Pablo Casado, en busca del tiempo perdido

Con el triunfo de Casado, el término derecha va a volver a ser reivindicado, dejando el complejo que ser de derechas es peyorativo

Se ha culpado a Pablo Casado de ser hijo del aznarismo con el propósito de menospreciar su procedencia y sus convicciones, como si los legados políticos fueran radioactivos.

Los legados políticos, con el paso del tiempo, igual que ocurre con las pinturas italianas del siglo XVI, comienzan a mostrar fisuras y grietas que se distinguen en el craquelado generado por los años, señalando la buena o mala calidad de los pigmentos utilizados.

El aznarismo como doctrina parece haber triunfado más entre sus oponentes que entre sus correligionarios. La victoria incontestable de Pablo Casado va a permitir comprobar si las afirmaciones políticas pronunciadas en su discurso ante los compromisarios del PP van a ser posibles de implementar, dada la dudosa calidad de los pigmentos utilizados.

 Un país con banderas españolas en unos balcones frente a lazos amarillos y banderas independentistas en otros no parece la mejor forma de enfrentarse a un problema político que empezó a tomar forma durante el aznarismo.

La reivindicación de la derecha

Con el triunfo de Pablo Casado, el término derecha va a volver a ser reivindicado intentando quitarse de encima el complejo de que ser de derechas es peyorativo y resta, más que sumar, en un país socialdemócrata,  como señalan los resultados de las encuestas del CIS.

La afirmación de George Bush en uno de sus discursos “no necesitamos presentar ningún justificante de permiso para defender América” es una declaración que bien podríamos atribuir a Casado, cambiando América por España.

El partido de Casado es un nuevo PP sin complejos, doctrinario y satisfecho tanto de sus equivocaciones como de sus aciertos, sabedor de que una derecha que duda es una derecha confusa e inútil. La derecha que planteó Casado en su discurso es la del padre estricto con sus hijos pero lleno de amor.

La vuelta a la España de Aznar

Debemos ver su triunfo como la restauración de la agenda de la derecha en España y  como la derrota de los hasta ahora altos funcionarios del PP que han dirigido el partido, como Soraya de Santamaría; es una restauración que volverá a poner en circulación la lista de los viejos y los nuevos perdedores sociales con objeto de enviar el mensaje a los ciudadanos de que la España débil de Sánchez debe apartarse para dejar que culmine la España fuerte de Aznar.

 El PSOE son los perdedores que se han hecho con el poder en España, al haber sido capaces de  convertir su Frankenstein político en una Isadora Duncan danzando en plena armonía con la naturaleza, con los movimientos sociales del 15 M, la Cataluña derrotada con el artículo 155 o el movimiento feminista.

El tiempo perdido por la derecha durante los dos mandatos de Rajoy representa la base central de la oferta electoral de Casado para recuperar el poder en España, aunque se intente ocultarlo loando los años de gobierno de Rajoy.