La política catalana y española como dos gotas de agua

Las CC.AA han clonado en formato más o menos reducido los mismos organismos que el Estado. Miles y miles de cargos inútiles que crean una España abracadabrante cara e innecesaria

Esta semana ERC, Junts (la Convergencia de toda la vida) y el PSC han anunciado la renovación de los órganos de control de los medios de comunicación en Cataluña y de otros organismos, el más importante de ellos el Consell de garantías estatutarias, el equivalente al consejo consultivo del resto de CC.AA.

Todos estos organismos basan su composición en la lealtad de sus miembros a los partidos que los proponen por encima de las capacidades profesionales de los designados, que en algunos casos son incuestionables y que en otros es indudable que no existen.

El párrafo anterior es válido lo leas donde lo leas y cuando lo leas. Lo que es válido para las designaciones y renovación del CGPJ, el Defensor del Pueblo o del Tribunal de Cuentas lo es para cualquier órgano autonómico en cualquier Comunidad Autónoma.

No hay diferencia alguna entre Cataluña y España y menos entre la administración y la política de Cataluña y la del resto de CC.AA y de España en su conjunto. Las CC.AA han clonado en formato más o menos reducido los mismos organismos que el Estado. Todas las comunidades cuentan con un innecesario Defensor del pueblo, innecesarios organismos de control de los medios, innecesarios entes reguladores en materias tan diversas como la protección de datos, el turismo y un largo etcétera. Son miles y miles de cargos inútiles que crean una España abracadabrante cara e innecesaria.

La España de las autonomías, que se concibió como una forma de aproximar la administración a los ciudadanos y agilizar la gestión, ha acabo siendo una replica multiplicada por 17 de ministerios pretenciosos y no conectados entre sí. La gran paradoja es que aquellos que critican el resultado de la España de las autonomías y que en gran medida coinciden con los quieren huir de la España del sanchismo, sus impuestos, su estúpido lenguaje inclusivo y su calvinismo de izquierdas no tiene más remedio que refugiarse en algunas de las taifas cual aldea de Astérix que no siguen los dictados del gobierno Frankenstein y entre las que Madrid brilla con luz propia.

El nacionalismo y también los partidos nacionales que han alcanzado el poder en las diversas regiones han despedazado al Estado cual la túnica de Cristo tras su crucifixión, la diferencia entre la vampirización del Estado en Andalucía o Aragón y Cataluña o el País Vasco es que los dos primeros lo hacen solo por afán de poder y los dos segundo con el fin de cargarse a España.

Pero cuando te detienes a ver qué diferencias hay entre la forma de hacer de unos y los otros la conclusión a la que llegas es que no hay ninguna. Sánchez y Casado pactan la renovación del TC, del consejo de RTVE o del Tribunal de Cuentas y lo hacen fuera de plazo para al final repartirse los cargos en función del porcentaje de voto. Aragonés, Puigdemont y Illa en Cataluña hacen lo mismo.

Nadie sabe en qué cambia su vida o la mejora por la existencia de un Defensor o un Síndic. Nadie sabe para que sirve una agencia estatal de protección de datos ni su homologo catalán, por cierto en Madrid este organismo se suprimió. Nadie tiene ni idea de que hace un Tribunal de cuentas ni una Sindicatura pero todos estos organismos que tienen por fin fundamental el engrase de un sistema y la colocación de una casta privilegiada y da igual que el cargo se acepte en nombre de España, de Cataluña o de la Región de Murcia.

Pedro Sánchez saludando a Pere Aragonès (ERC) minutos antes de la primera reunión de la mesa del "conflicto catalán" en el Palacio de la Moncloa, el 26 de febrero de 2020 | EFE/Archivo
Pedro Sánchez saludando a Pere Aragonès (ERC) minutos antes de la primera reunión de la mesa del «conflicto catalán» en el Palacio de la Moncloa, el 26 de febrero de 2020 | EFE/Archivo

En Cataluña, coincidiendo con el sorteo de la Lotería de Navidad se han renovado los cargos y ERC se ha llevado el Gordo o lo que es lo mismo la presidencia del ente que controla TV3 y Catalunya Radio. Una vez Aragonés y Junqueras han alcanzado la pieza mayor han sido magnánimos y han cedido a Junts dos cargos irrelevantes, tan poco decisivos excepto para quienes los van a ocupar, que no han tenido inconveniente en cederlos a sus archienemigos: La Agencia de Protección de Datos que presidirá la exconsejera de gobernación que cedió datos para el falso referéndum del 1 de Octubre y el CAC, una especie de censura inquisitorial donde al frente estará el autoproclamado biógrafo de Puigdemont pero que en realidad lo trata como si fuera hagiógrafo del prófugo.

El acuerdo dentro del desacuerdo entre Junts y ERC no es novedad, la participación activa del PSC, al que dan las migajas y se conforma convierte a los de Illa en uno de esos partidos falsos que se creaban en la Europa del Este durante los años de la Guerra Fría para intentar hacer creer al resto del Mundo que las autoproclamadas democracias populares eran democracia reales cuando lo que eran es dictaduras de tomo y lomo.