¡Viva el Rey!

Uno de los objetivos fundacionales de Podemos es derribar la Monarquía, y la deriva del PSOE corre el riesgo de convertir esa utopía en realidad

España, por desgracia, padece la izquierda más sectaria y radical de Europa. El surgimiento y auge de Podemos y la absoluta falta de escrúpulos por parte de Pedro Sánchez a la hora de cruzar todos los límites necesarios con tal de ejercer el poder están dando como resultado la crisis institucional más grave y profunda de la democracia.

Lo que está en juego en estos tiempos no sólo es la salud y la economía, sino el sólido marco de derechos y libertades que garantiza la Constitución. Si ese dique se rompe, el retroceso que sufrirá el país no tendrá freno.

Cuando Sánchez pactó con los comunistas la formación de un gobierno de coalición, muchos se llevaron las manos a la cabeza, y con razón, conscientes de que la entrada de los antisistema podría poner en riesgo el orden democrático. Con lo que no contaban, sin embargo, es con la complicidad del PSOE para derribar el sistema, tal y como sucedió durante la República. Parece que la historia se repite, una vez más.

El mayor ejemplo de este ataque es la campaña orquestada contra la figura del Rey. Los desplantes y desaires que ha protagonizado Sánchez hacia Felipe VI han sido de lo más variado, pero, hasta ahora, no habían dejado de ser gestos más o menos relevantes del menosprecio que profesa el presidente del Gobierno hacia la Corona, ya que su altanería y desmedida ambición por el poder le impiden aceptar la existencia de una institución superior al cargo que ostenta.

Sin embargo, Sánchez volvió a traspasar una línea roja, una más, la semana pasada, cuando el Gobierno vetó la presencia del monarca en el acto de entrega de despachos a la nueva promoción de jueces que tuvo lugar en Barcelona, cuya asistencia se viene produciendo desde hace 20 años.

No es una mera anécdota, sino un peligroso punto de inflexión. La excusa que blandió el Ejecutivo para justificar semejante atropello, la supuesta imposibilidad de garantizar la seguridad del Rey, es un insulto a la inteligencia y al sentido común, un despropósito que se suma a la larga lista de mentiras y engaños de Sánchez.

El Rey es mucho más que la Jefatura del Estado

Las causas son otras muy distintas, desde evitar su presencia en Barcelona el mismo día en que se esperaba la sentencia del Tribunal Supremo sobre la inhabilitación por desobediencia del presidente catalán, Quim Torra, hasta una nueva cesión a las exigencias de sus socios independentistas, pero, sea cual fuere, el argumento de la seguridad es una broma de mal gusto.

Por otro lado, la posterior llamada del Rey al presidente del Poder Judicial, Carlos Lesmes, para transmitirle, sencillamente, que le habría gustado acudir al acto no deja de ser un lógico y hasta obligado gesto de cortesía por parte del monarca, sin que, en ningún caso, pueda ser interpretado como una crítica a la decisión del Gobierno.

Pero Podemos y el propio PSOE no dudaron en aprovechar la ocasión para atacar con mayor dureza su figura y autoridad, con el consiguiente choque institucional que se ha generado en los últimos días.

Uno de los objetivos fundacionales de Podemos es derribar la Monarquía, pero la deriva que ha iniciado el socialismo patrio bajo la dirección de Sánchez corre el riesgo de convertir esa utopía en realidad por primera vez en democracia a poco que la convulsa situación política, económica y social se agrave. Los españoles deberían ser muy conscientes de lo que se juegan realmente con este peligroso debate, consistente en cuestionar la continuidad de dicha institución.

El Rey es mucho más que la Jefatura del Estado, ya que, gracias a su inherente neutralidad política, es quien garantiza, en última instancia, el cumplimiento de la Constitución y, por tanto, la democracia, el estado de derecho y la tan necesaria división de poderes. De ahí que el “¡viva al Rey!” lanzado por los jueces durante el acto de Barcelona signifique mucho más que una simple loa a Felipe VI.

Al igual que el terrorismo etarra ansiaba la independencia del País Vasco para imponer su particular dictadura del proletariado, Podemos sueña con el fin de la Corona para instaurar de nuevo su soñada República socialista. Lo trágico es que el PSOE contribuya mínimamente a dicho plan, cuyo objetivo no es otro que enterrar la exitosa y fructífera transición española.