La solución a la crisis del bipartidismo es más democracia

La crisis económica ha puesto de manifiesto la profunda crisis sistémica existente en España. Se trata de una crisis política, social, territorial e institucional de un sistema basado en el bipartidismo de la alternancia del PP y el PSOE, siempre con el acompañamiento de CiU. Las elecciones europeas y la abdicación del Rey Juan Carlos han sido dos hechos que han puesto nuevamente en evidencia la crisis del sistema político surgido de la transición.

Sin embargo, hay quien considera, desde el PSOE, que el problema no está en la crisis del sistema bipartidista, sino en la necesidad de reforzar este sistema basado en las dos opciones «más responsables». Así defienden la necesidad de: «fortalecer las mayorías y la gobernabilidad y luchar contra la proliferación de pequeños grupos que sólo defienden su pequeña parcela territorial o ideológica». Esta responsabilidad la sitúa incluso en la votación del proceso sucesorio. Acusan a grupos como Izquierda Plural de no comportarse con la responsabilidad que tuvieron en el momento de la transición.

Hay quien parece incapaz de leer el resultado de las elecciones europeas. Tres fuerzas situadas a la izquierda del PSOE y de su práctica socioliberal, como Izquierda Plural, Podemos y Primavera Europea, consiguieron 3.133.049 votos, es decir, el 20,03%, muy cerca del PSOE que obtuvo 3.596.634 votos, un 23%. Esto significa que puede haber quien dispute en un futuro, con posibilidades, la hegemonía de la izquierda a unos socialistas que han abandonado hace tiempo este campo.

Algunos parecen no entender que la crisis actual es de crecimiento democràtico. Estamos en una sociedad acosada por la crisis económica y que precisa de un salto adelante. Precisa superar la situación heredada de la transición. El acuerdo constitucional fue fruto de una situación que ahora después de tres décadas está por suerte superada. Hoy la sociedad es más libre para hablar de todo aquello que le preocupa y plantear de forma más clara sus opciones de futuro sin condicionamientos derivados de la salida de una dictadura. Por eso, hoy es plenamente lícito plantearse por ejemplo la opción republicana, a pesar de la posibilidad de ser una opción minoritaria.

Es evidente que el socialismo español está sometido a una profunda crisis de identidad derivada de una práctica alejada de un pensamiento de izquierdas. El punto más significativo, y del que todavía no ha hecho una autocrítica como organización fue la reforma «express» del artículo 135 de la Constitución donde consagró una lectura conservadora de la economía al situar la deuda como prioritaria para encima de las necesidades de la sociedad.

La situación política hoy es muy fluida. En palabras de Antonio Gramsci podríamos decir que «lo viejo no termina de morir y lo nuevo todavía no ha nacido«. Hoy no hay duda de que se están dando movimientos en profundidad a la sociedad española, muchos y variados y habrá que ver cómo encajan. Hay fuerzas tradicionales de la izquierda alternativa que tratan de resituarse y adaptarse a la situación actual, con dificultades y obstáculos. A la vez salen nuevas formas políticas alternativas que habrá que analizar cómo se sitúan y consolidan.

No hay duda de que hay un modelo a seguir y que muchos reivindican como es el de la construcción de una alternativa al estilo de la Syriza griega, pero también puede terminar en una suma de siglas o una disgregación de ellas derivadas de sectarismos, personalismos i/o populismos.

No hay duda de que hoy se dan las condiciones para la construcción de una alternativa a la alternancia, a partir de la constitución de un frente de todas las fuerzas renovadoras que quieran un cambio en profundidad desde el punto de vista institucional, de articulación territorial, de prioridades económicas y sociales para salir de una crisis provocada por los mismos poderes económicos que quieren quedar como ganadores de la misma.

*Manel García Biel es miembro de la comisión de control confederal de CCOO