrían de pasar 17 largos años. Desde entonces se ha modificado el modus operandi, la estructura y la composición de la Alianza, llegando a duplicar el número de sus miembros.

También España se ha transformado. Nuestras Fuerzas armadas han tenido acceso a los procedimientos, formación y puestos de responsabilidad de la Alianza. Desde hace años, todos los militares que han ocupado el puesto de JEMAD como los JEMES, han ostentado el mando de operaciones aliadas u ocupados cargos elevados en la estructura OTAN.

La pertenencia a la OTAN se ha convertido en el eje de nuestra política de Seguridad y Defensa, constituyendo un consenso sobre la misma entre las principales fuerzas políticas que se ha mantenido a lo largo de los últimos lustros. Ello ha favorecido nuestra política exterior, alineándola con los países occidentales más desarrollados y con mayor consolidación democrática.

Nuestro país ha participado en 22 misiones en las que ha llegado a desplegar hasta 125.000 militares

Nuestro país ha participado en 22 misiones en las que ha llegado a desplegar hasta 125.000 militares. Esta presencia española en misiones y operaciones es calificada por la misma Alianza como mayor de lo esperable en relación con el tamaño de nuestras Fuerzas Armadas, por esto hemos adquirido la condición de socio fiable, solidario y comprometido con la seguridad aliada. En contribución a las operaciones España ocupa uno de los primeros lugares lo que demuestra el compromiso político de nuestro país con la solidaridad y seguridad aliada.

No obstante, en el seno de la Alianza se considera importante reflejar equitativamente el esfuerzo presupuestario de los países miembros, es decir, que la inversión en defensa, el cumplimiento de los objetivos de capacidades y que las contribuciones al dispositivo de defensa colectiva estén equilibradas.

Como consecuencia del desajuste entre gasto efectivo y nivel de ambición, venimos sufriendo carencias en dotación de nuestras unidades, siempre cerca del límite de efectivos, en retrasos de los grandes programas y muy especialmente en mantenimiento de equipos e instalaciones

Pues bien, en nuestro caso no se ha llegado a conseguir este equilibrio. Como consecuencia del desajuste entre gasto efectivo y nivel de ambición, venimos sufriendo carencias en dotación de nuestras unidades, siempre cerca del límite de efectivos, en retrasos de los grandes programas y muy especialmente en mantenimiento de equipos e instalaciones. Esta última limitación debe ser subrayada, ya que viene afectando a la operatividad de nuestras unidades y, a medio plazo, puede condicionar nuestra capacidad de participación en misiones aliadas complejas y duraderas. Es un defecto que se agravará en ausencia de medidas compensatorias.

España, respondiendo al compromiso adquirido, ha aumentado su inversión en defensa, en términos reales, a medida que su PIB aumentaba. Si en 1982 nuestro país disponía de un gasto de 5.062 millones de euros, en 2020 ese gasto ascendía a 11.240 millones, una cifra que duplica la de entonces y que ha permitido la puesta al día, aunque con dificultades, de nuestro tejido industrial. En ese periodo nos hemos posicionado, a nivel internacional, como el séptimo exportador de tecnología de defensa del mundo, habiendo triplicado las ventas desde el año 2001.

En el año 2020, según datos de TEDAE, la industria de Defensa y Seguridad generó más de 95.000 empleos en España. Una cifra importante que sitúa a este sector como uno de los más importantes del país por volumen, por calidad del empleo y por el salario medio de los trabajadores que es un 82% más alto que la media nacional (41.000 euros).

En el año 2020 la industria de Defensa y Seguridad generó más de 95.000 empleos en España

España ha conseguido un notable grado de calidad en sus productos industriales. En estos 40 años las fragatas y otros buques fabricados en los astilleros de NAVANTIA han sido ganadores en reñidos concursos internacionales. Los aviones de reconocimiento, reabastecimiento, transporte y combate de AIRBUS España destacan por su competitividad. Los vehículos blindados y especiales y la artillería de SBS y otros fabricantes están a la altura de los más eficientes de la Alianza.

Los radares, sensores, comunicaciones y componentes espaciales de INDRA compiten en todo el mundo. Lo mismo puede afirmarse de empresas de mediano tamaño, capaces de diseñar y fabricar componentes sofisticados de sistemas de armas, munición y otros elementos. En general, las empresas españolas destacan por su capacidad de diseño e integración de las tecnologías más actuales.

Con relación a las capacidades, España siempre ha procurado cumplir con los objetivos en este campo asignados por la OTAN, lo que ha permitido, con gran esfuerzo, a nuestra industria de defensa tener una continuidad en el desarrollo y mantenimiento de los programas. Hoy día se sigue trabajando en la renovación de las capacidades militares a través de los grandes programas de armamento, que se han mantenido a pesar de las dificultades presupuestarias. Es un mérito del equipo actual del ministerio de Defensa y de sus predecesores. El propio Secretariado Internacional ha destacado que las prioridades nacionales españolas están alineadas con los objetivos de planeamiento de capacidades OTAN.

La reciente invasión de Ucrania por parte de Rusia ha remarcado la necesidad de reforzar nuestra seguridad y defensa y plantear la necesidad de lograr el objetivo del 2% del PIB en gasto de defensa, del cual el 20% se destinaría a inversión en equipo principal e I+D. Por ello, el secretario general de la OTAN ha solicitado que los países que todavía no tienen previsto alcanzar la guía del 2% en 2024, presenten sus planes para alcanzarla con posterioridad a esta fecha.

Esperemos que las fuerzas políticas superen las reticencias que hasta ahora han condicionado nuestro gasto en este terreno. Sería importante un consenso entre ellas, al margen de minorías irreductibles, ancladas en tópicos ideológicos, y que nuestras autoridades puedan anunciarlo a finales de este mes de junio en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los países miembro, precisamente aquí en Madrid.

Este artículo pertenece al nuevo número de la revista mEDium 11: ‘La encrucijada de la defensa’, cuya versión impresa puede comprarse online a través de este enlace: https://libros.economiadigital.es/libros/libros-publicados/medium-11-la-encrucijada-de-la-defensa/