No comprometan la pensión del joven para seducir al jubilado

¿El mercado laboral español podrá absorber tamaño aumento de trabajadores cotizantes que salvarían las pensiones?

La deuda que hay que devolver, las recomendaciones restrictivas del FMI, la OCDE y la UE que hay que cumplir, un índice de desocupación que limita las cotizaciones, la pirámide demográfica invertida, la baja natalidad, el feliz alargamiento de la esperanza de vida. Y el déficit o quiebra de la Seguridad Social. Malos tiempos para las pensiones.

Así las cosas, ¿qué política? Que se reúna el Pacto de Toledo y se tomen decisiones, dicen. Y se hagan reformas. Sea. Pero, que nadie espere milagros. Probablemente, habrá que hacer de la necesidad virtud si lo que se quiere es un sistema sostenible.  

Quizá los trabajadores autónomos deberán aumentar su cotización si aspiran a tener una mayor pensión

Quizá habrá que aumentar la edad de jubilación, quizá habrá que potenciar una jubilación reversible que permita reincorporarse temporalmente al mundo del trabajo para luego volver a la condición de jubilado, quizá se deberá calcular la pensión –a la baja- en función de toda la vida laboral.

Quizá habrá que incorporar la llamada mochila austríaca en que el empresario aporta anualmente una cantidad de dinero a modo de fondo de ahorro o capitalización de la cual se beneficia el trabajador en situación de traslado, despido o jubilación.

Quizá los trabajadores autónomos deberán aumentar su cotización si aspiran a tener una mayor pensión. 

Quizá los robots podrán cotizar y pagar impuestos para sufragar las pensiones

Quizá no habrá que vivir por encima de nuestras posibilidades, quizá habrá que ahorrar más y –redundancia buscada- gastar menos, quizá habrá que apostar por la hipoteca inversa como complemento.        

Quizá los Presupuestos del Estado deban hacerse cargo de las pensiones, quizá habrá que combinar el sistema de reparto –público- con el de capitalización –privado-.

Quizá se congelará o reducirá la pensión según la coyuntura –crecimiento, productividad, competitividad, cotizaciones, inflación- económica, quizá habrá que diseñar un IPC para jubilados –una nueva indexación de la pensión- habida cuenta que las necesidades del pensionista no son las de un trabajador de menor edad.

Quizá se podrán aumentar las cotizaciones empresariales o los impuestos a la banca y los accionistas. Pero, ello podría conducir a un aumento de la desocupación y a un traspaso del impuesto bancario a sus clientes.

No es cierto que durante la crisis la pensión no se ha revalorizado: un 18,4% en términos reales

Quizá los robots podrán cotizar y pagar impuestos para sufragar las pensiones. Cosa que podría implicar un freno a la modernización tecnológica -no se contratan robots porque sale caro fiscalmente hablando- que se traduciría en el cierre de empresas con la consiguiente desocupación.    

Cuatro prejuicios

Al respecto de las pensiones, conviene señalar cuatro prejuicios -prejuicio: opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal- que hay que descartar.

No es cierto que durante la crisis la pensión no se ha revalorizado -la pensión media, de 2008 a 2017, se ha revalorizado un 30,4 % en términos nominales o un 18,4 % en términos reales-.

No es cierto que durante la crisis la pensión ha sufrido una pérdida brutal de poder adquisitivo -de 2008 a 2017 ha ganado un 9, 98 % de poder adquisitivo frente a una inflación de 10, 03 %: es decir, una pérdida mínima de dos décimas-. 

No es cierto que durante la crisis la tasa de riesgo de pobreza y exclusión del pensionista mayor de 65 años haya aumentado -dicha tasa ha descendido del 20,7 % en 2010 al 14,35 % en 2016-.

No es cierto que la tasa de substitución o reemplazo sea inferior a la de la Unión Europea -mientras en España la pensión supone el 81,8% del último salario, en la UE supone de media el 70,6 %-.   

Así las cosas, si la demografía y la tasa de ocupación no aumentan, se imponen un par de conclusiones: 1) nuestros jubilados –aunque no sean conscientes de ello- son unos privilegiados, 2) cualquier programa que prometa un aumento de las pensiones ha de concretar su fuente de financiación.

La advertencia del Banco de España

Más allá de eso surge la demagogia, el populismo y la irresponsabilidad. Señores políticos, anoten la advertencia del Banco de España: no se puede comprometer la pensión de los jóvenes por seducir a los jubilados. Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del BE,  reclama “equidad intergeneracional”.    

Así las cosas, ¿existe una tabla de salvación de las pensiones a medio plazo? En teoría, sí. Hablo de las migraciones. Según el INE, el saldo migratorio positivo de España en 2018 -333.672 extranjeros- compensa el saldo vegetativo negativo -56.262 españoles-.

Y, según las previsiones de la ONU, el INE i la AIReF, en España, en 2050, podrían haber cinco millones más de personas migrantes en edad de trabajar.

La cuestión: ¿el mercado laboral español podrá absorber tamaño aumento de trabajadores cotizantes que salvarían las pensiones?