Se abre un nuevo tiempo: cualquier alternativa es posible

Aunque con unas cifras distintas de las previstas, el cambio que se anunciaba en España ya ha llegado. La nueva legislatura viene marcada por la poderosa irrupción de los nuevos partidos: el conglomerado que se aglutina bajo la marca Podemos y Ciudadanos. El hartazgo de la vieja política ha parido un nuevo parlamento en el que los «emergentes» se han hecho con más de un centenar de escaños.

La nueva geografía parlamentaria abre un amplio abanico de posibilidades. Todo está abierto, casi todo es posible. Lo único que podemos aventurar por ahora es que será una legislatura difícil, seguramente inestable y tal vez más corta de lo habitual. El comportamiento parlamentario de los nuevos partidos es una incógnita.

El PP ha sido el partido más votado, pero la suya es una victoria pírrica y veremos si le sirve para formar gobierno. Ha perdido en torno a cuatro millones de votos. Paupérrimo bagaje para un partido que se precia de haber salvado a España de la debacle económica. El PSOE se mantiene como segunda fuerza, pero se deja dos millones de votos. El futuro de Pedro Sánchez es un interrogante, y puede tener lo mejor o lo peor.

El gran triunfador ha sido, sin duda, Pablo Iglesias. De la nada, las marcas bajo el paraguas de Podemos  se han encaramado hacia los 69 escaños. ¡¡Chapeau!! Tendrá la clave de importantes decisiones y desmiente las críticas interesadas que daban el proyecto del 15M por muerto. Sus denuncias del establishment político mantienen su credibilidad entre una parte nada desdeñable del electorado español.

Albert Rivera ha cosechado asimismo un excelente resultado. Habrá, sin duda, personas que consideren sus 40 escaños un fracaso, sobre todo en comparación a encuestas previas. A mi modo de ver, es una visión demasiado simplista. Ciudadanos ha pasado de cero a 40 escaños. ¡¡Enhorabuena!! Su futuro depende de ellos y disponen de una excelente plataforma.

En cuanto a Cataluña, el resultado ilumina poco sobre los días que vendrán. Debemos destacar el fracaso sin paliativos, una vez más, de Artur Mas. La formación que lidera pasa de los 16 diputados que obtuvo CiU en 2011 a ocho, según los resultados a la hora de escribir este artículo.

El gran beneficiario es ERC, pero la suma de escaños de ambos es 17, dos menos que en el 2011. La pérdida en votos es mayor. En Cataluña ha ganado Podemos, no el bloque independentista. ¿Quién lo hubiera siquiera podido sospechar hace unos años?

Mas no sólo ha perdido el norte desde un punto de vista político. En su loca carrera hacia ninguna parte se ha dejado por medio un partido que era el representante genuino y mayoritario del centro político catalán.