Riesgos implícitos en la ampliación de capital de Pescanova
La ampliación de capital de Pescanova en 125 millones ya está en marcha. Esta semana se ha iniciado el periodo de suscripción preferente y de solicitud adicional de acciones, que finalizará el próximo 26 de julio. A partir del 1 de agosto se abrirá el periodo de adjudicación adicional, se procederá al desembolso y, tras registrar la operación, las nuevas acciones comenzarán a cotizar el 15 de agosto.
Los mercados no han visto nada bien la decisión de la compañía presidida por Manuel Fernández de Sousa-Faro, sobre todo después de anunciar que la ampliación se realizará a un precio de 13,45 euros por acción, con un descuento del 37,5% respecto al cierre fijado un día antes del anuncio. Y en busca de ese descuento ha ido durante toda la semana la cotización. La acción ha perdido en cuatro días un 34% de su valor bursátil, ligeramente ahora por encima de 275 millones de euros, con la acción en 14,3 euros.
Un valor muy por debajo del que Fernández de Sousa-Faro ha vendido recientemente tres paquetes, de 6.000 acciones cada uno, reduciendo su participación al 22,353%, según consta en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En la última de las operaciones, ejecutada el 29 de mayo, vendió 6.000 acciones a 20,10 euros el título. Y también a años luz del precio que tienen hoy, entre 26,32 y 36,24 euros, las tres emisiones de obligaciones convertibles realizadas entre 2010 y 2012.
De salir la ampliación según lo previsto, Pescanova espera obtener, una vez reducidos los gastos, 120,2 millones de euros para reforzar sus fondos propios y reducir la deuda de 832,4 millones, en la que se enmarcan las referidas tres emisiones de obligaciones convertibles. Un total de 369,3 millones, ejecutables entre 2015 y 2019, que sirvieron para afrontar las fuertes inversiones realizadas para cubrir la fuerte demanda de los mercados europeo, asiático y de los Estados Unidos de productos de mar procedentes de la pesca salvaje y la acuicultura. Se busca así aumentar el ratio de recursos propios sobre la deuda, del actual 0,74 al 1,11, y, del mismo modo, disminuir la proporción entre la deuda y el Ebitda del 3,78 al 3,12.
En el folleto remitido a la CNMV sobre las condiciones de la ampliación, Pescanova recoge una serie de advertencias a los accionistas que cubran la operación. En cuanto a los riesgos derivados del nivel de endeudamiento, el grupo, tras asegurar tener controlado su nivel de apalancamiento, reconoce que “podrían existir motivos tales como reducciones en los resultados, necesidades de inversión o adquisición de otros negocios, así como mayores necesidades de financiación o efectivo, que llevarían a un incremento del endeudamiento”.
También pone en duda el devenir del fondo de comercio, que actualmente llega a casi 71 millones de euros, ya que “existen incertidumbres y la posibilidad de ocurrencia de hechos que podrían ocasionar la necesidad de reflejar pérdidas en el valor contable de los fondos de comercio, lo cual podría afectar negativamente a los resultados del periodo y los ratios financieros”.
Tampoco las tiene todas consigo sobre el devenir futuro de la actividad debido a la situación económica general, señalando su preocupación por el aumento imparable de las marcas blancas en el sector de la alimentación en España, que ha pasado de representar el 10% sobre el total del sector en valor en 1993 al 35% alcanzado en 2011. “Y la tendencia va en aumento”, reconoce el grupo en el folleto.
Un hecho, el del consumo de marcas blancas, que trae consigo un incremento de las barreras para la introducción de nuevos efectos en los canales de distribución debido a la existencia de menos consumidores “dispuestos a pagar por encima de lo estrictamente necesario y conocido”.