No tengo ni idea

«No tengo ni idea«.

Esta fue la respuesta de Luís Llach, nº 1 de lista de Junts pel Sí en la provincia de Girona, durante el debate de candidatos para las elecciones autonómicas del 27-S organizado por TV3 cuando la conductora del mismo le preguntó sobre el modelo turístico en Cataluña propuesto por su formación.

Esta es la transcripción del momento:

P-Su candidatura, ¿qué tiene que decir sobre el tema del turismo?

Ll-No, yo no entraré porque no tengo ni idea. Tan tranquilo como esto. Y me excuso, ¡eh!. Pero no puedo entrar porque confieso que estoy en fuera de juego.

La presentadora insiste

P- En cualquier caso, el modelo turístico actual en Catalunya ¿qué le parece?

Ll- Tetre (sic) Pienso que se ha de mejorar, se ha deee mejo, la … se ha de intentar ir hacia la calidad. Intentar mantener aaaa la gente que viene, cuidar mucho las infraestructuras, etcétera, etcétera. Pero confieso que estoy fuera de juego.

Todas las campañas tienen momentos deliciosos. Mágicos. Únicos. Momentos que trascienden de su propia singularidad para alcanzar un papel metafórico. Momentos de apariencia efímera, insertos en un continuo acelerado de acontecimientos, que sin embargo quedan permanentemente fijados en el tiempo político y se convierten en elementos clave para su análisis.

Este es, sin duda, uno de estos momentos. Lo sucedido no es un fallo del candidato. No es una equivocación. No es un error. No es uno de esos instantes que se hacen eternos cuando el orador se queda como suspendido en el tiempo, en blanco. Porque Lluís Llach, en realidad, no desconoce el programa electoral de Junts pel Sí.

Durante la campaña se ha afirmado con relativa insistencia que esta candidatura se presenta a las elecciones sin programa electoral. Pero no es cierto.

Junts pel Síes una UTE política. Una coalición electoral heterogénea que se presentan a unas elecciones convertidas fraudulentamente en un remedo de referéndum por Artur Mas, unida por el cemento del odio a España y por un único objetivo, un desiderátum: conseguir la independencia de Cataluña en los próximos 18 meses.

Para ello se presenta con un documento que solo formalmente y en apariencia es un programa electoral. Dividido en tres bloques, el primero de ellos se centra en la hoja de ruta hacia la independencia; el segundo, en las estructuras de Estado; y solo en el tercero de los bloques se habla de cuáles serían las políticas sociales y económicas que se llevarían a cabo en el hipotético marco de que Catalunya fuera «un nuevo Estado de Europa». Un programa que se articula alrededor de lo que une a los diferentes y supedita lo que les divide en el momento de conseguir la separación.

Es desde esta perspectiva que debemos analizar el momento de ignorante sinceridad de Lluís Llach. Una perspectiva que permite ser más benevolente con el hecho en sí, pero que a la vez genera una mayor inquietud por su preocupante valor metafórico.

El resumen sería. No tengo ni idea del programa electoral de la candidatura por la que me presento, ni falta que hace. Porque mi propio apoyo a Junts pel Sí es condicional, ya que he dicho públicamente que soy medio de la CUP. Mi participación en la candidatura tiene otros objetivos que no tienen que ver con propuestas que quedan condicionadas a un futuro incierto, sino con su papel como herramienta que llevará a Cataluña a la independencia en los próximos 18 meses.  

Por ello, a pesar de no conocer la propuesta de mi candidatura en un tema vital para la economía de Girona como el turismo y su modelo, estoy tan tranquilo. Porque la candidatura que encabezo no tiene como objeto resolver los problemas reales de los ciudadanos de Cataluña, ni procurar corregir los desajustes presentes de nuestro modelo productivo, ni, obviamente, planificar y anticiparnos a los retos de futuro que nuestra economía tendría en un contexto incierto en el que proponemos sacar a Cataluña de España y la Unión Europea, con el incalculable impacto que ello supondría.

Su objetivo es separar Cataluña de España. Por ello, afirmo que estoy fuera de juego, sí. Pero estoy en el partido y en el equipo titular de la selección política que intentará romper la legalidad de obtener el mandato democrático a través de una mayoría absoluta en escaños.

Junts pel Sí se presenta a las elecciones con un programa electoral virtual. El documento es en realidad un manual de instrucciones para dar un golpe de estado violentando la legalidad democrática poniendo a la política, a la sociedad y a la economía catalana al borde del abismo.

Candidatos que no tienen ni idea de una lista electoral que tiene solo una. Por eso, si ganan, como dice Luís Llach en la letra de una de sus canciones, «que tinguem sort».