No está en sus manos

Demasiadas cosas van a pender de los resultados como para avanzar alianzas, cerrar puertas, abrirlas o pronunciar vanos juramentos

A lo largo de la campaña electoral hemos podido escuchar un sinnúmero de promesas incumplibles, cuando no directamente de falsedades, además de afirmaciones que sobrepasan la capacidad de actuación de los partidos.

Por poner un primer ejemplo, cuando Oriol Junqueras afirma que van a parar el tripartito de derechas “por activa y por pasiva”, olvida que no está en sus manos.

Si PP, C’s y Vox alcanzan los preceptivos 176 diputados de la mayoría absoluta en el Congreso, no cabe la menor duda de que se las apañarán para gobernar, con la fórmula ensayada en Andalucía o con cualquier otra, pero si suman no habrá quien pare la triple alianza.

¿Sumarán? Hablamos de España, así que no lo descarten. >>

[Escuche a Xavier Bru de Sala en ‘La plaza, con Juan García’ mientras termina de leer su artículo] 

>> Por otra parte, si la suma de PSOE y Podemos ronda los 170 escaños como pronostican los sondeos más optimistas para la izquierda, tampoco va a estar en manos de las dos formaciones independentistas presionar el gobierno para que indulte o amnistíe a los lideres que están siendo juzgados.

En el caso de formarse un gobierno de izquierdas que obtenga la mayoría absoluta con el apoyo del PNV y algún que otro diputado suelto, el papel de ERC y JPS en el Congreso va a ser marginal, muy marginal. En sus declaraciones, los candidatos de estas formaciones obvian esta posibilidad.

El ganador de los comicios in pectore tampoco puede anunciar que va a prescindir de los votos independentistas

Sin embargo, si este es el panorama posterior al recuento de votos del 28-A, las formaciones independentistas no tendrán más opción que tomar o tomar la oferta que les haga Pedro Sánchez con el aval de Podemos y el PNV.

No dispondrían entonces de la menor posibilidad directa de presión, y ya sabemos que las presiones indirectas surgen muy poco efecto cuando las matemáticas parlamentarias convierten en sobrante el peso de unos votos.

Visto desde el otro lado, el ganador de los comicios in pectore tampoco puede anunciar que va a prescindir de los votos independentistas. Si, en efecto, no los necesita para gobernar, bastarán y sobrarán las buenas palabras.

Pero los cultivará con esmero si resultan imprescindibles para la formación de una mayoría estable, capaz de aprobar leyes empezando por los presupuestos.

El tan cacareado no al referéndum de los socialistas está condicionado a los resultados electorales

En el primer escenario –mayoría de izquierdas sin necesidad de apoyos independentistas— no habrá concesiones más allá de las vaguedades sin fecha destinadas a templar gaitas y alejar en el tiempo un recrudecimiento del conflicto. En el segundo, puede atisbarse un principio, sino de solución sí por lo menos de acuerdos parciales que palien el conflicto.

El tan cacareado no al referéndum de los socialistas está pues condicionado a los resultados electorales. Si ERC y JuntsXCat, o ERC sin JuntsXCat, son imprescindibles, resucitarán, concretándose, algunas de las declaraciones de intenciones acordadas por el presidente Sánchez y Quim Torra. El mayúsculo “NO ES NO” de Sánchez va convertirse en un “no es no aunque de todo puede hablarse”.

Existen muchas formas de plantear votaciones pararefrendatarias sin que el concepto tabú “referéndum de autodeterminación” salga a la luz de modo explícito. Algunas, verbigracia la aprobación de un nuevo Estatut, ya se han planteado.

Otras, como el paso por las urnas de un paquete de medidas legislativas favorables al autogobierno catalán, aguardan en la chistera de los líderes políticos. Que sea por mucho o poco tiempo dependerá de los resultados más que de los anuncios, las intenciones o las voluntades de cada actor político.

Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, en una reunión que mantuvieron en 2016. EFE

en manos de waterloo

Solo en el caso que las exigencias de Waterloo resulten inasumibles, Sánchez se verá obligado a buscar mayoría por el lado de C’s

En otro orden de cosas, la posibilidad de la alianza a dos entre PSOE y Ciudadanos tampoco va a ser consecuencia en primer término de la voluntad de Pedro Sánchez y Albert Rivera, sino de la suma de escaños de ambas formaciones. Si no llegan a la mayoría absoluta, ya puede descartarse.

En cambio si la alcanzan, algo posible pero poco probable, Sánchez sólo ofrecerá un pacto de legislatura a Rivera si topa con excesivas dificultades para alcanzar una mayoría sin C’s.

Sólo en el caso de que sean extremas, o sea que los diputados de Waterloo resulten imprescindibles y el precio que exijan sea inasumible por demasiado alto, Sánchez se verá obligado a buscar mayoría por el lado de C’s (si las matemáticas le permiten tal posibilidad, claro).

Demasiadas cosas van a pender de los resultados como para avanzar alianzas, cerrar puertas, abrirlas o pronunciar vanos juramentos. Lo único que está claro a pocas horas de votar es que si las tres derechas suman van a gobernar.

Avanzar los posibles escenarios

También puede decirse que cuando más se alejen las tres derechas de los 176, más campo libre tendrás los demás para negociar los parámetros de una legislatura que, en algunos aspectos, podría ser incluso innovadora.

El resto no está, hoy por hoy, en las manos de nadie. Que no vengan con cuentos, porque no saben lo que van a proponer o negociar hasta que no se conozca el reparto de escaños.

Los posibles escenarios y combinaciones, aquí apenas esbozados, son tantos, que resulta estéril y un poco tonto sacar pecho y trazar líneas rojas. Con algunas predisposiciones, y encima en condicional, hay más que suficiente.

Lo demás es engañar al electorado. Claro que si se deja, que luego no se queje.