Yolanda Díaz arrastra a Pedro Sánchez al barro

Yolanda Díaz es una líder fake a la que se acumulan las malas noticias. Sumar, más que un partido político, es un ‘pachtwork’ que se está deshilachando

Sumar fue una operación de marketing auspiciada desde la Moncloa con el objetivo de evitar el hundimiento de la extrema izquierda. No fue un acto altruista, el PSOE necesitaba frenar la caída de su izquierda si quería permanecer en Moncloa y el dúo líder de Podemos formado por Pablo Iglesias e Irene Montero estaba más que amortizado. Yolanda Díaz ofrecía un perfil menos arisco, pero en Ferraz pronto descubrieron que detrás de la fachada no había nada.

El primer aviso llego en las generales de julio en las que Sumar perdió cuatro escaños, luego vinieron las primeras muestras de debilidad interna y falta de liderazgo que se concretaron con la fuga de los diputados de Podemos al grupo mixto.

Esa salida sentó mal a Pedro Sánchez dado que le obligaba a añadir un nuevo actor en su ya difícil política de equilibrios entre sus siete socios. La no ratificación de los decretos que dependían del ministerio de Díaz por la incapacidad de la vicepresidenta segunda de acordar nada con Podemos hizo más grande la trinchera, pero la caída de Díaz a los infiernos no había terminado, todo lo contrario, estaba en su inicio.

Las elecciones gallegas y el choque con los Comunes

Las elecciones gallegas fueron un varapalo para Díaz que no consiguió un solo escaño en su Galicia natal a pesar de que sacrificio a su portavoz parlamentaria a la que mando a estrellarse contra los peñascos de alguna ría.

Pero la ruptura, casi definitiva, entre Sánchez y Díaz vino cuando los Comunes de Ada Colau, que forman parte de la rojosfera de Sumar, decidieron, a pesar de las suplicas de Díaz y Urtasun, no aprobar las cuentas de la Generalitat encabezada por ERC y provocaron un adelante electoral en Cataluña que deja a Sánchez muy tocado y con el contador hacía las próximas generales en marcha mucho antes de lo que el presidente del gobierno hubiera querido.

La caída del gobierno de Pere Aragonés pilló con el pie cambiado a Sánchez y el resultado de las elecciones catalanas amenaza la legislatura. Rota cualquier relación entre Sánchez y Díaz el descabello ha venido al negarse Colau a dar su apoyo a las cuentas del alcalde socialista de Barcelona, Jaume Collboni. De las carantoñas del debate electoral televisado, al que no asistió Feijóo, hemos pasado a no darse ni los buenos días.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo Yolanda Díaz. Foto EFE/ Francisco Guasco

Un pachtwork político más que un partido

Yolanda Díaz es una líder fake a la que se acumulan las malas noticias. Sumar más que un partido político es un pachtwork que se está deshilachando. Su pata Balear, el partido pancatalanista Més, ha desertado y se ha pasado a la coalición que forman ERC, Bildu y el BNG, lo mejor de cada casa. En la Comunidad Valenciana Compromís también amenaza con abandonar el barco de Díaz si no se le garantiza un escaño de salida en la cámara de Estrasburgo y el Cataluña la pata catalana de Montero e Iglesias, Podem, ha anunciado que no se presenta a las elecciones.

Sumar fue una operación de marketing auspiciada desde la Moncloa con el objetivo de evitar el hundimiento de la extrema izquierda

Las elecciones vascas no se presentan mejor para Díaz. Podemos llegó a ganar las elecciones generales de 2016 en el País Vasco y actualmente cuenta con 6 escaños en la cámara de Vitoria, pero las encuestas les dan un solitario diputado en las elecciones del próximo mes de abril que podrían llegar a perderse tal como sucedió en Galicia.

Sin necesidad de Díaz

Los que en su día participaron con entusiasmo del proyecto de Díaz presentado en Magariños como Más Madrid, Comuns, Compromís, etc… han comprendido que es más rentable tratar directamente con Sánchez y que no tienen ninguna necesidad de que Díaz les represente.

Fue un 15 de marzo de 2021 cuando Iglesias nombro, vía dedazo, a Díaz como sucesora, eso le dio el poder orgánico pero ha sido incapaz de ganarse el liderazgo real, amortizada ya por Moncloa solo falta saber la fecha de su caída… y si con ella arrastrará a Sánchez.

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