La italianización de España

La greña política en España ha subido de tono hasta llegar a ser ensordecedora

Desde 1946 a 2022 Italia ha tenido 67 gobiernos, uno cada 13 meses. El país transalpino ha sobrevivido al asesinato de un primer ministro, Aldo Moro, a la huida de otro por corrupto, Benito Craxi, a la condena de otro por ser el capo de tutti capi, Gulio Andreotti e incluso a los escándalos de Berlusconi.  

Mientras todo eso sucedía la economía italiana crecía y el país prosperaba, alimentación, moda, automoción, diseño, turismo… Italia es un lugar maravilloso para vivir a pesar de su nefasta clase política. La sociedad italiana y las empresas aprendieron a vivir ajenas a la política. Dos mundos paralelos cada uno con lógicas y dinámicas distintas.  

Zapatero dijo una vez, allá por 2008, que España estaba a punto de superar a Italia en PIB, se le fue un poco la mano, los italianos tienen una masa de PIB de más de 30.000 millones de euros contra nuestros 25.000.  

En España el degradado mundo político y su clase gobernante actual tienen aversión al mercado y a la empresa

Durante años, en especial en la transición, desde 1978 y hasta 2004 España parecía un país mucho más estable que Italia, pero hoy hay que preguntarse si no nos hemos italinianizado.

Todas las estadísticas auguraban un desastre económico en España tras el verano, pero la buena marcha del turismo ha salvado a España de la recesión a pesar de medidas y una gestión económica contrarias al crecimiento como la mala ejecución de los fondos europeos, el incremento del gasto público, el incremento decretado de costes laborales o una fiscalidad troceada por territorios y excesiva.  

La greña política en España ha subido de tono hasta llegar a ser ensordecedora, pero la opinión pública, más interesada en el Mundial, la Navidad y la vida cotidiana que en saber si Griñán va a entrar en la cárcel o si Trevijano se va a comer las uvas al frente del Tribunal Constitucional ha decidido dar un portazo y no escuchar el giragay político.

Italia ha demostrado durante décadas una fortaleza económica capaz de surfear por encima de los despropósitos políticos, no está claro que el tejido empresarial y el entramado económico español tenga la misma fortaleza.

Además, Italia y España tienen una gran diferencia, en Italia los políticos viven ajenos a la realidad pero no hacen grandes esfuerzos para obstaculizar el mundo de la empresa, en España el degradado mundo político y su clase gobernante actual tienen aversión al mercado y a la empresa.    

Sánchez sabe de comunicación política, su estrategia es primaria pero eficaz: si tienes muchas malas noticias que dar, dalas de golpe, así que ha colado en pocas semanas, de golpe, la supresión de la sedición, la rebaja de la malversación, la reforma a la baja para nombrar magistrados del TC, la ley trans, la reforma de los autónomos, la subida brutal del gasto público y la ley del sí es sí.

Cada una de estas malas noticias es peor que la anterior, lanzadas todas juntas es imposible de valorar cual es más tremenda, así que una vez estemos todos como en la canción de Mecano “entre pitos y gritos” de fin de año nadie pensará en sediciosos ni en malversadores sino en como pasar lo que viene por delante en 2023.  

Nos hemos italianizado para mal, pero nadie dice que el siguiente paso no sea la balcanización, con Otegui y Junqueras a los mandos ¿Qué puede salir mal?  

Feliz Navidad querido lector.