No importa de dónde vienes

Los candidatos de la lista de Mas y Junqueras realizan un gran esfuerzo para vender que se trata de una candidatura unitaria y transversal y, por ese motivo, la han llamado Junts pel Sí (Juntos por el Sí) y han puesto de número 1 fake –no es presidenciable- a Romeva.

Sin embargo, en realidad tiene bien poco de transversal, como demuestran los diferentes artículos que han aparecido publicados en las últimas semanas en los que se analiza la composición de la lista a partir de los apellidos de sus componentes. Si estos se cotejan con los 24 apellidos más frecuentes en Cataluña (20% de la población) vemos que tan solo aparecen un 1,4% en la lista.

Si nos limitamos a la provincia de Barcelona, los apellidos más frecuentes aparecen un 0% mientras que un 62% tienen apellidos con menos de 850 personas y un 16%, con menos de 100.Supongo que por esta falta de representatividad de la complejidad de Cataluña y de ese distanciamiento con lo que es la composición real de la sociedad catalana –mayoritariamente castellanohablante y con ancestros nacidos fuera de nuestra Comunidad Autónoma-, la visión que los del Junts pel Sí tienen de las personas que no tenemos ocho apellidos catalanes es, cuanto menos, peculiar.

Por una parte, tenemos a la actriz Montserrat Carulla, una de las componentes de la candidatura, que en un acto organizado por al ANC en mayo de 2013 afirmó que «Aquel hombre [Francisco Franco] nos envió a mucha gente, cargó los trenes con gente, para ver si de alguna manera nos diluía.» Después ha dicho que sus declaraciones habían sido manipuladas, pero basta con visionar el vídeo para ver que son exactamente esas.

Llama la atención que una señora que vivía la mar de bien durante el franquismo con su trabajo de actriz –nadie que se posicionara contra ese horrible régimen vivía bien- hable con semejante desprecio de personas que decidieron venir a Cataluña para mejorar sus condiciones de vida pero, desde luego, no a diluir a nadie siguiendo órdenes del dictador, entre otras cosas porque las diferencias entre unos y otros eran más bien nimias.

Olvida la actriz que en el resto de España había personas anti-franquistas y que en Cataluña, el dictador encontró el apoyo explícito de su burguesía. Quizás otro miembro de la misma lista, el cantante Lluís Llach, puede hablarle de ello, ya que su padre fue alcalde durante el franquismo y él mismo fue falangista. Seguro que sabe más del tema que esa «mucha gente» de la que habló Carulla en el acto de la ANC.

Con esa imagen que tienen de las personas que tenemos nuestros orígenes fuera de Cataluña, no es de extrañar que, por otra parte, los encargados de conectar con ese sector mayoritario de la sociedad sean Karmele Marchante y Eduardo Reyes y su asociación Súmate de castellanohablantes por la independencia.

Karmele Marchante es bien conocida como una de las máximas representantes de la telebasura desde sus inicios y la han mandado a los mercados de la periferia de Barcelona a hacerse selfies con las personas que allí acuden, imagino que porque creen que las personas de allí no hacen más que consumir ese tipo de programas durante todo el día.

En el caso de Eduardo Reyes -lo han colocado de número 6 de la lista-, se trata de un señor incapaz de hacer ninguna alocución sin soltar tacos. Supongo que deben confundir «castellanohablante» con chabacanería; porque sino, no tiene explicación. Tampoco he entendido nunca por qué los castellanohablantes tienen una asociación propia separada de las otras, pero eso es uno de los muchos misterios sin resolver del Procés.

Pero para que se hagan una idea de la idiosincrasia de la asociación de Reyes, basta escuchar la canción de su vídeo promocional –con tintes aflamencados, como no podía ser de otra manera- en la que se sueltan perlas como «Cataluña me acogió con lealtad, ahora merece de mi parte que le pague con un acto de gratitud y libertad»

.¿Cataluña me acogió con lealtad? ¿Con lealtad a qué? ¿Y qué es eso de pagar? ¿Acaso vivimos en un régimen feudal? Yo entiendo que en una democracia la gente tiene derecho a desplazarse a la parte de su país en la que crea que puede encontrar un buen empleo y recibir a cambio un salario de acorde a este.

¿Alguien se imagina ni por un momento a alguien que se muda de Atlanta a Nueva York decir cosas así? Y, desde luego, se trata de distancias y diferencias culturales bastante mayores que las que existen entre, por ejemplo, un murciano y un catalán.Creo que ya ha llegado el momento en que hay que dejar de mirar a las personas por el lugar en el que han nacido ellos o sus progenitores; porque no importa de dónde vienes sino a dónde quieres llegar y qué Cataluña quieres construir.