Sánchez se queda sin socio en Cataluña

Pedro Sánchez ha provocado un estropicio en la economía nacional y en su partido, en una España políticamente más bloqueada que ayer

En la rueda de prensa en la que Pedro Sánchez anunció su anhelado fracaso definitivo de las negociaciones con Podemos y señaló el camino de la repetición electoral, el presidente en funciones también pidió a los españoles que hablaran más claro y le dieran una mayoría más fuerte. No ha sido así. En la próxima encuesta de la EPA Iván Redondo tiene todas las papeletas para engrosar la lista de parados.

Las elecciones de ayer eran el examen para subir nota al que se presento Sánchez y nos obligo al resto a examinarnos también. El resultado para Sánchez es desastroso. La gente si ha hablado claro, le ha dicho a Sánchez que debería haber pactado en verano.

Sánchez ha provocado un estropicio en la economía nacional, paralizada por la falta de gobierno, ha provocado un estropicio en su partido, que pierde votos, y provoca un estropicio a toda España, dado que nadie puede garantizar hoy que no haya elecciones de nuevo en unos meses.

La tabla de salvación de Sánchez puede estar en Vox, solo el resultado espectacular de Abascal ha evitado la victoria del PP. Pedro Sánchez lo tiene difícil para pactar con ERC y alcanzar así los 176 diputados que le dan la mayoría, los de Rufián han sido señalados por Puigdemont y la CUP como traidores, una parte de su electorado se lo ha creído y el separatismo ultra radical de CUP y Puigdemont/Torra ha subido a costa del separatismo institucionalizado que representa ERC.

Con las cosas así es muy difícil que ERC se atreva a negociar la investidura con Sánchez. Las elecciones autonómicas en Cataluña están a la vuelta de la esquina y los de Junqueras viven siempre pendientes de la atómica resistencia electoral de Puigdemont, que ha subido un escaño.

Los partidos políticos tienen dinámicas internas serviles. En el consejo de administración de una empresa, con una caída inesperada de ventas como la que ha sufrido el CEO Sánchez, es muy posible que el consejo votara la destitución de su jefe.

Pero en un partido todo es distinto, si el camaleónico Sánchez sobreviviera, aquellos que hubieran atacado a Sánchez quedarían sin opciones de tocar poder y, por lo tanto, es difícil que nadie que no sea un outsider se atreva a criticar la estrategia de Sánchez.

Sánchez no dimitirá, como no ha dimitido Rivera. Ambos son duros y preparados para resistir cualquier embate. En la intervención de Sánchez de ayer no hubo novedad alguna, le paso la pelota una vez más al resto de partidos: “votadme porque si” vino a decir Sánchez.

El PSOE con Podemos no suma y la participación de ERC es imprescindible. Si eso fragua, ERC naufragará en las elecciones catalanas de 2020 y Vox seguirá creciendo, a costa incluso del propio PSOE. La otra opción pasa por la abstención del PP, pero para que eso pueda suceder, Sánchez debería bajar del pedestal. Ayer por la noche no lo hizo.

Hoy España está políticamente más bloqueada que ayer, y el responsable, o quizás mejor dicho irresponsable, es Sánchez.