Las falacias del proteccionismo

Donald Trump ha instaurado medidas proteccionistas que tensan las relaciones internacionales y pueden causar problemas económicos en todo el mundo

La economía internacional ya no cuenta con los vientos de cola de los que se ha beneficiado en los últimos años. La Reserva Federal incrementerá los tipos de interés tres veces en 2018 y 2019. La larga era de tipos prácticamente cercanos a cero ha concluído.

Ello significa un aumento notable de los costes de financiación de las hipotecas, préstamos, deuda de tarjetas de crédito y préstamos para completar la universidad en EEUU. No olvidemos que en la primera economía mundial el consumo aporta dos terceras partes del PIB.

El efecto inmediato

La ralentización de la economía de EEUU en el primer trimestre de 2018 respecto a la segunda mitad de 2017 ha sido palpable. Tipos más altos en EEUU y la revalorización del dólar provocan problemas en los países emergentes y en vías de desarrollo. Los países de dichas categorías que han acumulado deuda en dólares (pública o privada) tienen que pagar más por financiarla.

En las últimas semanas se ha rebajado la calificación crediticia de Turquía y Argentina y sus monedas se han devaluado sustancialmente frente al dólar.

Turquía padece un fuerte déficit por cuenta corriente y su dictador/presidente, Recep Tayipp Erdogan, pretende desafíar las leyes económicas negándose a aceptar un incremento de tipos para neutralizar la inflación y la salida de capitales.

En 2014-2015 también vivimos una huída de capital de los países emergentes a los desarrollados, pero en aquél momento Janet Yellen cortó la hemorragia y acertó al parar el aumento de los tipos en EEUU.

Las medidas proteccionistas de la administración Trump agravian el panorama ecomómico

La subida del precio del petróleo hasta niveles de aproximadamente $80 dolares el barrill también perjudica las perspectivas de crecimiento.

Los factores reseñados son en gran medida inevitables y consecuencia del final de un ciclo de crecimiento largo, que se inició en EEUU en 2009. Pero las repetidas medidas proteccionistas de la administración Trump agravian el panorama ecomómico.

El presidente de EEUU amenaza ahora con elevar los aranceles a las importaciones de vehículos de la UE, además de mantener la posibilidad de aplicar aranceles al acero y aluminio europeo.

La renegociación de NAFTA se ha estancado después de que Washington exigiera una cláusula de casi imposible cumplimiento: que el 30% de las piezas de los vehículos fabricados en uno de los tres países lo sean por trabajadores que ingresen como mínimo un salario equivalente al promedio de los tres países.

Los empleados del sector de automoción de México ganan $2-4 por hora, mientas que en EEUU la remuneración en el sector es de $14-16 por hora.

Es difícil vislumbrar que México acepte esta nueva exigencia, que además es prácticamente imposible de contabilizar porque las cadenas de producción son internacionales. Algunas cifras revelan la absurdidad del proteccionismo.

Las cifras del absurdo

En EEUU, 140.000 personas trabajan en el sector de fabricación de acero, pero 13 millones son empleados por compañías que necesitan acero importado para elaborar su producto final. Casi la mitad de las importaciones de EEUU no son bienes de consumo, sino materias primas necesarias para la fabricación de productos en el país.

El incremento de los aranceles provocará mayores costes para las empresas de EEUU, que deberán decidir si los trasladan al consumidor en forma de precios más elevados o asumen menores beneficios e incluso tienen que despedir a trabjadores.

El libre comercio y aranceles reducidos fomentan la competitividad y la creación de riqueza

 

Las subidas de aranceles afectan más a las personas con menores ingresos. El arancel que pagan unas zapatillas de deportes baratas para entrar en EEUU es de un 60%, mientras que para un par de zapatos de cuero es de sólo 8,5%.

Se ha calculado que por cada 1% de cuota de mercado de importaciones de bienes baratos por parte de EEUU se reduce la inflación en un 2%.

El libre comercio y aranceles reducidos benefician a los consumidores, a los fabricantes de productos y fomentan la competitividad y la creación de riqueza.

Los únicos que se benefician de mayores aranceles son los grupos de presión que pretenden proteger a sectores y empresas ineficientes. Si la administración Trump insiste en su actitud proteccionista, acelerará el final del actual ciclo de bonanza económica internacional.