Las compañías eléctricas españolas en el punto de mira

Mientras la patronal eléctrica presentaba un estudio sobre la Contribución de las compañías que integran Unesa al desarrollo de la sociedad española, que más parecía un informe de fin de ciclo, como el que está viviendo el sector eléctrico, los analistas estudiaban las condiciones de la OPV de Endesa.

Enel venderá entre el 17% y el 22% de la que fuera la gran compañía eléctrica española y que en la actualidad está siendo sometida a un proceso de adelgazamiento que terminará, según avispados observadores, con su venta a, por ejemplo, Électricité de France (EDF), propietaria del estado francés en casi un 88% y que se instalaría en España con afán de permanencia, todo lo contrario que los italianos.

La posible y probable venta de Endesa se uniría a la de E.ON España que ha decidido abandonar España y a la venta de la división de distribución de Iberdrola, entre otros «activos relevantes» de la eléctrica vasca. No en vano, el presidente de ésta última, Sánchez Galán, afirmaba hace unos meses que “en Iberdrola somos más británicos, estadounidenses y mexicanos que españoles”. En cualquier caso, sigue siendo vasca y con una influencia muy considerable por parte del PNV.

Mientras Iberdrola no sólo ha congelado sus inversiones en España para aumentar su inversión en países que considera más serios que España, desde el punto de vista regulatorio, dado el fuerte recorte de primas destinadas a las renovables, Endesa tiraba por la calle de en medio y tras ser medio vaciada por su matriz italiana, Enel, que ha hecho un excelente negocio en España, ha emprendido una política de poner en valor lo que queda. El objetivo es “colocarla” en las mejores condiciones posibles, iniciando, según su presidente, Borja Prado, un nuevo capítulo con una nueva estructura centrada en el mercado ibérico y marcado por la apuesta por España.

El comunicado de los italianos sobre la operación que les permitía quedarse con el negocio latinoamericano de Endesa y obtener una liquidez impensable señalaba que Enel Energy tiene intención de dotar a Endesa “de un plan de negocio propio focalizado en el mercado ibérico”, que permita aprovechar las oportunidades que se abran con la recuperación económica, “una estructura patrimonial y de deuda más eficiente y una política de dividendos sostenible y definida”.

Con este plan, que supondría un aumento de las inversiones de Endesa, ésta “reforzaría su liderazgo como la mayor utility en la Península, con presencia en toda la cadena de valor del negocio eléctrico y como operador relevante en gas”. Los analistas creen que esos conceptos fueron redactados pensando en un cambio de propiedad.

La actual OPV de Endesa entra de lleno en esa estrategia y así lo entienden los analistas que valoran positivamente la OPV, sobre todo para Enel, principal beneficiada por la venta, así como por el aumento de liquidez y entrada en el Ibex. El perfil de la compañía ha cambiado radicalmente, algo que está recogiendo el mercado en la cotización, lo que indirectamente está elevando el atractivo por valoración.

Para complementar la estrategia, Endesa lanzaba una potente campaña publicitaria en la que se decía que “creemos en la energía de este país” o “porque si algo tenemos en este país es energía”. Verde y con asas y gran trabajo el realizado por el consejero delegado de Endesa, Andrea Brentan, quien una vez terminado su faena dimitió de su cargo para volver a Italia y encontrar acomodo en la estatal matriz, dejando a Prado, amigo personal del ministro de Guindos, el embolado que se le presenta de aquí en adelante.

Todas estas operaciones son el resultado de la política eléctrica seguida por el Gobierno y que llevó al sector a fuertes confrontaciones con el Gobierno de Rajoy como consecuencia del recorte de las primas a las energías renovables. Este proceso que llevó a los empresarios del sector a mantener posiciones muy duras contra el Ejecutivo, ha experimentado un sorprendente cambio en las últimas semanas al pasar de considerar traumática la reforma a entenderla como necesaria.

Detrás de este trascendental cambio puede que esté el hecho denunciado por las organizaciones de consumidores y que se resume, de forme grosera, en que la reforma, en su mayor parte, ha terminado pagándola el consumidor.

En efecto, a pesar de que el ministro de Industria, Energía y Turismo, Soria, afirmara que “el recibo de la electricidad bajará de nuevo este año e incluso por encima del 3,1% que descendió en 2013 y a pesar de la evolución reciente de los precios mayoristas”, alguna asociación de consumidores como Facua señala que la luz ha subido un 19,2% desde enero de 2014 suponiendo una subida media de 13 euros para el usuario final, siendo las tarifas actualmente más caras que en la etapa de fijación de precios mediante la subasta eliminada por el Gobierno en enero de 2014.

La OCU, por su parte, complementaba esta información al señalar que septiembre cerraba con el segundo precio más caro de la electricidad en los últimos cinco años. El precio más caro de los últimos diez años se alcanzó en diciembre de 2013 con un valor de 63,64 euros. Así es fácil entender el cambio de las declaraciones públicas de los líderes empresariales del sector eléctrico de generación convencional.

En lo que se refiere a la posible venta de Endesa a EDF, los analistas señalan que la estrategia de las empresas francesas sobre España merece la pena ser estudiada, ya que, al interés no ocultado de la empresa pública francesa, hay que unir otras operaciones como la de Suez Environnement que se quedó con la propiedad de Aguas de Barcelona (Agbar) tras un acuerdo con La Caixa. La entidad se quedaba con el 99,79% de la aseguradora Adeslas y a Criteria CaixaCorp convertirse en socio de referencia de Suez Environnement, lo que hace prever que está en su máxima vigencia el transvase del Ródano a Cataluña, algo que CiU sigue manteniendo en su programa y que facilitaría a Suez vender más agua al sur.