Natalidad, la gran ausente

España 2050 es un trabajo hercúleo y bien encaminado, pero produce malestar no encontrar ni una sola propuesta para mejorar la muy baja natalidad de nuestro país

“Si uno no sabe a qué puerto se dirige, ningún viento es favorable”. Así exponía el filósofo romano Seneca la importancia de identificar metas, dirección y propósito en cualquier cometido colectivo en presencia de adversidades y reveses.

Los objetivos a largo plazo de un país son esos puertos de ambición nacional a los que se aspira arribar tras una larga travesía. Sin objetivos, no hay ruta sin recorrer y por tanto no hay cometido colectivo.

Por ello celebro que se haya abierto el debate sobre la prospectiva a largo plazo en España y, aunque este primer intento tenga sus defectos y haya sido manipulado políticamente, es un trabajo hercúleo y sistemático que merece el beneficio de la bienvenida sincera y escrutinio de la crítica constructiva.

Sin propuestas para 2050

El documento es extenso, con sus aciertos y errores. A mi juicio, tras una lectura pormenorizada, mucho de lo que se diagnostica y prescribe está bien encaminado y pocos son los errores de bulto. Existe, sin embargo, un aspecto de que me causó cierto malestar y perplejidad: no encontrar ni una sola propuesta para mejorar la muy baja natalidad de nuestro país.

La omisión es sorprendente teniendo en cuenta que algunos de los 9 “desafíos” del informe surgen precisamente a raíz del desplome de la natalidad en las últimas décadas. En sus más de 800 páginas, el informe pasa de corrillo sobre el tema indicando secamente en la página 220 que su escenario asume que la tasa de fecundidad (es decir el numero promedio de hijos por mujer) mejora del 1,2 al 1,4.

Es desconcertante porque, en primer lugar, no explican transparentemente cómo se consigue esa mejora, dejándolo para la deducción del lector que se podría ser consecuencia de la llegada de inmigrantes con tasas de natalidad más altas. Y, en segundo lugar, porque se acepta que 1,4 es lo mejor a lo que se puede aspirar como sociedad de aquí a 2050.

España, por debajo de la mayoría de países de EU

Pero 1.4 es una tasa pésima muy por debajo de la deseable tasa 2.2 de reemplazo, pero también de la mayoría de los países de EU.

Es una aspiración pobre. Y sobre todo indica que no se está tomando en serio el problema de la demografía que es un problema de natalidad y la razón por la que el estado del bienestar es insostenible en su configuración de esquema Ponzi al que hemos llegado a cause el aumento de la esperanza de vida.

No sólo eso. El informe establece 50 indicadores clave para medir la mejora del país a 30 años. Ni uno solo es la tasa de fecundidad o nada relacionado con la demografía menguante y el envejecimiento que es la principal amenaza de sostenibilidad de pensiones, jubilación y sanidad.

Salvar el estado del bienestar

Entiendo que existen muchas otras medidas para amortiguar el impacto: reforma de pensiones, retraso de la jubilación, replantearse la vida laboral, etc. Pero ninguna ataca el problema de fondo. Simplemente lo pospone para que sea otra generación la que se enfrente al precipicio.

No se trata de revertir milagrosamente a 2.1 sino de al menos tomar medidas para frenar su desplome (y puede caer más, vean Corea con 0.9) o incluso elevarlo a 1.5-1.6 como en otros países europeos del norte que sí tienen políticas activas de natalidad.

Ignoro por qué se evita hablar de natalidad en España. Entiendo que es un tema controvertido y potencialmente tóxico en el contexto actual de alta tensión de género. Pero es el debate más honesto que podemos tener si queremos salvar el estado del bienestar a largo plazo.

Y si bien España 2050 no contempla fomentar la natalidad, sí asume incrementar el flujo inmigratorio anual de 191.000 a 225.000.

“El informe establece 50 indicadores clave y ni uno solo es la tasa de fecundidad o nada relacionado con la demografía menguante y el envejecimiento que es la principal amenaza de sostenibilidad de pensiones, jubilación y sanidad”

Sin duda la inmigración ordenada y racional beneficia a la economía española y al sostenimiento del estado del bienestar. Yo mismo soy inmigrante en Reino Unido y sé de lo que hablo cuando pondero los impuestos que pago y los servicios que recibo en mi país se acogida: un chollo para UK.

Pero el problema de España 2050 es que reduce el debate demográfico a una cuestión inmigratoria (y de reformas de pensiones) sin contemplar el incremento de la natalidad como hacen otros países para contribuir a amortiguar el impacto del envejecimiento de la población.

Y sobre todo lo que más sorprende es que España 2050 afirma ser un plan para salvaguardar el estado del bienestar a 30 años sin pararse a pensar que las políticas de fomento de la natalidad son justamente estado del bienestar de manual.

Un estado del bienestar selectivo

Es decir, España 2050 es, a ratos, selectivo y sesgado respecto a lo que prescribe como estado del bienestar. Prioriza y refuerza lo ya generoso y existente (pensiones, desempleo) pero descuida lo deficiente o inexistente (conciliación laboral, bajas parentales, gratuidad de preescolar…).

Y si echamos un vistazo al modelo nórdico descubrimos que en el centro de su estrategia de sostenimiento del bienestar está apoyar económicamente a los jóvenes en lo que es la decisión más complicada de sus vidas: tener hijos. Allí las tasas de fecundidad son 1.7.

El enemigo es la desigualdad

Con razón en España lamentamos que los jóvenes apenas tienen oportunidades para independizarse hasta entrados los 30. Pero olvidamos que es precisamente esa incertidumbre lo que hace casi imposible tener hijos excepto para las rentas altas. Es decir ahonda en la desigualdad.

En cualquier caso, celebro que se haya creado la oficina de prospectiva y que se establezcan metas nacionales a largo plazo. Era algo pendiente y que llega tarde. Pero también parece que será tarde (demasiado tarde) el día que nos pongamos en serio a hablar de natalidad.

Este artículo corresponde al último número de mEDium que puede adquirirse en este enlace