Pedro Sánchez y la adversidad

Sus rivales no han calibrado que Sánchez se crece ante la adversidad. No en vano, es la única forma de explicar su resurrección

Tal vez Pedro Sánchez cometió su primer error en siete meses al frente del gobierno cuando anunció que de todos modos no iba a convocar elecciones. Se le debió calentar la boca cuando conminó a sus rivales a esperar sentados, porque iba a gobernar hasta el 2020 (aunque le faltó añadir “por lo menos”). Desafiar así no le conviene.

Con el anuncio de su continuidad en cualquier circunstancia, Sánchez estaba invitando en cierto modo a los independentistas a tumbarle los presupuestos. Si va a prorrogarlos y dispone de cartas en la manga para ir tirando hasta principios del año próximo, pierde valor la alternativa “o yo o el nuevo 155”.

La primera norma del funambulista es nunca quedarse quieto

Si al final se los aprueban, bingo. En caso contrario, habrá culminado una enorme operación de propaganda. Poner a sus rivales contra las cuerdas no está a su alcance.

Tampoco es su intención. Lo único que pretende es seguir avanzando por la maroma sin perder votos. Por si el lector la recuerda, la primera norma del funambulista consiste en no quedarse quieto ni un solo instante.

Siempre se ha dicho que un político se mantiene en el poder mientras sea dueño de su agenda. Puede que Sánchez no la tenga en sus manos, pero lo importante no es eso. Lo importante es que aparece en público luciendo la agenda en la mano

Lo que cuenta es que Pedro Sánchez parece saber a dónde va

La agenda o un simulacro de agenda, da lo mismo mientras dé el pego. Lejos de tumbarle, el duro correctivo encajado por los socialistas en Andalucía le ha reforzado en su convicción de seguir adelante caiga quien caiga (mientras no caiga él).

Aunque sea falsa, por más que no se corresponde con la precariedad de su situación parlamentaria, el presidente da la impresión de saber a dónde va e ir avanzando, y en definitiva eso es lo que cuenta.

Sus rivales no han calibrado que Sánchez se crece ante la adversidad. No de otro modo se explica que sea un político resucitado después de que todos le dieran por muerto y enterrado.

Polvo eres y en polvo te convertirás, reza el génesis. Sin embargo, va resultando que los huesos del funambulista son duros de roer, y más aún de demoler y moler hasta reducirlos a insignificantes partículas que el viento disemina.

No siempre gana el que resiste, pero es innegable que Sánchez resiste. Y que don Camilo José Cela acabó ganado el Nobel siendo fiel a este lema. Contra viento y marea, contra la derecha, con el independentismo que no cesa y a pesar de las crecientes reticencias de los podemitas.

Aragonès, en primer término, con Torra en el Parlament. EFE/Andreu Dalmau

A falta de un gesto

La aprobación de los presupuestos de Sánchez depende de ERC y Pdecat y ambos le piden un gesto para aprobarlos

Susana Díaz ya se confundió menospreciando a su rival. Ahora, las derechas le consideran un molesto y efímero paréntesis en una larga etapa de mano dura y dominio sin cuartel. Si el paréntesis se alarga como parece incluso puede convertirse en frase, o en párrafo…o en un capítulo de la historia que venció a la histeria.

Volvamos a los presupuestos. Es evidente que su aprobación depende de ERC y el Pdecat. También que ambas formaciones le niegan la posibilidad de aprobarlos a falta de un gesto.

Un gesto que, más allá de la prometida lluvia de millones, nadie cree que vaya a conceder por la sencilla razón de que no dispone de margen para abrir una negociación política sobre el fondo del asunto, que es la autodeterminación.

Todo parece apuntar a que los independentistas tumbarán los presupuestos

A la vista de la situación, todo parece apuntar a un rechazo que va a dejar al presidente con el rabo entra las piernas. Es de temer, para sus rivales de dentro y fuera del PSOE, que no va a ser así.

Podría ser que a la postre sacara las cuentas mediante una declaración o comisión en la línea de las vaguedades acordadas con el president Quim Torra el pasado diciembre. En este caso, bingo y a lanzar medidas sociales hasta el final de la legislatura.

¿Y en caso contrario? Pues se va a colgar la medalla de no haber cedido a las exigencias de los independentistas. Acto seguido va a aplicar tantas de las medidas contenidas como le sea posible.

Iniciativas para ir cubriendo etapas no le van a faltar. Tampoco imaginación para idear estratagemas y lanzar propuestas que pongan a las derechas en apuros. Entre el franquismo presente y Vox no le van a faltar argumentos.

El tigre funambulista Sánchez

Sánchez se crece y se afianza ante la adversidad. Lejos de amilanarle como a su antecesor, el que llegó al poder agazapado y agazapado se lo dejó escapar, sin haber salido jamás de la madriguera, las dificultades afilan sus garras y sus fauces felinas. Recuerden que estamos ante un tigre funambulista. Pasa la maroma, mantiene el equilibrio con serenidad y firmeza, por lo menos aparente, y se defiende a zarpazos.

Cualquiera en su situación sería víctima del vértigo. Sánchez parece incapaz de sentirlo o por lo menos ha aprendido a dominarlo. Si este intento de aproximación al personaje –nadie ha dicho que sea un estadista— no anda del todo desencaminado, lo peor que le podría pasar es entrar en una etapa de somnolencia y placidez.

Entonces sí que caería, él solito, sin necesidad de que nadie le empujara.