Quo Vadis Cataloniam?

Cuando el entonces alcalde de La Pobla de Segur me hizo la propuesta de nombrar al paseo de la Ribera del Río “Josep Borrell”, le hice ver que, a mi juicio, era una mala iniciativa

Cuando yo era un niño, el primero de octubre era el día del Caudillo. Se ve que la fecha (¡pobre!) sirve para todos los partidarios de las imposiciones. Ahora que soy mayor, el primero de octubre es el día de la “república catalana” porque coincide con la jornada en la que nuestros dirigentes políticos montaron el numerito de la consulta, refrendo o lo que coño fuera, que acabó relativamente bien de milagro.

Cierta vez, al terminar una entrevista, el entrevistador me preguntó: dígame un libro, una película y un lugar. A lo último contesté: La Pobla de Segur. No es mi pueblo de nacimiento, pero en él he hecho la vida, mis hijos se consideran de allí y allí tengo a los amigos y a la familia. Ahora, el ilustre ayuntamiento de la Villa ha resucitado una vieja iniciativa (de 2018) para consultar en referendo (y van…..) si una avenida llamada paseo Josep Borrell debería cambiar el nombre al paseo uno de octubre (U d’octubre), no sé si por lo del día del Caudillo o por el día del ridículo (o por ambos).

La Pobla de Segur

Una población de menos de 3.000 habitantes que tiene el privilegio de contar entre sus paisanos a un catedrático de matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid, que además es político, alto representante de la Unión Europea (UE) para asuntos exteriores (el equivalente a ministro de exteriores de la UE) y sin duda una de las personas más influyentes en el difícil panorama internacional que estamos viviendo.

La pequeña población de menos de 3.000 almas recibía continuamente (en tiempos pretéritos) las visitas de Borrell, que participaba como un vecino más en fiestas y actividades, y que cuando tuvo responsabilidades en el Ministerio de fomento no dudó en impulsar en la medida de lo posible y lo razonable la inversión pública en estas tierras.

El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell. EFE

No puede el lector imaginar como a codazos los paisanos se acercaban a Borrell para saludarle, sonreírle o alguna otra cosa. Cuando el entonces alcalde (y amigo mío) hizo la propuesta de nombrar al paseo de la Ribera del Río “Josep Borrell”, le hice ver que, a mi juicio era una mala iniciativa, porque dedicar calles a los vivos tiene mucho riesgo (la Sra. Colau hace pensar que a los muertos también), en la conversación había una tercera persona que me dijo: “esto lo dices porque no eres nacido aquí”.

Ahora, bastantes años después vamos a preguntar a la población si quieren cambiar el nombre Josep Borrell por U d’octubre, uno de los mayores defensores de la iniciativa es quien me hizo notar que yo no era “fill de la Pobla” y que por eso no apoyaba ponerle el nombre de Borrell al paseo. Quo vadis Cataloniam?