Las claves del relevo en el PP vasco

Casado escucha mucho a Aznar. A veces le hace caso; otras no, pero la elección de Iturgaitz seguro que ha sido de su agrado

El relevo de Alfonso Alonso por Carlos Iturgaiz ha sido un golpe de timón de la dirección del PP de Génova que ha sorprendido a propios y extraños. Es un episodio más (no será el último) de una batalla interna que difícilmente atraerá al electorado vasco, porque los votantes huyen de las divisiones.

El enfrentamiento vivido estos días entre los dirigentes populares, en su pulso entre Génova y Vitoria, no es una buena tarjeta de presentación electoral. Seguramente se habría podido emprender el mismo rumbo sin tanto movimiento torpe a 40 días de las elecciones autonómicas. Podían esperar a la cita con las urnas y, si se confirmaban los malos resultados que le auguran las encuestas al PP vasco, haber apartado entonces a Alfonso Alonso, por ejemplo.

Pero como Pablo Casado y Teodoro García Egea tenían ya asumida la pérdida de votos en las elecciones al Parlamento Vasco, decidieron tirar por la calle de enmedio apostando por una alianza con Ciudadanos que traspasa los límites de la comunidad vasca. Porque esta apuesta persigue el trueque de una jugosa gratificación para el PP en la lista electoral de Cataluña, de la mano de Ciudadanos.

Esta apuesta pretende, también, que se visualice un compromiso del centro derecha unido con la regeneración de España ahora que Pedro Sánchez gobierna con ministros bolivarianos y se apoya en socios que quieren deconstruir la Constitución, romper España y anular el centro derecha para muchos años.

Una alianza con la que estaba de acuerdo Alfonso Alonso siempre que se hubieran negociado con él, como no podía ser de otra manera, las condiciones. Alfonso Alonso ha sido un defensor entusiasta de la alianza con Ciudadanos, como Carlos Iturgaiz. La promovió públicamente hace meses.

Convencido de que la apuesta por sumar en una alternativa constitucionalista, ante la opa del PNV a los votantes del PP vasco y un Partido Socialista de Euskadi que renunció hace años a ser oposición al nacionalismo, podía generar cierta motivación electoral. Aunque en el caso de Euskadi no resultaba concebible una ubicación paritaria de los candidatos teniendo en cuenta que el PP tiene nueve escaños en el Parlamento Vasco y Cs, ninguno.

Este golpe de autoridad de Génova es un aviso para otros dirigentes díscolos del PP

Pordrían haberlo negociado. Pero la dirección nacional del PP no le dejó margen en esta operación que, desde un principio, se diseñó sin él. A Alonso se lo dieron hecho todo. Lentejas. Maniobras de forma.

Una cuestión que no es baladí si la forma consiste en pactar listas de una comunidad cuyo presidente no ha estado informado. Alfonso se resistió y Casado dio un golpe en la mesa cesándolo como candidato a lehendakari y el lunes el fulminado optó por dimitir como presidente del PP vasco.

El rescate del histórico Iturgaiz, en tiempo de prórroga del partido, lo han protagonizado los mismos que hace meses lo relegaron en las listas europeas. Los intereses de los partidos provocan movimientos de difícil explicación cuando la necesidad les pone en apuros.

¿Qué diferencias de fondo mantienen Alfonso Alonso y Carlos Iturgaiz? Seguramente, pocas. Al destituido no le gustaba la aproximación a Vox y a su sustituto no le importaría pactar con el partido de Santaigo Abascal. De momento, ya se ha dirigido a sus votantes (28.659 en las últimas elecciones generales).

Lo que subyace de este pulso que ha doblegado a Alfonso Alonso es el trasfondo de las alineaciones. Él se decantó por Soraya Saenz de Santamaría en las primarias. Y nadie corrigió a Cayetana Alvarez de Toledo cuando le criticó por su «tibieza» con el nacionalismo. Porque desde Génova pensaban lo mismo.

Casado escucha mucho a Aznar. A veces le hace caso; otras,no. Pero la elección de Iturgaiz seguro que ha sido de su agrado. Este golpe de autoridad de Génova es un aviso para otros dirigentes díscolos que se alinearon con Soraya Saenz de Santamaría en su día y han criticado los mensajes menos centrados de Casado cuando ha pretendido competir con Vox.

Carlos Iturgaiz, un candidato nada cómodo para el PNV

Iturgaiz no es un parlamentario brillante del estilo de Alfonso Alonso. Pero, además de su bagaje en la dirección del PP vasco en ‘los años de plomo’, conoce bien el partido por dentro. Sus entresijos.

Con la recuperación de su candidatura por Vizcaya podrá volver a movilizar a la afiliación desmotivada. Con Carlos Iturgaiz, el PP vasco recupera un discurso de confrontación más nítida con el nacionalismo que recuerda la época de Mayor Oreja y María San Gil. Un candidato nada cómodo para el PNV. Tampoco para los socialistas.