Sánchez necesita con urgencia un nuevo gobierno

El PSOE se ha escorado a los extremos y la única arma que le queda es buscar nuevas figuras de reconocido prestigio y probada centralidad

Cualquier analista político con dos dedos de frente y un par de quinquenios de oficio, y en Moncloa quedan aún unos cuantos de esos, sabe perfectamente que el precio que han pagado para aprobar sus primeros Presupuestos Generales del Estado ha sido desorbitado.

Sánchez, humillado, Carmen Calvo, desaparecida; Margarita Robles, carbonizada; Nadia Calviño, desautorizada de tal forma que si no huye pronto a Europa va a poner en riesgo su carrera profesional; y el PSOE, tan dramáticamente escorado hacia el nacionalpopulismo de extrema izquierda que ya es imposible distinguir los argumentos de sus portavoces de los de Podemos, ERC o Bildu. 

Un PSOE irreconocible y dificilmente votable para una amplia mayoría de sus moderadísimos votantes de centro-izquierda que precisamente cogieron la papeleta de Pedro Sánchez creyendo en sus constantes promesas de que nunca pactaría con Podemos ni -por supuesto- con Bildu y se han encontrado con que no solamente ha pactado, sino que los ha convertido, junto con ERC, en los principales garantes de la continuidad del gobierno, en la clave de bóveda de la gobernabilidad.

La nómina de bajas es más amplia que la de la batalla de Verdún.

  • El apartamiento del castellano de las escuelas vascas y catalanas
  • El pacto con un EH Bildu que aún no ha recorrido el trayecto ético que lo convierta en un partido homologable.
  • La orden ministerial Orban-Chavista de censura a la prensa con las “fake-news” como excusa
  • La entrega de las llaves de Catalunya a ERC, destrozando cualquier posibilidad electoral del PSC
  • Los insultos de Ione Belarra contra Margarita Robles
  • Las constantes humillaciones e insultos de Iglesias y Echenique contra los líderes regionales del PSOE

 … y no sigo porque se me acaba el espacio del artículo.

Sánchez necesita volver a controlar una pelota que se ha escapado de los pies de los centrocampistas del PSOE y ha pasado a los de Iglesias, Rufián y Otegi, todos ellos extremos zurdos cerrados, y la única arma que le queda es la de la crisis de gobierno.

Sánchez necesita volver a controlar una pelota que se ha escapado de los pies de los centrocampistas del PSOE y ha pasado a los de Iglesias

Una crisis de gobierno que aparte a los ministros más churruscados del PSOE.

Una crisis de gobierno que siembre el pánico en Iglesias y ponga en cintura a Podemos.

Una crisis de gobierno que aporte nuevas figuras de reconocido prestigio y probada centralidad, incluyendo a algún actor secundario del viejo equipo de Albert Rivera, o mejor, del nuevo equipo de Ines Arrimadas.

Una crisis de gobierno con chorreras que sirva para hacer olvidar al respetable el humillante proceso de los presupuestos y permita a Sánchez reinventarse de nuevo, dejando atrás al revolucionario Vladimir Ilich Sancheznov y permitiéndole presentarse esta vez como “Centroman”, el superhéroe de la moderación y el consenso.

El problema es que para que esta prodigiosa transmutación se produzca, todo el plan tiene que contar con la aquiescencia de Pablo Iglesias, y no veo excesivamente plausible que el de Galapagar esté demasiado dispuesto a dejarse robar la cartera ahora que dispone de la llave de la gobernabilidad, que no es otra que los diputados de Podemos actuando en conjunto con los de ERC y los de Bildu, un nuevo grupo parlamentario que ha descubierto que actuando unido puede condicionar toda la acción de gobierno.

Y no creo que ahora que le ha funcionado, esté demasiado dispuesto a dejárselo arrebatar.