Pedro Sánchez tiene un plan

Desde Moncloa ha comenzado ya la estrategia electoral para lograr que el PSOE, en caída electoral constante, recupere fuerzas para tener alguna posibilidad de cara a los próximos comicios

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una rueda de prensa en La Moncloa | EFE/Zipi/Archivo

Aunque a simple vista pueda parecer lo contrario tras la escandalosa serie de errores no forzados que Sánchez y su equipo llevan perpetrando desde el comienzo de la pandemia y especialmente tras esa delicatessen política nunca suficientemente ponderada que fue la moción de censura murciana, al parecer Pirotécnicas Moncloa ha conseguido finalmente hilvanar un plan -con escasas posibilidades de éxito, pero un plan al fin y al cabo- que según su entender puede ayudarles a escapar de la trampa para lobos en la que ellos mismos se han metido y llegar a las próximas elecciones con alguna posibilidad de victoria.

El plan tiene dos fases muy bien definidas, una primera defensiva en la que tratarán de atar cueste lo que cueste una mayoría parlamentaria capaz de aguantar mínimamente el andamiaje monclovita, y una segunda en la que tras aplicar las ya conocidas recetas mediáticas y sin reparar en gastos tratarán de hacer olvidar al respetable todo lo que ha pasado en estos meses en una secuencia que transcurrirá por las estaciones de Vacunas, fondos europeos, recuperación y urnas.

En lo concreto, la cosa se va a materializar en 4 momentos bien diferenciados, atentos:

1.- Operación: “¿Indulto?, ¿qué indulto?”

A estas horas en Moncloa ya saben que el indulto a los autores de la asonada independentista tiene en contra casi a siete de cada diez españoles y que además les puede costar entre 3 y 4 puntos de intención de voto, una cifra entre 750.000 y 1.000.000 de votos contantes y sonantes, nada menos, algo que dejaría al PSOE al borde del 20% en las encuestas.

La única forma de minimizar esto es, por un lado tratando de hacer comulgar con ruedas de molino a sus seguidores, vendiéndoles la mercancía en mal estado de que Sánchez va a arreglar así de un plumazo lo de Catalunya, y por otro intentar que el indulto pase lo más desapercibido posible, es decir, perpetrarlo en plena canícula mientras el personal está distraído pidiendo una de chopitos en su playa favorita.

2.- Operación NGB (Nuevo gobierno bonito)

Una vez que los independentistas estén ya cómodamente fuera del trullo haciendo esas cosas de indepes que ellos hacen tan bien y el país comience a supurar el cabreo verde y espeso que le va a producir tan tiernas imágenes, los prestidigitadores monclovitas van a tratar de que desviemos nuestra atención retirando discretamente de circulación a los ministros más carbonizados -que son legión- y nombrando en una coreografía digna de Bob Fosse un NGB, un nuevo gobierno bonito, capaz de tenernos absortos durante unas cuantas semanas a la lotería gubernamental.

3.- Operación EfeboPSOE

Para cuando acabe la Operación NGB, ya saben, el nuevo gobierno bonito allá por el mes de Octubre, el PSOE tiene fijado su Congreso Federal, un evento que si bien hace algunos años era de final incierto por las fuerzas en litigio y las diferentes visiones ideológicas que se confrontaban, desde la llegada de Sánchez a la dirección ha mutado en algo parecido a una fiesta de cumpleaños en la que antes de entrar al chiquipark, todos saben ya lo que contiene la piñata.

Una kermesse en la que a falta de debate político y de ideas, Producciones Moncloa tratará de vendernos renovación de personas promocionando a la dirección del partido a un autobús lleno de efebos y efebas cuya único mérito – además de su físico- será carecer de pasado… y en algunos casos hasta de ideología.

4.- Operación “¡Okupa los medios!”

A partir del congreso, Sánchez y su troupe dispondrán de dos meses para tratar de ocupar todos los slots televisivos posibles tanto con NGB (Nuevo Gobierno Bonito) como con el nuevo EfeboPSOE, en una estrategia de bombardeo de saturación que no tendrá nada que envidiar a la guerra de Vietnam.

Este – o uno muy parecido- va a ser el plan con el que Moncloa va a deleitarnos de aquí hasta final de año, y solo tiene un pequeño problema: que como en el cuento de “Pedro y el lobo”, no se lo va a creer nadie.