Rato sueña con FG

Imputado por partida doble por la Audiencia Nacional, al admitir a trámite las querellas presentadas por Unión, Progreso y Democracia (UPyD) y el movimiento ciudadano 15M por delitos de estafa, falsedad contable, maquinación para alterar el precio de las cosas, apropiación indebida y administración desleal, y a punto de desfilar por la Comisión de Economía del Congreso para dar explicaciones sobre la crisis que desembocó en la nacionalización de Bankia, Rodrigo Rato Figaredo está pasando los peores momentos de su vida política, mientras repasa y repasa, de forma cuasi obsesiva, sus meses al frente de Bankia en busca de culpables de la situación por la que atraviesa y que le va a amargar los próximos años de su vida.

Y en esa teoría de la conspiración que trata de buscar un culpable de los males que le aquejan, Rodrigo Rato parece haber encontrado un cabeza de turco que da respuesta a todos los interrogantes que toman forma en sus noches de insomnio: Francisco Gonzalez Rodríguez, FG, presidente del BBVA y el hombre que le disputaba el título de banquero del PP.

Todo cobra sentido en la mente de Rato. FG y el BBVA era el hombre y la entidad que se interponían en el futuro del ex presidente económico con Aznar y Bankia, y el mayor proyecto financiero español que pudo ser y no fue. Difícil apartar de su mente la intervención pública de Francisco Gonzalez en febrero de este año enfatizando que una fusión entre BBVA y Bankia crearía un problema mayor, que era muy difícil de implementarla, y que no arreglaría ningún problema; esa no era forma de tratar a Bankia y Rato empezó a temerse lo peor.

Rato tiene muy claro que aquella agresividad de FG hacia él o hacia Bankia, tiene su origen en 1996 cuando le puso al frente de Argentaria, lo que hizo de él muchas veces millonario en euros.

El imputado Rato es consciente de que no se tenía que haber llegado nunca a la situación actual si hubiera salido la fusión Caixa-Bankia y, sobre todo, la del BBVA con Bankia, que pudo cerrarse a finales del pasado año si no hubiera sido por la oposición de su antiguo patrocinado que fue, por cierto, el primero en percatarse que el baile había comenzado cuando se descolgó el 23 de diciembre con la decisión por la que elevaba la edad de jubilación de los consejeros (la suya por tanto) a los 75 años.

FG había cumplido 67 años el 19 de octubre pasado, de modo que le quedaba hasta octubre de 2014 para continuar como presidente sin necesidad de cambiar la norma y no tenía necesidad ninguna de forzar su permanencia al frente del banco, si no fuera porque en su mente aparecía la fusión con Bankia, en la que el tenía mucho que perder. Como perro viejo del mundo de la banca, se acordaba de cuando Emilio Botín tuvo que hacer en 1999 la concesión a Ángel Corcóstegui (BCH) de mantener la cláusula del Banco Central Hispano que jubilaba a los consejeros a la edad de 72 años, lo que en la práctica significaba que Corcóstegui se quedaría solo al frente del banco en 2007. La realidad fue otra, como es evidente, pero después de una dura batalla.

¿En quién pensaba FG? Pues todo apunta a que en Rodrigo Rato, nacido un 18 de marzo de 1949, cinco años más joven que él y futuro presidente de una fusión BBVA-Bankia tras pactar una copresidencia FG-Rato, y con una presidencia única de Rato desde 2014, tras alcanzar FG el límite de edad. Todo muy similar a lo que luego se intentó con la Caixa.

FG supo manejar el calendario y cercenó esa teórica ventaja inicial de Rato. Ambos eran los banqueros de cabecera del PP. FG debe su cargo a que Rato le puso en Argentaria en 1996, pero después ha sabido defender su bastión con enorme habilidad, hasta el punto que apenas se reconoce el pasado del BBV en el equipo directivo o en el Consejo del banco actual.

Rato, por su parte, no es el responsable del balance tan desastroso que arroja Bankia, con una cantidad de activos inmobiliarios dañados procedentes de Cajamadrid y Bancaja, que quizás, aún hoy, la podrían hacer inviable.

La integración BBVA-Bankia fue moneda de especulación tras la vuelta del verano pasado y fracasó. Y hoy, ese fracaso puede complicar –y mucho– la vida a Rodrigo Rato –bisnieto de Faustino Rodríguez-San Pedro y Díaz-Argüelles (abogado, ministro, diputado, senador y alcalde de Madrid)–y es lo que le hace cargar con largas noches de insomnio y tratar de introducir pequeños elementos de distorsión que sabe que le puede generar urticaria a Francisco Gonzalez Rodríguez.

Como pudo ser la candidatura de Goirigolzarri como presidente de Bankia, uno de los que ocupan los primeros puestos de la lista de “odiados” de FG.

** Carlos Díaz Güell es editor de ‘Tendencias del Dinero’, publicación ‘on line’ económico-financiera de circulación restringida