Agua de Valencia

Sin un Plan Hidrológico Nacional, y sin inversiones en infraestructuras hídricas por décadas, a Cataluña no le queda otra que tener que traer agua desde Valencia para no morir de sed

En 1959 el pintor Constante Gil invento el Agua de Valencia, un cóctel formado por, como no, zumo de naranja, cava, vodka y ginebra. Actualmente en el Café Madrid del magnífico Hotel Marques House en el corazón de la capital del Turia se puede seguir disfrutando de este cóctel en el mismo lugar donde se sirvió por primera vez hace 65 años.

Pero el Agua de Valencia que ahora está en boca de todos no es la del Café Madrid si no la que se va a llevar desde la desaladora de Sagunto hasta Barcelona para paliar no tanto la sequía si no la carencia de infraestructuras hidráulicas que tiene Cataluña por falta de inversión durante más de un cuarto de siglo.

La caída del Plan Hidrológico

En 2004 el Plan Hidrológico Nacional, aprobado por el gobierno Aznar, planificó una serie de obras para la captación de agua y su transporte hacia cuencas deficitarias. En caso de haberse ejecutado dicho plan la sequía que hoy afecta a Cataluña no sería motivo alguno de preocupación pero el PP perdió las elecciones y el gobierno autonómico en manos del PSC, ERC e ICV (hoy Sumar) de acuerdo con el gobierno central encabezado por Rodríguez Zapatero archivaron el Plan Hidrológico Nacional y lo substituyeron por…. ¡nada!

Veinte años más tarde Cataluña se muere de sed dado que no se han construido más que dos desaladoras en Cataluña, ningún pantano ni ninguna conexión entre cuencas.

La razón por la que el agua se trae en barco desde Valencia es porque los grupos de presión de la zona de la desembocadura del Ebro son independentistas próximos a ERC

En una situación extrema como la actual, que afectará al turismo, a la agricultura y a la industria y provocara problemas de índole social y económico cualquiera pensaría que las administraciones llevarán a cabo un ejercicio de contricción y autocrítica sobre las obras no realizadas y sus consecuencias pero lejos de eso la decisión tomada es la de seguir sin infraestructuras y traer agua en barco desde la desaladora de Sanguto (Valencia).

Agua, dinero y solidaridad

La decisión de llevar agua de Valencia a Cataluña en barco no es baladí por diversos motivos. El primero y más triste de los motivos por el cual la decisión tomada no es una más es que si fuera al contrario, y la que se muriera de sed fuera la Comunidad Valenciana desde Cataluña no permitirán que saliera ni una gota de agua de ahí.

La negativa a ser solidarios con el resto de España fue uno de los motivos para oponerse desde el gobierno catalán al Plan Hidrológico Nacional.

Traer agua en barco es tirar el dinero. Se calcula que unos 20 millones, dado que ese dispendio no deja ninguna infraestructura perenne a diferencia de si se conectara la cuenca del Ebro con la del Ter-Llobregat, que abastece Barcelona.

La razón por la que el agua se trae en barco desde Valencia es porque los grupos de presión de la zona de la desembocadura del Ebro son independentistas próximos a ERC y el gobierno catalán prefieren tirar el agua del Ebro al mar antes de enviarla a Barcelona y no digamos a Valencia. Todo para evitar manifestaciones en contra del gobierno de la Generalitat de Cataluña aunque sea a costa de morirse de sed.

Cataluña sin inversiones

Cataluña no ha realizado inversión hidráulica alguna en décadas y es, en consecuencia, deficitaria en agua. Tampoco ha invertido en lineas de alta tensión y esta dispuesta a cerrar sus dos centrales nucleares lo que también la convierte en deficitaria energéticamente, además es una de las comunidades más envecejida de España lo que hace que también precise de la solidaridad del resto de España para pagar las pensiones. Dependientes de España para el agua, la luz y sin dinero para las pensiones y encima … van pidiendo la independencia.

Cuando el actual presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, dirigía las juventudes de ERC se fotografiaba con carteles con el lema “España nos roba”, ahora no tiene inconveniente alguno en que España pague 160.000 euros al día para traer agua de su odiada España hacia Barcelona y tampoco tiene problema en depender de España. Todo antes de que sus menguantes votantes se enfaden con él.

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