Vender activos del Santander, Metrovacesa y la Sareb a la vez

Uno de los hombres de confianza al que suele acudir el presidente del Santander, Emilio Botín, cuando hay que arreglar algún desaguisado, Remigio Iglesias, acumula un nuevo cargo desde el pasado jueves. Es el consejero de la Sareb, el banco malo de España.

Como representante de la entidad privada que más capital aportará, una vez confirmada la espantada del BBVA, será una de las voces relevantes en el consejo de este engendro societario presidido por Belén Romana que el Gobierno se ha visto obligado a crear como una de las condiciones para recibir los primeros 40.000 millones de euros de rescate a las entidades financieras nacionalizadas. Una sociedad que debería vender –y con beneficios, si es posible– activos valorados en 90.000 millones de euros en los próximos tres lustros. A saber, unas 90.000 viviendas y 13 millones de metros cuadrados.

En el seno de ese consejo tendrá, por tanto, que velar por lograr el mayor beneficio posible para esos 840 millones de inversión comprometidos por el Santander –210 en capital contante y sonante y, los restantes 630, a través de deuda subordinada–. Y hacerlo, además, buscando el difícil equilibrio que supone gestionar, a la vez, inmuebles del Santander y de la inmobiliaria Metrovacesa, de la que también es consejero. Todo ello, respondiendo adecuadamente de una gestión bien diferenciada ante las tres entidades.

Desde que hace 22 años llegara al Santander procedente del Bilbao Vizcaya, Iglesias ha sido responsable máximo de la entidad cántabra en plazas como Castilla y León, Catalunya y Madrid. En 2009, ante la brutal escala de la morosidad crediticia, fue puesto al frente de la nueva área de recuperaciones desde su cargo de director general adjunto.

Cuatro años en los que, junto a Enrique García Candelas, director general y máximo responsable de la división de banca comercial, ha centrado sus esfuerzos en hacer todo lo posible para que cada vez fueran más los activos que salen que los que entran. Entre estos, la sorprendente compensación de hasta el 1% del valor de cada piso que, desde el pasado febrero, percibe cada empleado de una sucursal que logre vender una vivienda.

Los incentivos a los empleados venían a cambiar la estrategia que se seguía hasta entonces, la de retener la concesión de créditos para compra de viviendas para no aumentar el balance. Una decisión que se tomó por la entrada en vigor de la primera reforma financiera del Gobierno presidido por Mariano Rajoy, que incrementaba notablemente las provisiones a aportar por los créditos fallidos.

Cuatro años al frente del área de recuperaciones en los que la exposición inmobiliaria del Santander se ha reducido el 37,5%. Gracias, sobre todo, a la disminución del crédito promotor de 37.700 millones a los esperados algo menos de 18.000 millones que se prevén cuando termine el ejercicio dentro de dos semanas.

Mejoría, no obstante, lastrada por la pésima evolución de la situación económica tras el estallido de la burbuja, causa de que los activos adjudicados de la entidad hayan aumentado el 74%, de 4.765 a 8.277 millones de euros. Está por ver si se confirma el cambio de tendencia registrado a mediados del presente año cuando empezó a reducirse el stock.

Por si este ingente volumen de activos del Santander y de la Sareb no fuera suficiente, la entidad financiera también colocó a Remigio Iglesias, en mayo de 2011, como consejero y miembro de la comisión ejecutiva de Metrovacesa tras la toma de control de la inmobiliaria por parte de los bancos. Una de las grandes promotoras, en la que el Santander controla casi el 35% de su capital, venida a menos, como el resto de empresas del sector, y pillada, en medio de esta crisis, con más de 5.100 millones de deuda financiera. No es que parezcan imposibles de rebajar, sino que van en aumento por los costes que acarrea.