¿Quién da más? El crecimiento de la economía española en continua revisión
No se sabe muy bien quién inició la carrera, pero el hecho es que todo aquel que se precie ha empezado a revisar sus previsiones de crecimiento de la economía española y todo parece apuntar que los nuevos indicadores no serán los últimos y que volverán a ser revisados al calor de las nuevas circunstancias que se van produciendo a nivel interno y en el concierto internacional.
En este sentido, el Gobierno español apuesta por un crecimiento del 2,4%, aunque el ministro De Guindos se aventuraba recientemente a rozar el 3%, mientras que la Comisión Europea lo deja en un 2,3%.
De acuerdo con los cálculos del Banco de España, la economía española habría acelerado su ritmo de expansión en el primer trimestre de 2015 hasta una tasa interanual del 2,5% (2% en el cuarto trimestre). Con ello, el Banco de España elevó sus perspectivas de crecimiento de PIB para la economía española en el 2015 hasta el 2,8% interanual (2% previsto anteriormente) y del 2,7% interanual para el 2016 (2,3% interanual actual).
El consenso de los analistas de los 18 servicios de estudios que integran el panel de La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), por su parte, revisaba sus últimas predicciones de crecimiento en cinco décimas porcentuales hasta situarla en el 2,6%.
El Instituto de Estudios Económicos (IEE), por su parte, revisaba igualmente al alza su previsión de crecimiento de la economía española, situando el crecimiento del PIB en el 2,8% en 2015 y en 2016, lo que supone aumentar en tres décimas la que realizó anteriormente.
Las nuevas previsiones hay que enmarcarlas en la compra de deuda del BCE y en la caída del precio de la energía, dos de los factores sobre los que se apoya la mejora de la economía europea, lo que permitió al presidente del BCE sostener recientemente ante el Parlamento Europeo que el crecimiento económico en el área euro está ganando inercia.
Pese a las expectativas de crecimiento del PIB, los analistas son mucho más cautos a la hora de acompañar ese alza con un aumento del empleo, ya que existe la certeza de que la creación de puestos de trabajo tiene un tope determinado con el actual sistema productivo, una vez alcanzado será difícil seguir avanzando en este campo si no se incorporan al modelo nuevos perfiles productivos que están muy lejos en la actualidad de ser una realidad.