La revolución de las basuras 

En no pocos municipios los incrementos superan el 100%

Todos los años, en otoño los ayuntamientos aprueban sus ordenanzas fiscales que no son otra cosa que los impuestos municipales para el curso siguiente. Este año las ordenanzas han dejado de ser un trámite más para los 1.311 municipios de más de 5.000 habitantes que se han visto obligados a modificar la tasa de basuras para aplicar una reforma impuesta por el gobierno bajo la falsa excusa que es una imposición de Bruselas.  

El hecho es que el ejecutivo de Sánchez obliga a los ayuntamientos a que desde el próximo año el coste del servicio de recogida de basuras no sea deficitario y eso en la práctica supone un incremento medio del recibo del 30%. En no pocos municipios los incrementos superan el 100%.  

España es el único país de la UE en el que el gobierno ha tomado la decisión de que esta medida sea aplicada y cobrada por los ayuntamientos. Sánchez, que no da puntada sin hilo, lo ha hecho para evitarse a sí mismo el desgaste y traspasárselo al PP, que, a fin de cuentas, gobierna en todas las grandes ciudades de España excepto Barcelona y Bilbao.  

La inseguridad jurídica de la nueva tasa deja en el alero 3.500 millones de recaudación. La cantidad no es menor dado que con el incremento de la basura esta se ha convertido en el segundo elemento de recaudación local tras el IBI.  

La medida ha traído tanta polémica que, en un municipio como Vitoria, de 131.900 habitantes, se han presentado ya 1.711 recursos contra un incremento, que en caso de la capital vasca es del 80%. En algún municipio, como en Ondarroa, gobernado por Bildu, el incremento es del 380%.  

Cataluña, siempre a la vanguardia de la brutalidad fiscal, encabeza el ranking de capitales con la basura más cara con el permiso de Valencia que tiene el dudoso honor de ser la ciudad con el recibo de basuras más elevado de todo el país. Tras la capital del Turia se sitúa Girona con un coste anual de 238 euros. La ciudad, que un día tuvo a Puigdemont de alcalde, hoy está gobernada por la CUP, un partido de extrema izquierda, anticapitalista e independentista. El tercer puesto del cajón lo ocupa Tarragona, en manos socialistas. Para encontrar a Barcelona hay que bajar hasta la decimotercera posición y hasta la vigésimo sexta para ubicar a Madrid. Un barcelonés pagará un 42,03% más por la tasa de basura que un madrileño. Visto el coste de las basuras en los ayuntamientos gobernados por Bildu y la CUP parece obvio que la extrema izquierda sale cara a quienes la votan.   

Habrá más incrementos en 2027

El asalto al bolsillo de particulares y empresas no es suficiente y para 2027 habrá más incrementos dado que desde la Asociación Nacional de Inspectores de Hacienda han advertido que el servicio de recogida de basuras en España tiene un coste global de 5.325 millones de euros de los que con el incremento de la tasa previsto para 2026 solo se recaudarán 3.488 millones. En consecuencia, en 2027 habrá otra vuelta de tuerca de 1.800 millones que afectará en especial al casi 30% de personas que viven solas y a pequeños negocios.  

Las políticas de reciclaje han llenado las calles de contenedores apestosos siempre rebosantes. Los pisos son cada vez más pequeños, pero en ellos debemos meter cada vez más cubos de basura. Han dificultado la vida de la gente, obligándola a quedarse con restos de pescado varios días en casa y aprenderse normas que, además cambian cada poco tiempo. Ahora, encima todo este despropósito, en nombre de esta nueva religión woke que es la sostenibilidad y el medio ambiente, todo este desatino nos va a salir por un ojo de la cara.  

Y es que con este tema de la basura está más que justificado citar a Fernán Gómez a cuenta de nuestros políticos: ¡váyanse a la mierda¡ 

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