Sondeos: mitos y leyendas

¿Alguna vez han tenido la sensación de que la única razón por la que tenemos elecciones es averiguar si las encuestas estaban en lo cierto?

Robert Orben

Durante una etapa de mi vida profesional le dediqué unos cuantos meses a investigar y publicar artículos sobre el papel de las encuestas en las campañas electorales, y la influencia de las mismas a través de los medios de comunicación.

Si tuviera que resumir en una frase mis conclusiones diría que los sondeos de campaña, más que una herramienta para averiguar las intenciones de voto de los electores, son un instrumento más del marketing electoral. En especial por el uso que hacen de ellos los medios de comunicación y los partidos.

El efecto sobre los votantes acostumbra a compensarse: por un lado favorece a los partidos que obtienen mejor intención de voto (ya que anima a algunos indecisos a apoyar al caballo ganador), y por otro a los menos agraciados, ya que despierta el instinto de algunos votantes de apoyar al más débil. Esos son los efectos clásicos que todos los expertos detectan en los sondeos.

Pero una encuesta bien hecha (descartemos aquellas elaboradas y cocinadas de manera espuria, cuyos efectos son difíciles de detectar) y la interpretación que de ella puedan llevar a cabo los medios que la publican, sí puede tener un efecto sobre los votantes y sobre los propios partidos, que adaptan su estrategia en función de lo que aquella indique.

Vamos a aplicar estas premisas sobre la realidad de la campaña electoral para las elecciones catalanas del 27-S.

Las encuestas que este domingo publicarán los medios (es el último fin de semana en que se pueden publicar, no realizar, encuestas, prohibición absurda donde las haya), coincidirán probablemente en los siguientes puntos:

–       La coalición de Junts pel Sí se acerca a la mayoría absoluta en escaños pero queda lejos de la mayoría en votos. Los indecisos pueden inclinarse por apoyar a esta fuerza por el efecto del voto útil, con la intención de garantizar un triunfo holgado de esta formación independentista. O bien inclinarse hacia la CUP para condicionar de manera más radical la apuesta secesionista y las políticas sociales del futuro gobierno. Pero también puede haber votantes asustados por las consecuencias inciertas de una declaración unilateral de independencia que, confiados en que los sondeos ya garantizan la victoria de la coalición de CDC y ERC, y con el objetivo de moderar la acción de un gobierno que podría depender de la CUP para gobernar, finalmente opten por votar a Unió Democrática. Con lo cual, la predicción de las encuestas se podría ver afectada, en varios sentidos, por el efecto de las propias encuestas sobre los votantes. En especial si los medios de comunicación afines a cada opción, las interpretan en función de sus intereses ideológicos y empresariales.

–       En el caso del PP y del PSC, no es probable que las encuestas vayan a influir demasiado en sus votantes, ya que ambas fuerzas parecen haber tocado fondo y mantienen un voto fiel que difícilmente se moverá. Y en todo caso lo que puede ocurrir es que algunos de esos electores opten por la abstención desmotivados ante las malas expectativas de esas dos fuerzas políticas. Y también es posible, como veremos, que se produzcan algunas fugas hacia Ciutadans.

–       En efecto, Ciutadans aspira a la segunda plaza en las elecciones y así lo constatan la mayoría de los sondeos. El efecto de los mismos puede animar a los indecisos a darles su apoyo, igual que algunos desencantados del PP y del PSOE e incluso algún posible votante de Unió, ante las dudas de que esta formación pueda obtener representación. No parece que las encuestas puedan perjudicar demasiado las expectativas de C’s, que incluso tal vez mejorará las predicciones si mantiene un discurso mucho más suave que el que tradicionalmente le caracterizaba, en especial en los temas relativos a la lengua y la cultura catalana.

–       En el caso de Unió, es evidente que los sondeos pueden perjudicar sus expectativas si sus votantes consideran que existe un riesgo razonable de obtener representación. En ese caso se podría activar de nuevo el mecanismo del voto útil, y los votos se desplazan hacia Junts pel Sí o Ciutadans. La campaña electoral, en el caso de los democristianos, se ha convertido en una partida a vida o muerte.

–       Y finalmente, la marca de Podemos e Iniciativa en estas elecciones, Catalunya Sí que es Pot, aparece con un voto consolidado en las encuestas que no creo que vaya a variar demasiado.

En resumen, los sondeos tienen influencia en los votantes, especialmente en los indecisos y abstencionistas. Los mismos colectivos a los que se dirigen las campañas, ya que las encuestas se han convertido en otra herramienta para persuadir al elector. Lo más curioso es que cuanto más influyan en los votantes, más se van a alejar de sus predicciones iniciales. Por lo que no tiene sentido evaluar su capacidad de acierto a posteriori, sino considerarlas como un instrumento más en manos de los actores políticos para conseguir un buen resultado electoral.