La refundación del pensamiento económico liberal en España

Los cambios estructurales que se están produciendo en nuestra sociedad, necesitan respuestas políticas eficaces basadas en sólidos principios donde el elemento central es saber leer correctamente las nuevas tendencias y anticiparse a ellas. Algo tan obvio como esto, sin embargo, parece haber sido olvidado en la política europea y, en particular, en la española, a tenor de los acontecimientos actuales y, muy especialmente, la inestabilidad política que sufre España desde 2015. La visión de largo plazo ha sido paulatinamente sustituida por un pensamiento político y económico cortoplacista electoralmente rentable pero que inexorablemente conduce a ciclos electorales cada vez más cortos y con equilibrios de poder cada vez más difíciles.

En un mundo que está en pleno proceso de cambio del equilibrio geopolítico, donde el consenso de posguerra definitivamente se ha roto y donde en los próximos decenios los ejes esenciales pasan por el bilateralismo en la globalización, la longevidad, la digitalización, el cambio climático o la robotización, sería necesario un posicionamiento claro del espectro ideológico basado en un sólido análisis de los efectos presentes y futuros y cómo posicionarse ante ellos. Sin embargo, se está haciendo todo lo contrario: una pérdida gradual de los principios y valores fundamentados en la moral y en la evidencia empírica, con un comportamiento errático cuyo único objetivo es maximizar el tiempo en el poder.

A pesar de las dificultades que presenta un escenario como el actual, complejo y mutante, existe una oportunidad extraordinaria para una refundación de los principios elementales del liberalismo económico y, en consecuencia, de las herramientas de política económica a aplicar. En este momento, la fase de desaceleración del ciclo económico de los países desarrollados ofrece las condiciones para el establecimiento de reformas de calado que restablezcan la confianza de los ciudadanos en la clase política y vacunen el riesgo de derivas populistas en los dos extremos del eje ideológico básico izquierda-derecha.

Centrando el análisis en España, a los elementos mencionados se debe sumar la preservación de la integridad territorial como eje común de discurso dado que se juega con uno de los principios básicos de la sociedad como es el imperio de la ley (rule of law). Con ello, el panorama que han dejado dos gobiernos débiles sustentados con apoyos nacionalistas, tres convocatorias electorales en cuatro años y el fraccionamiento de la mayoría política en cinco grupos en continuo conflicto, es razón más que sobrada para emprender una recentralización tanto del centroderecha como del centroizquierda que permita la adopción de políticas reformistas que, con independencia del momento cíclico actual y siguiente, coloquen a España en una posición fuerte en la Unión Europea para afrontar las macrotendencias de futuro.

Esto conlleva una revolución del actual pensamiento económico y de sus referentes. A lo largo de la Historia, el liberalismo ha ofrecido mejores recetas y más cercanas a la realidad del individuo y de la sociedad que el intervencionismo. No en vano, los gobiernos tanto de izquierdas como de derechas, han adoptado políticas liberales para reformar los mercados, fomentar la competencia y crear un marco propicio para la acumulación de capital. En el caso del centroderecha, una vuelta a estos principios es especialmente necesaria después de haber tomado medidas en sus últimos gobiernos en la dirección opuesta a la que necesita la sociedad como son el aumento del gasto público y de los impuestos en un entorno de alto endeudamiento del sector público, la renuncia a una articulación plena del mercado nacional, el deterioro de la calidad institucional con múltiples y graves casos de corrupción o el abandono del impulso reformista en las materias clave de largo plazo (pensiones, estado del bienestar, financiación autonómica, infraestructuras o representatividad en el mundo y en las instituciones europeas).

Esta actitud tanto de los políticos como de sus principales referencias económicas, es el causante del desconcierto de los electores y está en la base de la actual inestabilidad política. En cuanto una de las ideologías pierde sus referencias básicas, la otra también lo hace, con lo cual una refundación del centroderecha contribuiría a la moderación y a recentrar a la izquierda que ha ganado las últimas elecciones generales. Si no se hace esta refundación del pensamiento económico del centroderecha, España corre el peligro de entrar en un período de estancamiento con probable recesión que comprometa su desarrollo futuro y el bienestar de los ciudadanos. Es posible y necesaria una política distinta que desate la energía creadora de los individuos y de las empresas. La política económica no es el arte de lo posible sino de hacer posible lo necesario.

En suma, no hay mejor política económica que aquella que es capaz de generar incentivos adecuados para elevar la prosperidad y el bienestar bajo un sólido conocimiento de cómo se comporta y cómo toma decisiones tanto el individuo como la sociedad. No hay que confiar en las buenas intenciones sino en los hechos, los razonamientos y las emociones de un agente tan complejo pero en el fondo racional como es el ser humano. Éstas son, quizá, las principales lecciones a tomar en consideración para una necesaria refundación del pensamiento económico del centroderecha en España y, una vez pase la época actual, también la refundación del centroizquierda.