No es oro todo lo que reluce en los resultados de la banca
La banca española ha rendido cuentas de lo conseguido en 2013 y algunos medios no han desaprovechado la oportunidad de poner el acento en la multiplicación de beneficios obtenidos frente a las carencias que experimentan grandes capas de la sociedad española, olvidando que buena parte del sistema financiero español recoge beneficios gracias a la reducción de pérdidas por deterioro de activos, las menores dotaciones que tuvieron que realizar durante el ejercicio y a la generación de plusvalías por la venta de carteras de deuda pública, sin olvidar la procedencia exterior del negocio de los dos grandes.
A pocas semanas de que concluyera el rescate a la banca española, las mayores entidades financieras coincidieron en señalar que la tendencia se está invirtiendo, aunque el hecho de que Santander, BBVA, Caixabank, Popular y Sabadell, multiplicaran por cuatro el conjunto de sus beneficios obtenido con respecto al año pasado, está lejos de significar que el negocio bancario en España esté en situación boyante y todavía hoy, la banca doméstica, en muchos casos y en lo que es el puro negocio bancario, sigue trabajando a pérdidas.
Con independencia de las causas y de que los resultados de la banca en 2013 estén todavía lejos de los obtenidos en 2011, los incrementos, ciertamente, llaman la atención: Santander, 90%; BBVA, 33%; Bankinter, 73%; Sabadell, 200%; CaixaBank, 118%, Bankinter, 73%; Popular 325,5 millones de beneficio frente a pérdidas de 2.461 o Bankia 509 millones de beneficios frente a unos resultados negativos de 19.193 millones de euros en 2012.
Los analistas entienden que no es cuestión de discutir la brillantez de los resultados consolidados del sector respecto a 2012, sino las causas y por eso, algunas entidades como el Popular, Caixabank y en menor medida el BBVA, sufrían castigos en Bolsa poco después de presentar sus resultados.
El sistema financiero tiene ante sí todavía un año 2014 intenso con la mirada puesta en los test de stress de finales de año, lo que le obliga a concentrar gran parte de sus esfuerzos en mejorar su solvencia mediante el incremento de los ratios de core capital, mientras reduce su financiación con el Eurosistema y trata de ajustar los problemas que le generan la caída del crédito, la disminución de márgenes, el coste de los recursos minoristas, las comisiones, el descenso del volumen de negocio o la elevada morosidad.