Sin complejos

De manera contumaz y cabezona, el estrafalario Donald Trump pretende cumplir uno de sus órdagos electorales más recurrentes: el muro

Hay muros muy famosos a lo largo de la historia: desde el muro de las lamentaciones hasta el de Berlín, caído en 1989; desde la gran muralla china hasta un clásico de las barreras como los de Troya. Los muros siempre han sido concebidos bien para la defensa o bien para forzar la ruptura, la división y la segregación.

Y ahora aparece como otra recalcitrante aportación histórica a la separación un nuevo lienzo, pared o muralla: la Trumptapia. De manera contumaz y cabezona, el estrafalario Donald Trump pretende cumplir uno de sus órdagos electorales más recurrentes.

El gueto de Varsovia

Concebido como uno de los eslóganes de su victoriosa campaña, el muro frente a la inmigración mexicana sigue siendo motivo de una discordia continuada, ahora ya convertido en grave problema interno.

Siempre pretendió el actual inquilino de la Casa Blanca que dicha barrera fuese financiada por los propios segregados y aislables mexicanos. Ahora, su coste, unos 5.000 millones de dólares, pretende solventarse con indeseadas aportaciones ciudadanas procedentes de unos 800.000 empleados públicos americanos que no están siendo remunerados.

El Gueto de Varsovia fue construido los propios judíos

Todo este capricho se sustancia en un cierre parcial del Gobierno que dura ya casi un mes y que, según el presidente, se puede prolongar “meses e incluso años”. Caprichos de gobernante resolutivo.

Otro muro también famoso, aunque no tan citado, lo supuso el que aisló en Varsovia a los judíos durante la ocupación alemana de Polonia, convirtiendo su delimitación en el conocido Gueto de Varsovia.

Es poco conocida la circunstancia histórica de que dicho muro fue construido por los propios judíos, obligados por sus exterminadores nazis, quienes les hicieron, además, sufragar su coste.

La Convención Nacional del PP es un retorno a los orígenes

Así se hace constar por parte de Raul Hilberg en su monumental “La destrucción de los judíos europeos” en una mera cita al pie de la página 267 (el coste de la obra se estimó en 1.300.000 marcos alemanes, corriendo a cargo del contratista alemán Schmidt & Münstermann su ejecución).

Bien parece que se consideró una cuestión muy menor que los propios agraviados fuesen quienes financiaran su criminal eliminación. Pues nada, manías que les entran a algunos de repetir la historia. Y el fin de esta resulta bien conocido: revuelta, resistencia de días y finalmente, destrucción del gueto, símbolo de la rebelión contra la opresora bota nazi.

Sin tutelas ni tutías

La polémica sobre las consecuencias del enroque del inquilino de la Casa Blanca coincide con un fin de semana de reformulación ideológica del Partido Popular en su Convención Nacional; tanto que incluso afectó al propio himno del partido.

Se proclama un retorno a los orígenes, coincidiendo con otro regreso al futuro protagonizado 29 años antes por José María Aznar, mentor de nuevo regenerador, Pablo Casado. Esta vuelta a lo nuclear supone enterrar el marianismo así como coquetear con el aznarismo.

Por tanto, si es un retorno a las raíces, este “rearme ideológico”, ¿es una vuelta al fraguismo? No podemos olvidar que todo este reagrupamiento, cierre de filas sobre los fundamentos, sucede merced a elementos externos que sirven de acicate y no son otros, al menos, que la irrupción de VOX y la imposibilidad de entendimiento completo con Ciudadanos.

En definitiva, que como todo cambio que se precie, necesariamente proviene de fuera, desde lo ajeno. Mal comienzo para una reconquista ideológica que se vaya a soportar en lo propio.

No se encuentra solo el PP en este trance; ahora que no se sabe bien quien pueda ser un rival, otra formación política se va a ver envuelta en redefinición. Como apunta Fernando Vallespín: “Ahora a Podemos sólo le queda un movimiento, o refundación o el abismo de la irrelevancia”. Aviso a navegantes.

En una época de revisiones y refundaciones, donde volver a las esencias de la pureza ideológica se está convirtiendo en moneda de uso habitual, acabaremos esta aportación de manera un tanto más constructiva y alentadora.

Ofreceremos una reflexión sesuda y con fundamento, sostenida con criterio y en la seriedad, vamos, que ilustraremos con un chiste: “esto son dos ovejas que van por un pedregal y comienzan a sentir las punzadas del hambre.

No ven nada comestible a su alrededor, cuestión extraña, pero una de ellas descubre un rollo de película tirada en el suelo. Ambas se deciden a dar buena cuenta de ello, dado el apuro alimenticio y en un momento que paran de mascar, una de ellas le pregunta a la otra: “¿qué tal está?” y la otra le contesta: “me gustó más el libro”.

Siempre tendrá mayor valor un pobre original que una buena copia.